03 febrero 2008

Poder local y elites en Lircay (Huancavelica)

La provincia de Angaraes, ubicada en la parte norte de la región Huancavelica, es una zona considerada como muy pobre, con un índice de desarrollo humano (IDH) de 0.411 que lo sitúa en un nivel de desarrollo bajo. Lircay, capital de Angaraes, cuenta con una población aproximada de 20 000 habitantes. Fundada en 1572, Lircay constituyó parte del eje minero Huancavelica –Huamanga, que marcaban la dinámica económica y comercial de la región central sur andina. Durante el periodo republicano Lircay se cuenta como provincia del departamento de Ayacucho, restableciéndose como capital de la provincia de Angaraes el 22 de agosto de 1898. Lircay es un distrito predominantemente rural y quechua hablante, sobre todo las comunidades que constituyen el grueso de su población (74% de su población)
Hasta entrado el siglo XX, socialmente en Lircay se podía encontrar a los denominados "mistis", diferenciados de los indios, por una serie de prejuicios y construcciones diferenciadoras. Estas familias de notables, además de acaparar las tierras cultivables, dirigían los destinos políticos de sus circunscripciones. No olvidemos que la Ley orgánica de municipalidades promulgada en 1896 establecía que las autoridades locales podían ser elegidas por los vecinos mayores de 21 años que supieran leer y escribir, discriminando a la mayoría campesina del proceso de decisión pública. En 1919 el gobierno de Leguia promulga la Ley 4012 según la cual el poder ejecutivo asume el nombramiento de las autoridades municipales; sólo en 1981 las autoridades locales son electas por toda la población sin discriminación alguna (E. Wiener, 2004)
Los cambios ocurridos en el país entre la década de los 50 y 70, marcan significativamente la vida política y social de Angaraes. La reforma agraria implementada por el Velasquismo, y la masificación de la educación pública, son algunos de los factores que más influyen en la reconfiguración del rostro de las elites locales. Muchas de las familias notables migran a Lima o Huancayo, marcando la crisis de un discurso discriminador que sustentaba el poder de los mistis en la diferencia racial y la tenencia de tierras El "campesinismo" clasista suple medianamente esta crisis de discurso, compartiendo tanto los militares velasquistas como los docentes de la izquierda radical, que pasan a ser actor central en la politización de la zona, una mirada que busca valorar a la población rural en tanto su desempeño en el mundo del trabajo. El termino "campesino" desplaza al termino "indio o indígena" de carga despectiva, aunque por lo general, en el campesinismo persistan también elementos diferenciadores entre los educados y los campesinos; la gente del campo, de la altura, los indios de antes frente a los profesionales.
A inicios de los 80, cuando se desarrollan las primeras elecciones municipales con participación de toda la población –incluidos mujeres y analfabetos- existía en Lircay una importante presencia de los partidos políticos nacionales que hasta 1993 dominaron la escena pública. Las agrupaciones más importantes eran el APRA, Acción Popular y la IU, liderada esta última por el UNIR de importante base magisterial. Durante la primera gestión municipal, a manos de Izquierda Unida, irrumpe en Lircay el conflicto armado interno que remeció al país entre 1982 y 1992.
La violencia senderista se despliega rápidamente por los distritos rurales e incluso en 1983, Sendero Luminoso realiza una incursión en la capital provincial produciéndose un enfrentamiento con la policía que dejó un saldo de dos senderistas muertos. Ese mismo año las fuerzas militares toman el control de la ciudad instalándose una base militar que sólo seria desactivada en 1996. El ejército, acantonado en el campamento de la mina Buenaventura, interfiere constantemente en la gestión municipal vía el poder que ostentan los jefes políticos militares, generándose una difícil convivencia entre las autoridades electas y el mando militar.
Durante el fujimorismo, la administración de los distritos cobra mayor interés, en tanto el afán del régimen de liderar lo que denominó "la democracia directa". Vale recordar que luego del autogolpe, Fujimori se asume el abanderado de la "democracia y participación directa", despreciando la intermediación de los partidos políticos y privilegiando la llegada al nivel distrital por sobre la intermediación provincial. Esta tendencia es reafirmada por la implementación del Decreto Legislativo 776 en 1994, que regula la distribución de las rentas municipales, incrementando el presupuesto de los distritos en desmedro del correspondiente a las provincias con el Fondo de Compensación Municipal (FONCOMUN). La presencia oficialista se ve también reforzada por las visitas del mismo Fujimori o ministros como Absalon Vasquez, que llegan a Angaraes generando la aceptación de poblaciones que nunca o muy rara vez fueron visitadas por un jefe de estado.
El avance del fujimorismo, sumado a la crisis generalizada de los partidos políticos y la dispersión de la Izquierda Unida -hasta el 1993 primera fuerza política en la zona- lleva a concluir a muchos líderes locales que es el momento o
portuno para formar movimientos independientes con mayores posibilidades de llegar al gobierno local.
A inicios de los 90, hacen también público su accionar en Lircay profesionales locales que asumen posturas de revaloración de las identidades étnicas pre hispánicas.
Hablamos de profesionales que vuelven a trabajar en Lircay, luego de estudiar por lo general en la universidad del Centro de Huancayo, donde además de recibir la influencia de la izquierda clasista, se conectan con organismos y profesionales proclives a orientaciones pro indígena que trabajan en el Perú y la región andina, poniéndose al tanto de experiencias de politización indígena como la ecuatoriana. Es el caso del antropólogo Eduardo Candiotti (directivo de INDEPA) o el profesor Héctor Manrique, ambos impulsores y difusores de lo que denominan el "renacer ank´ara", que revalora la identidad étnica local pre hispánica del reino Ank´ara, localizado en la provincia de Angaraes. Estos profesionales, desempeñan además puestos claves en la vida social y organizativa de la provincia, lo cual les facilita la llegada a la población de las comunidades campesinas. Candiotti, por ejemplo, es director de la ONG Yapuq PRODER que desarrolla proyectos productivos y de formación de líderes indígenas en las comunidades con financiamiento de agencias como OXFAM. Manrique, por su parte como ex dirigente del SUTE y director de la UGEL, recibe constantemente la visita de autoridades campesinas que buscan coordinar el desempeño de los
el vínculo que desarrollan estos profesionales con las autoridades indígenas desde su actividad laboral les facilita sostener alianzas y formar proyectos políticos conjuntos.
En este contexto de crisis de los partidos políticos, menor intensidad del conflicto armado interno, agotamiento de los discursos campesinistas e inicio del trabajo de re indigenización de cuadros locales, es que surgen en Huancavelica agrupaciones independientes como el INTI, MINCAP y Renacimiento Andino. Esta última agrupación, a diferencia de las dos primeras, es impulsada por profesionales de Tayacaja radicados en Lima, sin lograr éxito electoral en Angaraes. El caso del MINCAP y el INTI es distinto en tanto son iniciativas de campesinos y profesionales de Licayla zona, que rápidamente disputan los primeros lugares en las elecciones, turnándose en el gobierno local los últimos tres periodos.
El Movimiento Independiente de Campesinos y Profesionales (MINCAP) se forma a inicios de 1991 a iniciativa de las autoridades comunales (varayocs) de las comunidades campesinas de San Juan de Dios, Carhuapata y Ocopa, pertenecientes al distrito de Lircay y las más grandes de la provincia. Luego de una serie de reuniones previas, los delegados comunales acuerdan crear una alternativa electoral para el gobierno municipal, independiente de los partidos tradicionales. Encabezados por Francisco Quispe, varayoc de la comunidad de Ocopa, los campesinos elaboran su propia lista, la cual es ratificada en Asambleas Comunales y contempla representantes de las comunidades mencionadas, es decir prácticamente todo el entorno rural de Lircay. No obstante, al evaluar sus posibilidades de llegar al gobierno, los líderes comunales encontraron que a su lista le faltaba peso profesional, es entonces que se dirigen a Lircay a conversar con algunos profesionales no partidarizados, que incrementen las posibilidades de la lista de ganar en la zona urbana. Al respecto el profesor Héctor Manrique comenta (los comuneros) creyeron que en su plancha faltaban profesionales, es así que hicieron una relación de ocho o diez personas de Lircay, la condición era que no estuvieran partidarizadas, el APRA, IU, AP eran partidos mal vistos en esa fecha, entonces fueron depurando y quedaron dos personas para ser invitadas, el profesor Amador Vidalon, y yo dirigente magisterial.
El primer invitado, Amador Vidalon, provenía de una antigua familia de "notables" de Lircay, había militado en Acción Popular e incluso ejerció como teniente alcalde designado por el gobierno militar de Morales Bermúdez. Para el 92, Vidalon se había desligado lo suficiente de su pasado acción populista, trabajando más bien un perfil de profesional retirado con múltiples y bien colocados contactos en Lima; esto habría primado en las evaluaciones de los varayocs para hablar con él, pese a su ascendencia misti. Amador Vidalon acepta encabezar la lista pero a condición de ser él quien designe la plancha de regidores, los comuneros que tenían ya la nomina completa, deciden prescindir de él y la alianza no se concreta.
El segundo invitado, el profesor Héctor Manrique, provenía de una familia lirqueña de pequeños comerciantes, había estudiado en la Universidad del Centro de Huancayo y se desempeñaba como secretario general del SUTE Lircay. Según manifiesta, dada su formación y experiencia universitaria, siempre fue cercano a IU y declarado indigenista, pero nunca llegó a partidarizarse. Su labor al frente del gremio magisterial lo llevó a enfrentarse a la prepotencia
de las autoridades político militares que habían ocupado una serie de escuelas en los distritos para alojar a los destacamentos contrasubversivos. Tal posición le valió amenazas, detención y tortura en la base militar, pero también fortaleció su imagen como defensor de los intereses de las mayorías campesinas, aspecto muy bien valorado por los comuneros. Luego de dudarlo un poco el profesor Manrique acepta la invitación, siendo él quien coloca el nombre MINCA a la agrupación por su relación con la forma de trabajo andina basada en la reciprocidad y el intercambio.
Coincidentemente con esta iniciativa campesina, profesionales independientes de los distintos sectores de la administración estatal sin militancia partidaria, venían armando una lista para las elecciones del 92. Entre estos profesionales lirqueños se encontraban el actual vicepresidente de la región Huancavelica Jorge Flores y el ex alcalde de Lircay Raul Ayaipoma. Según manifiesta Ayaipoma, habían convocado profesionales de todos los sectores, bajo el mismo criterio de los campesinos; que no tuvieran nada que ver con la "política tradicional", es decir que no mantuvieran relación con ningún partido político. Este grupo de profesionales convoca al profesor Manrique por el sector educación pero él, que ya estaba comprometido con el grupo campesino, propone hacer una alianza, cosa que finalmente se concreta. Surge así el Movimiento Independiente de Campesinos y Profesionales MINCAP, se le agrega la P final, que no distorsiona mucho el significado quechua de la palabra. Esas primeras elecciones, con el profesor Manrique como candidato a alcalde, por diversas razones el MINCAP queda tercero, según refieren sus fundadores, la principal razón es la confusión de los campesinos al momento de marcar el símbolo. De esta forma, en lugar de marcar el 7 (numero del MINCAP) marcan la L, correspondiente al Movimiento Libertad, quien gana en el distrito sin siquiera haber presentado candidato, aunque finalmente con los votos de los distritos del sur, IU resulta ganador, siendo reelecto alcalde Julián Zorrilla Monge.
Entre 1993 y 1995 se producen cambios importantes en la política local, entre los cuales se cuenta la crisis terminal de Izquierda Unida (que en ese momento tenía la gestión de la municipalidad provincial) el avance de las posturas independientes que exaltan la efectividad técnica por encima de la capacidad política y la aplicación del FONCOMUN, que incrementa los ingresos de los gobiernos locales. Encabezada por cuadros locales desvinculados de IU, surgen en la provincia una nueva agrupación política independiente, presta a disputar la alcaldía y competir con el MINCAP por alianzas con las comunidades campesinas. Hablamos del Movimiento Independencia, Trabajo e Integración (INTI), fundado en 1995 y liderado por el ingeniero Julian Zorrilla y funcionarios vinculados a su gestión como alcalde provincial, la mayoría relacionados a "partidos políticos tradicionales" como IU o Acción Popular. Zorrilla, proveniente de una familia de notables, propietarios de medianas extensiones de tierras, hace su servicio militar no acuartelado graduándose como oficial de reserva.
Con menos de 30 años es nombrado por las autoridades del gobierno militar como alcalde provincial en 1979.
Luego de radicar en Lima y graduarse como ingeniero, Zorrilla vuelve a Lircay donde en 1989 es invitado a liderar la lista de Izquierda Unida, agrupación en la que según refiere, nunca llegó a militar pero siempre sintió cercana. La gestión relativamente exitosa, el perfil de profesional técnico que trabaja y la llegada a los sectores rurales hace que en 1993 y en plena crisis de la IU sea reelegido alcalde por esta lista, llevando a cabo una gestión que se ve beneficiada por los fondos del FONCOMUN (aprobada en 1994). La gestión municipal prioriza las obras de habilitación urbana, ampliación de calles, construcción de lozas deportivas, centrándose en los nuevas asociaciones de pobladores ubicadas en el barrio de Bellavista, que es donde se conglomeran los pobladores del campo desplazados por la violencia política que llegan a Lircay y rápidamente se convierten en un porcentaje importante de la población electoral. (Caro Ricardo, 2004)
Para las elecciones de 1995, luego de evaluar el contexto político Zorrilla y la mayoría de sus regidores y colabores deciden la creación del Movimiento INTI, el cual es presentado como un proyecto de profesionales lirqueños anteriormente vinculados a partidos políticos en crisis, de los que quieren alejarse para mejorar sus posibilidades de llegar al municipio, al respecto el profesor Milton Monge, manifiesta: (…)Posteriormente la Izquierda Unida se desorganiza y pierde la inscripción, a parte desde la caída del muro de Berlín los partidos izquierdistas pierden fuerza a nivel mundial y viendo esto el ingeniero Julián ha reunido a los líderes. Tuvo una reunión con sus regidores de ese entonces y decidieron formar la agrupación independiente INTI, que significa Integración Trabajo e Independencia. Dentro de los profesionales estuvo también el señor Rubén Filiberto, Breña Pantoja (hermano del ex congresista) la mayoría era gente de Lircay. Yo por ejemplo anteriormente pertenecí a Acción Popular, ahí se junta gente de diferentes ideologías políticas.
El MINCAP por su lado, postula para las elecciones de 1995, al ingeniero Raúl Ayaipoma como candidato a alcalde provincial, aunque ahora deben disputar el terreno de los independientes al INTI, que sustentado además en el prestigio del ex alcalde Julián Zorrilla, logra dividir el apoyo de las comunidades campesinas. El INTI gana las elecciones, anotando Zorrilla su tercera reelección consecutiva.
Entre 1995 y 1998, la vida política de Lircay se halla signada por hechos como la salida del ejército de la ciudad, el fin del comando político militar y la implementación una serie de programas estatales promovidos por el Fujimorismo. Esta gestión de Zorrilla, que mantiene una buena relación con el régimen, se beneficia también del incremento del FONCOMUN, que alcanza su mayor porcentaje entre los años de 1995 a 1997 (34.59%), destinando recursos a obras como el terminal terrestre, o la creación de una sede provincial de la Universidad Nacional de Huancavelica.
Para las elecciones municipales de 1998, el INTI decide hacer alianza con Vamos Vecino y postula a Julián Zorrilla a la alcaldía provincial de Huancavelica, aunque es derrotado por Federico Salas. El candidato a alcalde de Lircay por el INTI también pierde las elecciones, en esto influye sin duda el trabajo político del MINCAP que esta vez incluye en su plancha tres varayocs de las comunidades más numerosas como son San Juan de Dios o Carhuapata. Es así que sólo en 1998 el MINCAP gana las elecciones provinciales, ocupando Raul Ayaipoma el cargo de alcalde de Lircay, trabajando con un Consejo compuesto por tres regidores designados por las comunidades campesinas.
En ese entonces los militares que eran los jefes político militar hacían lo que querían, por eso nos ganó la reelección Julián Zorrilla que tenia buenas relaciones con los militares, estaba junto al poder. Recién en nuestra tercera participación, en 1998 ingresamos a la municipalidad, con los representantes netos de las comunidades campesinas, que en diferentes asambleas comunales eligieran a quienes iban a lanzar para representarlos (Entrevista Raúl Ayaipoma)
Vale resaltar también, que en Huancavelica, a partir de 1998 el fujimorismo logra cooptar una serie de personajes políticos regionales consiguiendo primero el apoyo de Alfonso Chavez ex alcalde de Churcampa, luego el de Julian Zorrilla ex alcalde de Lircay, y finalmente el de Federico Salas ex alcalde de Huancavelica. Es en alianza con estas autoridades provinciales y alcaldes distritales como Francisco Cutti en Julcamarca o Bonifacio Lliuyacc en Congalla, provenientes de agrupaciones políticas locales independientes, que el fujimorismo logra tener presencia importante en la zona. El gobierno central facilita a las gestiones locales adeptas al régimen, la entrega de recursos vía el PAR, PRONAA o FONCODES, así como una serie de "incentivos" (generalmente donaciones de alimentos) a organizaciones como las APAFAS, los Clubs de madres o los Comités de Autodefensa que estuvieron operativos en la zona hasta fines de los 90. En diciembre de 1998, Fujimori invita a Zorrilla a dirigir el CTAR Huancavelica, cargo que desempeña por ocho meses, retirándose oportunamente antes de que se desate la crisis del régimen, según él por diferencias en los estilos de trabajo y las intromisiones del gobierno central.
En Lircay, entre 1998 y el 2002 el MINCAP ocupa el gobierno local, intentando desarrollar una gestión abierta a temas de revaloración étnica, pero con un estilo personalista en sus principales líderes (Raúl Ayaipoma, Jorge Flores) que terminan por alejarlo de las comunidades. Complica la gestión del MINCAP además una serie de pugnas internas por la conducción de las alianzas con los varayocs y la conducción de la escuela de líderes indígenas, impases que culminan con una primera escisión del grupo. Fundadores del MINCAP como Manrique, Canidito y Francisco Quispe, se retiran de la agrupación y pasan a conformar el grupo Rikcharisun Ayllu, que enarbola más abiertamente las banderas del renacer anak´ara. Esta ruptura acaba por favorecer al INTI, que para las elecciones del 2002 anota su segunda gestión municipal en Lircay, incorporando en su plancha provincial de regidores a líderes de las comunidades campesinas, aunque Rikcharisum Ayllu ocupe un importante tercer lugar en las preferencias electorales.
En ambas agrupaciones, las asociaciones de residentes en Lima juegan un papel importante. Los lirqueños residentes en Lima se agrupan en dos asociaciones marcadamente distintas por el origen social de quienes reúnen; el Club Lircay, con sede en La Molina se vincula con las familias notables y la Asociación de hijos Lirqueños, con sede en los Olivos es bastante más popular. En las coyunturas electorales, ambas asociaciones, despliegan una serie de recursos en apoyo de una u otra candidatura provincial, algo importante en la medida que la población mira a las asociaciones residentes como un nexo primordial para que las gestiones prosperen en la capital. En el caso del INTI, sus dirigentes manifiestan que las buenas relaciones con la Asociación Hijos Lirqueños, es un elemento importante para ganar las elecciones y posteriormente durante la gestión, para concretar una serie de actividades en la capital como la promoción del Carnaval Lirqueño.
Vemos pues que tanto el INTI como el MINCAP, surgen en un momento histórico del país, caracterizado por el declive de los partidos políticos, ascenso de los independientes, crisis de los marcos discursivos y un impulso a la municipalización vía entrega de fondos como el FONCOMUN, paralelo al avance de las redes clientelares fujimoristas. Tal situación se expresa de modo particular en ámbitos rurales como Lircay, de población mayoritariamente indígena y capital provincial con una burocracia estatal de elites profesionales, que dominaron la escena política desde los partidos políticos tradicionales. A inicios de los 90 se evidencia una tendencia a la reconfiguración del poder local, o mejor dicho una reconversión en las elites que lo sostienen, donde cuadros profesionales locales vinculados a distintos "partidos políticos tradicionales" (AP, IU, etc.) buscan ahora acceder al gobierno local desde proyectos políticos propios. Paralelamente, la población indígena campesina busca cada vez más protagonismo, autónomamente de los partidos, aunque sin prescindir de los "profesionales", cuyo valor no radica ya en su compromiso clasista, como pudo suceder en los 70, sino en su capacidad de movilizar recursos que les permitan ganar las elecciones y realizar una buena gestión gracias a sus contactos en Lima y conocimiento del manejo estatal. El INTI y el MINCAP pueden ser vistos como la confluencia de líderes campesinos decididos a lograr presencia directa en el gobierno municipal, y profesionales jóvenes lo suficientemente desvinculados de partidos políticos tradicionales, con perfil técnico unos y simpatizantes de discursos de revaloración étnica otros. Une finalmente a técnicos, profesionales y varayocs, el objetivo de llegar al gobierno local, que es concebido como un espacio de poder territorial más cercano a sus realidades y con un margen no despreciable de decisión y manejo de recursos. En pos de este objetivo, resulta estratégico acercarse a lo indígena aunque esto no necesariamente exprese la decisión de configurar proyectos políticos de revaloración étnica, veamos entonces los principales componentes de los discursos que enmarcan la acción del INTI y el MINCAP.
Fuente: "Conversiones y reconversiones: revaloración étnica y representación política en las municipalidades de la sierra central sur, los casos del INTI y el MINCAP en Lircay autor Anahí Durand Guevara. SEPIA XI Perú : El problema agrario en debate Trujillo, 16 al 19 de agosto 2005. Tema III: "Diversidad cultural, política y desarrollo en el Perú rural"

No hay comentarios.: