01 junio 2010

La antigua ciudad de Armatambo (Lima)

La antigua ciudad de Armatambo se encuentra ubicada en la margen izquierda del cono deyectivo del río Rimac. Se asienta en la ladera oriental del promontorio denominado Morro Solar, el mismo que se encuentra en el distrito de Chorrillos, al sur de la ciudad de Lima. Este macizo rocoso se caracteriza por ubicarse inmediatamente al pie del mar, y dar continuidad a la geomorfología de la bahía de Chorrillos, la que se inicia en La Punta y culmina al pie de este macizo. La geomorfología del Morro Solar es rocosa y accidentada, dando origen a las playas de La Herradura y La Chira, y en su punto más alto alcanza una altura de 281 m.s.n.m. con una extensión aproximada de 7,48 km2, que corre de Norte a Sur, paralelo al litoral.
La ladera oriental del Morro Solar presenta, en su parte baja, una inclinación que va de suave a moderada, caracterizada por la presencia de suelos formados en la Era Terciaria y cubiertos por depósitos no consolidados del Cuaternario (Fernandez, 1958: 17). Estos suelos son de tres tipos: de origen aluvial, como los observados en las terrazas del Salto del Fraile y La Herradura. Son producto de factores eólicos las playas arenosas de Villa y Conchán, y los de origen fluvial, que son de elementos pocos disgregados que forman parte del abanico aluvial del río Rimac.
Inmediatamente al sur como al este del Morro Solar, anteriormente se podían apreciar bosques y humedales, ricos en fauna silvestre propia de estos ecosistemas. Hoy solo perduran los humedales de “Pantanos de Villa” por tratarse de una zona ecológica protegida por las leyes peruanas. En esta parte de Lima se pueden identificar cuatro grandes grupos de zonas de vida: biocenosis marinas cercanas a la tierra; de transición entre el mar y la tierra; terrestres cercanas al mar y antropocenosis, las que reunidas configuraron un territorio muy rico para establecer un asentamiento complejo como lo fue Armatambo; demás está decir de su ubicación estratégica en esta parte del litoral de Lima. Armatambo se asentó protegido de las brisas y nubosidades provenientes del mar, aprovechando la topografía inclinada del terreno que le permitió ser un asentamiento orientado hacia las zonas agrícolas (al este), visualmente ligado a la ciudad de Pachacamac y a inmediaciones de una caleta de pescadores, caracterizada por sus aguas apacibles y de fácil desembarco, que fue muy utilizada por los naturales (Cobo, 1882[1639]; Rostworowski, 1977: 220), lo que hizo de Armatambo el natural puerto de Pachacamac.
ESTADO ACTUAL DE ARMATAMBO
En la actualidad, el avanzado proceso de consolidación urbano acaecido en las laderas del Morro Solar ha modificado de gran manera las estructuras arqueológicas visibles en Armatambo. Así muchas estructuras han cedido su ubicación a las casas de los actuales moradores, quedando algunas de ellas totalmente sepultadas, mientras que de otras permanecen únicamente las bases estructurales. De otro lado, han sobrevivido de pie únicamente los complejos o edificios arquitectónicos de mayor volumen, que identificamos como huacas aisladas dentro de la nueva trama urbana que se le superpone (Bueno, 1978). Uno de estos espacios es la Huaca San Pedro y sus alrededores, que ha sido motivo de nuestras últimas investigaciones desde enero de 2003 hasta marzo de 2004, donde la evidencia arqueológica recuperada nos ha permitido definir de mejor manera los patrones arquitectónicos, las prácticas mortuorias y las características y cronología de la cerámica Ychsma. Los otros monumentos aún visibles corresponden a la Huaca Los Laureles, Marcavilca, Cruz de Armatambo, Ministerio de Salud y Virgen del Morro.
LA CIUDAD DE ARMATAMBO
Armatambo, hoy identificada como la “Zona Arqueológica e Histórica Armatambo-Morro Solar”, hacia el siglo XV de nuestra era, fue la sede principal del curacazgo de Sulco o Surco (Bandelier, 1970; Hyslop & Mujica, 1992 ) que, bajo la supremacía de la antigua ciudad-santuario de Pachacamac, se constituyó en uno de los más importantes centros urbanos de la cultura Ychsma (Rostworowski, 1978: 56).
Cultura que administró las cuencas bajas de los ríos Rímac y Lurín, así como el litoral próximo, donde se ubican las islas San Lorenzo y Pachacamac. El curacazgo de Sulco o Surco, comprendía lo que hoy son los distritos de Chorrillos, Barranco, Surco, Surquillo y parte de Miraflores (Rostworowski, 1978: 57; Varón, 1997: 443); era regado por las aguas del canal o “río Surco”, cuya toma se iniciaba en el fundo Salinas y terminaba en la hacienda Villa (Cerdán y Pontero, 1901[1793]), siendo además el más importante del valle bajo del Rímac (Díaz & Vallejo, 2003b: 358). De otro lado, una referencia de la importancia de Armatambo la realiza Cobo (1882[1639] ), quien describe a Armatambo como un lugar con mucha población, donde las casas de los caciques poseían paredes pintadas, y contaba con una huaca y edificaciones bien conservadas. Además menciona que como zona de residencia de sus gobernantes poseía una población que vivía en sus alrededores.
Durante los años trabajados por nosotros en este importante sitio arqueológico, hemos podido observar que la construcción de esta ciudad durante el periodo Ychsma, se realizó modificando la topografía en declive del suelo, lo que se consiguió mediante la preparación de terrazas al nivelar y remover grandes volúmenes y extensiones de terreno. Posteriormente, sobre estos espacios, se erigieron grandes edificaciones, que permanentemente fueron motivo de remodelaciones y transformaciones arquitectónicas, realzando la monumentalidad de Armatambo, acorde con su importancia desde su fundación Ychsma hasta el apogeo incaico.
La ciudad se emplazaba en un eje aproximado de Norte a Sur, y estaba organizada en sectores o “barrios”, los que se pueden definir como conjuntos arquitectónicos diferenciados, que se articulaban entre sí mediante un camino principal (eje Norte–Sur), caminos secundarios y pasajes. Al parecer, estos conjuntos habrían tenido funciones de carácter residencial, administrativo y religioso que, en la actualidad, no podemos precisar por la desaparición casi total de los vestigios arqueológicos. Dentro de estos sectores, a modo de reutilizaciones del período Inca, hemos podido verificar la existencia de zonas de cementerio.
En Armatambo sobresale la presencia de algunas pirámides con rampa (de ahora en adelante: PCR) de tamaño variable, las que mayormente se concentraban hacia el lado norte de la ciudad, presentando un eje de orientación general Este–Oeste. Hoy en día las únicas estructuras de este tipo que todavía subsisten son Marcavilca y la PCR (SP1-Ar) de la Huaca San Pedro (Díaz & Vallejo, 2003a: 51 – 54).
LA ARQUITECTURA EN ARMATAMBO
A partir de nuestras investigaciones (Díaz, 1998; 2000; 2004) hemos podido constatar que tanto los materiales constructivos como las técnicas arquitectónicas atribuibles a los periodos Ychsma e Inca en Armatambo, son claramente diferenciables y superpuestas entre sí. Así es observable la superposición de los adobes rectangulares sobre el tapial, lo que en correspondencia con otros elementos culturales asociados, nos ha permitido definir claramente la relación de cada una de estas técnicas con el periodo Ychsma o Inca respectivamente.
La arquitectura Ychsma utiliza el tapial de manera recurrente, el cual se empleaba en las grandes edificaciones, recintos ortogonales y pasajes de circulación interurbana.
En la unidad de excavación “P”, ubicada en la parte central de Armatambo (Díaz, 2004, vol I: 67-78), fue evidente la posición cronoestratigráfica del tapial, asociado a cerámica Ychsma, y subyacente al adobe rectangular de tipo Inca.
En esta unidad se descubrió un pasaje con rampa incorporada de más de 12 m de largo por 2,30 m de ancho, alineado en eje Norte-Sur. Esta pasaje está definido por dos gruesos muros de tapial de 1 m de ancho en promedio, por 3,60 m a 3,70 m de alto, cuyas bases fueron levantadas en zanjas poco profundas y directamente excavadas sobre los estratos naturales. La construcción de estos tapiales se realizó mediante el acondicionamiento inicial de adobes achatados, de bordes descuadrados y con una sola superficie alisada, los que fueron dispuestos horizontalmente en doble hilera y unidos con argamasa de barro. Sobre estos se asentó una cama de barro de 20 cm de espesor, siguiendo la técnica de construcción de los tapiales. Luego de esa cama de barro de 20 cm se puso nuevamente una línea de adobes achatados de las mismas medidas, los que otra vez fueron cubiertos por otra capa de barro de 32 cm de espesor, y al último se volvió a poner otra línea de adobes. Estos tapiales muestran en su superficie huellas de improntas de cañas, indicando que la caja que los contenía fue hecha con cañas dispuestas de manera vertical. Estos adobes tenían 40 cm de largo, 8 cm de alto y un espesor no precisado ya que se encontraban dentro del muro. Luego de esta primera porción del muro, que alcanza una altura de 90 cm, se superponen más camas de barro que marcan notorias líneas horizontales, donde no se aprecian más adobes achatados.
El empleo de esta técnica constructiva también ha sido observado en algunas estructuras de la parte central de la Huaca San Pedro y en las unidades “O” y “X-3”, ubicadas en otras zonas de la Huaca (Díaz, 2004, vol. I). En este punto es interesante notar la presencia de este tipo de adobes en el Templo Pintado (Muelle & Wells, 1939: 274) en Pachacamac, indicándose que estos adobes fueron hechos con gaberas de madera, los que llevaban impresos huellas de dedos y que en promedio tenían 7 x 27 x 45 cm. Además, esta técnica y este tipo de adobes están presentes en otros sectores de Armatambo, como por ejemplo en la Huaca Cruz de Armatambo (frontis y plataforma sur), Huaca Los Laureles (restos de muros en el lado oeste). En una revisión más detallada de los elementos arquitectónicos de Pachacamac, también se evidencia la presencia de este tipo de adobe, empleado no solo en asociación con los tapiales, sino conformando grandes edificaciones que emplean muros conformados exclusivamente con estos adobes achatados. Es interesante notar que, en general, las medidas de estos adobes suelen ser de 0,40 cm de largo x 0,10 cm de espesor x 0,26 cm de ancho, aunque también hay adobes de 0,42 cm de largo x 0,10 cm de espesor. La temporalidad de estos adobes y de estas técnicas constructivas se relaciona también con el periodo Medio y probablemente el periodo Temprano de desarrollo de la sociedad Ychsma; pues en el sector comprendido al este del montículo Urpayhuachac, junto al cementerio III de Uhle (1903: plano general), se asocian estas estructuras con material cerámico de superficie perteneciente al Ychsma Temprano. En la Calle Este-Oeste de Pachacamac, próximo al cruce con la Calle Norte–Sur, se aprecia la superposición horizontal de un muro de adobes rectangulares grandes, que cubre un muro más antiguo confeccionado con adobes achatados.
En Armatambo, los recintos definidos por estos tapiales suelen ser de planta ortogonal, de tamaño pequeño (3 m en promedio) y tamaño mediano (5 m en promedio). En algunos casos también se han encontrado evidencias de pisos enlucidos en los recintos más elaborados. En términos generales la posición de los tapiales siempre es vertical y con escasa cimentación.
En cuanto a la arquitectura de la época Inca, la técnica constructiva cambia radicalmente, ya que se emplearán los adobes de manera frecuente en vez del tapial. Estos adobes son de forma rectangular “tipo Inca” (Tello, 1999a: 37) o paralelepípedos.
Es resaltante notar que, en términos generales, los adobes rectangulares no son de un tamaño regular, pues lo que predomina son los adobes de tamaños variados, aunque la altura promedio puede fluctuar entre los 12 cm y 25 cm. Las improntas en estos adobes son observadas por el lado superior, donde se pueden encontrar huellas de manos o de algún animal doméstico (como un perro), demostrando que esa es la superficie que estuvo totalmente expuesta dentro de la gavera. Los adobes Inca emplean algunas inclusiones en la mezcla arcillosa, como pequeñas piedras, fragmentos de moluscos o pedazos de cerámica en pequeñas proporciones. Las edificaciones construidas con estos adobes corresponden a PCR, como la de la Huaca San Pedro o recintos rectangulares como el Recinto con Pintura Mural de la unidad “O”.
LOS OBJETOS SUNTUARIOS
En Armatambo uno de los elementos suntuarios más representativo y de valor cronológico es el mullu (Spondylus princeps), ya que nos permite establecer la presencia del Estado incaico en la región Ychsma, debido a que su presencia es diferencial durante los periodos Intermedio Tardío e Inca. El mullu suele ser abundante en los contextos funerarios y de otros tipos durante el periodo Inca, mientras que su presencia es mínima o inexistente en los ajuares funerarios Ychsma. Creemos que esto responde a una fuerte limitación en cuanto a la disponibilidad del mullu para las diferentes prácticas sociales de la población local, quedando su acceso restringido únicamente a las clases gobernantes.
La poca presencia del mullu durante el Intermedio Tardío en Armatambo, y en la región Ychsma en general, evidenciaría escasos niveles de intercambio con la costa norte. Luego de que la Costa Central fuera conquistada por el Estado Inca se dinamizó la circulación de este bien, permitiendo el ingresó de grandes volúmenes de este bivalvo a la región de Lima, logrando que la población tenga mayor acceso a este.
Los escasos niveles de intercambio percibidos en Armatambo durante el Intermedio Tardío, no solo se expresa en la popularidad del mullu, sino que también se observa con los metales, con los pigmentos y con otros moluscos (Conus sp y Ostrea sp) propios de las aguas cálidas. Esto estaría manifestando bajos niveles de intercambio con grupos sociales extrarregionales, lo que reforzaría la percepción de que el culto muy extendido de Pachacamac haya sido una creación incaica y no de origen local.
La gran presencia de mullu, conus y ostras en los registros arqueológicos de Armatambo se da durante la ocupación Inca y, al parecer, debe estar respondiendo a la eficaz red de comercio y/o tributación desplegada por la administración imperial Inca luego de anexar los pueblos de la región norte del Perú y del Ecuador, logrando con esta red, que productos suntuarios diversos llegaran de manera permanente a distintas partes del imperio como Pachacamac. En esta red de manejo administrativo y circulación de bienes creemos que Armatambo jugó un rol geopolítico importante, ya que era el puerto más cercano al Santuario que podía ser utilizado por embarcaciones de mayor tamaño.
Además, debemos tener en cuenta que Armatambo se vinculaba a Pachacamac por medio del “Camino de los Llanos”, el que atravesaba la ciudad de norte a sur. Estas condiciones geográficas particulares, al parecer, le dieron a Armatambo un mayor status económico y social durante la época incaica, constituyéndose en un foco de crecimiento para una clase social de mercaderes locales que alcanzaron una elevada posición económica, dentro del nuevo tejido social incaico.
CONCLUSIONES
De acuerdo con nuestras investigaciones en Armatambo, y complementadas con los trabajos también realizados en La Rinconada, podemos afirmar que los Ychsma durante el Intermedio Tardío se configuran como una formación social restringida a las cuencas bajas de los ríos L urín y Rímac, además de ocupar la zona de Chilca, área de litoral. Durante esta época, la ubicación de Armatambo debe haber respondido a su proximidad a la bahía, hoy conocida como de Chorrillos, cuyas aguas tranquilas fueron punto de acceso a los recursos alimenticios (caza de mamíferos marinos, pesca, etc.) que proveía el mar. De otro lado, la diversidad de recursos de playa arenosa, playa rocosa y humedales de la zona favorecieron grandemente su ubicación, sin olvidar los campos agrícolas que se extendían en sus faldas, alimentados por el canal de Surco o “Sulco”.
En la concepción de su ubicación se escogió y aprovechó la falda del Morro Solar que permitía tener una relación visual con la ciudad de Pachacamac, sumado al hecho de encontrarse resguardada de los vientos y neblinas provenientes del mar.
La arquitectura local, manifiesta en la utilización de tapiales con adobes achatados en su interior, definía varios espacios ortogonales abiertos, algunos poseyendo banquetas, los que se articularían entre sí mediante el uso de pasadizos con rampas. No es posible para nosotros tener aún una idea clara de la configuración urbana de Armatambo en esa época, pero es probable que el sector de PCR observado en las fotos aéreas (SAN 1943) se haya comenzado a construir en este periodo, tal vez concentrando la arquitectura monumental hacia la porción norte de la ciudad.
En cuanto a las costumbres funerarias pre incas, estas evidencian simplicidad en el tratamiento de los individuos y escasa presencia de productos extrarregionales (metales, moluscos exóticos del norte). Por ello, no se aprecia mayor diferenciación de status o diferenciación social en las actividades realizadas a través de los ajuares externos asociados. Sin embargo, son apreciables los pocos casos que evidencian jerarquía y poder como es el caso particular del contexto de los báculos y el contexto funerario complejo identificado en “22 de Octubre”.
La escasa presencia de productos suntuarios obtenidos mediante la actividad del comercio a larga distancia, nos configurarían una sociedad circunscrita a resolver su existencia principalmente con los recursos obtenidos en su espacio territorial, aunque eventualmente accedía a algunos productos suntuarios exóticos, los que eran empleados en las prácticas rituales. Obviamente, este panorama se podrá ampliar luego de analizados otros elementos asociados que por ahora no contamos. En todo caso, todo pareciera indicar que los Ychsma estarían resolviendo mayoritariamente su distintas necesidades mediante la obtención de recursos de los valles o regiones más próximos.
Sin embargo, la situación en la región Ychsma cambiará radicalmente durante la ocupación Inca. Los cambios son muy perceptibles en la arquitectura, ya que se introducirá la utilización de los adobes rectangulares del tipo Inca. Creemos que esta nueva adopción responde a la forma y necesidades urbanísticas de la administración incaica, creando la posibilidad de construir estructuras variadas, con muros más delgados y menos masivos. Es claro que la utilización de tapiales no podría facilitar la edificación de espacios reducidos y diversificados con poco esfuerzo y menor traslado de materia prima.
Es así que se continuará construyendo las PCR (SP1- Ar) propias de la región Ychsma, empleando esta innovación arquitectónica incaica. En cuanto a la distribución urbanística de Armatambo, es claro que se definen sectores o barrios, articulados entre sí por medio de un camino principal que cruza la ciudad de Norte a Sur, del cual se desprendían los caminos secundarios, algunos de ellos construidos durante el periodo Ychsma (Unidad P) y posteriormente reutilizados por los incas. Asimismo, hacia el sur de la ciudad se habrían ido construyendo de manera aislada y separadas algunas PCR menores como la excavada por nosotros en la zona de San Pedro.
En cuanto a las prácticas funerarias, es evidente que las convenciones de su patrón, el hoyo de planta circular excavado en el suelo, el tratamiento del individuo enfardelado, la posición central del mismo dentro de la cista y la disposición del ajuar funerario frente al individuo, se mantienen y no cambian. Lo que cambia es la riqueza de los ajuares funerarios, acrecentados por la presencia masiva de productos exóticos, sobre todo provenientes de la costa norte. Cambia además la complejidad del tratamiento externo del fardo y la mayor presencia de vasijas decoradas y modeladas, como el tipo “cara-gollete” identificado en Puerto Viejo (Bonavía, 1959). Contemporáneamente, se observará la presencia de contextos funerarios de planta rectangular, como el C.F. 24 (Díaz & Vallejo, 2003b: 370) con adobes reutilizados, atribuibles a la elite local vinculada a la administración incaica.
De acuerdo a las evidencias arqueológicas presentadas, se puede afirmar que el periodo Inca en Armatambo y La Rinconada demuestra una incorporación vertical paulatina de nuevos elementos culturales y no de una suplantación de los mismos. Esta es la manera que permite explicar la continuidad de la tradición cultural Ychsma, que subsiste a pesar de su anexión al estado imperial incaico.
Fuente: ARMATAMBO Y LA SOCIEDAD YCHSMA autor Luisa E. DÍAZ ARRIOLA
Directora del Proyecto Arqueológico Armatambo.
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Les escribo buscando ayuda urgentemente, vivo a espaldas de lo que queda en la Huaca de MARCAVILCA(chorrillos) quien la misma le pide ayuda muy urgentemente para que la municipalidad no siga convirtiendo por mas tiempo en un deposito de transporte de BASURA, ademas de ser un fumadero, quemadero de llantas, etc. Les pido porfavor rescatemos nuestros pasado, no dejemos que la municipalidad siga haciendonos mas daño.
Muy amables