22 diciembre 2006

San Antonio y Las Flores del Río Mayo (San Martín)

Caseríos de San Antonio y Las Flores del Río Mayo (San Martín). Proyecto de instalación de agua potable.
Las localidades rurales de San Antonio y Las Flores se encuentran ubicadas en el distrito y provincia de Lamas, en el departamento de San Martín, a la margen izquierda del río Mayo, a 22 km. de la ciudad de Tarapoto en el tramo Tarapoto-Moyobamba de la Carretera Marginal. La población actual se estima en 120 moradores para Las Flores y 580 para San Antonio. Las Flores cuenta con una población mayoritariamente de ascendencia nativa (Kechuas-lamas) y una minoría mestiza; San Antonio tiene una población mayoritariamente mestiza y una minoría indígena.
Ambos caseríos tienen una larga tradición organizativa y de trabajo comunitario. Siendo localidades ribereñas donde la mayor parte de los agricultores tiene sus terrenos agrícolas a la banda del río Mayo, debieron organizarse desde hace más de 40 años en Comités de Vado para cruzar diariamente el río, para ir a sus faenas y transportar sus productos. En estos comités, los varones de ambas comunidades se organizaban en grupos para brindar gratuitamente y en forma diaria (turnos de mañana y tarde) el servicio de vado (transporte de gente en canoa de una banda a otra del río).

En estos comités, la población ganó experiencia y disciplina para el trabajo de grupo; además está la experiencia organizativa de los comités de productores de maíz, los frentes de defensa, clubes de madres, clubes deportivos, entre otros. La comunidad intenta que los cargos dirigenciales sean rotatorios, para evitar sobrecargar a sólo algunos con las responsabilidades.
El proyecto de agua potable fue exitoso en términos de eficiencia, pues logró ir más allá del diseño original que contempló la construcción de piletas, para llegar a realizar conexiones domiciliarias a todas las familias de ambas comunidades. A seis años de la construcción y entrega a la población, el sistema de agua se encuentra funcionando. La clave del éxito parece estar en la intervención de un agente externo, la ONG CEDISA (Centro de Desarrollo e Investigación de la Selva Alta), que promovió el proyecto y luego fue inspector de la obra. CEDISA empezó a intervenir en varias comunidades de la cuenca del Bajo Mayo desde 1992, meses antes del inicio de operaciones de FONCODES en la región. Para entonces había desarrollado una línea de trabajo de apoyo a comunidades rurales en la construcción de pequeñas obras de infraestructura, como sistemas de abastecimiento de agua y letrinas, experiencia que luego la volcaría en proyectos financiados por FONCODES en diferentes ámbitos de la Región San Martín.
En 1993 CEDISA empezó a ejecutar proyectos de desarrollo rural en la cuenca del Bajo Mayo, dirigidos a beneficiar a un conjunto de 11 comunidades que presentaban problemas similares en los ámbitos económico, social y ambiental. Como parte de la estrategia de ejecución del proyecto, CEDISA propuso en cada comunidad la formación de Comités Comunales de Desarrollo. Así, se formaron esos comités en San Antonio y Las Flores. Al aparecer FONCODES, es CEDISA la que propuso la presentación del proyecto del sistema de agua potable para las comunidades de San Antonio y Las Flores. El presidente del Comité de Desarrollo Comunal de San Antonio llegó a ser tesorero del núcleo ejecutor del proyecto Puente Peatonal de San Antonio, en 1994, segunda obra financiada por FONCODES en San Antonio, terminado en 1996. De igual manera, dos beneficiarios del Comité de Las Flores formaron parte del núcleo ejecutor del proyecto de agua potable compartido con San Antonio, en los cargos de secretario y vocal. Puede verse que la experiencia previa de participación favoreció a ésta posteriormente, ya con la intervención de FONCODES.
En cuanto a la elección de los cargos del núcleo ejecutor de la obra del agua potable, los criterios utilizados por la población fueron básicamente tener experiencia en cargos dirigenciales, nivel de instrucción, ser respetado y tener la confianza de la población, trato, desenvolvimiento en cuanto a relaciones personales. El presidente, Juanito Lozano era un pequeño agricultor que había sido autoridad comunal, había vivido varios años fuera de su pueblo, y tenía experiencia en diversos trabajos realizados en la costa; era además miembro del Comité de Desarrollo de San Antonio. El tesorero, Gustavo Vargas, era un pequeño comerciante que había sido tesorero de la APAFA, dirigente del frente de defensa de Las Flores, y tenía imagen de persona seria y responsable en ambas comunidades. El secretario, José Benzaquen era un pequeño agricultor y comerciante, que además desempeñaba en ese momento el cargo de agente municipal de San Antonio. El vocal, Segundo Tuanama, era un agricultor joven que desempeñaba el cargo de teniente gobernador de Las Flores, y participaba por primera vez en una experiencia de este tipo. En la composición puede advertirse a personas con cierto nivel social dentro de su comunidad, experiencia dirigencial o de vida, nivel de instrucción superior al promedio, y buen nivel de representatividad. Debe advertirse que todos los miembros del núcleo sólo presentan educación primaria completa.
Aunque ambas comunidades son pequeñas, no se ha observado que los cargos dirigenciales sean asumidos siempre por las mismas personas o grupo de líderes. En San Antonio es más visible la existencia de grupos con influencia en la comunidad, que están unidos por relaciones familiares o económicas; son los grupos de donde salen las personas que ocupan los cargos de agente municipal, teniente gobernador y juez de paz. Es más, el desempeño de tareas dirigenciales aparece como una carga, antes que como una ventaja. Así, en las primeras semanas de ejecución del proyecto se estableció la necesidad de brindar un estímulo a los miembros del núcleo ejecutor, a fin de compensar el tiempo que debían dedicar a las obras y gestiones ante FONCODES, y así no perjudicar su economía familiar. Por acuerdo de ambas comunidades, se decidió que al presidente y tesorero del núcleo ejecutor se les diera trabajo en el proyecto como obreros estables, y un apoyo adicional para cubrir los gastos de gestión, pues el presupuesto asignado por FONCODES para estos fines era muy exiguo. Por ello es que se busca que las responsabilidades sean rotatorias.
En cuanto a la participación en general, aparecen claramente ámbitos diferenciados. La participación fue exitosa y generalizada, y en esto tiene que ver el carácter de bienes públicos de las obras ejecutadas (agua potable, puente peatonal). Durante la ejecución del proyecto, se estableció una dinámica fuerte de colaboración entre el núcleo ejecutor y el inspector, y entre ambos como co-ejecutores tomaron directamente las decisiones operativas importantes que no podían ser consultadas siempre a la población, por la imposibilidad hacer asambleas en forma permanente. El núcleo ejecutor fue el puente entre los actores externos, las autoridades y la población. Sin embargo, por la naturaleza del proyecto, que escapa a la experiencia administrativa y de gestión de las autoridades y miembros del núcleo ejecutor, fue el inspector el que marcó nítidamente el ritmo del proceso; ello porque cuenta con el conocimiento técnico y la experiencia, la información para la toma de decisiones. Un resultado eficiente de los proyectos depende mucho del tipo de relación que se establece entre estos actores, y su correspondencia con las prioridades establecidas por la comunidad.
(Fuente: Los tres principios de la participación: involucramiento colectivo, intermediación y pluralismo. Participación popular en las políticas sociales y los grados de complejidad social - Documento de Trabajo autor Martín Tanaka, Instituto de Estudios Peruanos. Octubre de 2000)

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