26 febrero 2007

El pueblo de Tapo (Junin)

Tapo es el pueblo capital del distrito del mismo nombre y pertenece a la provincia de Tarma. Se encuentra a 26 km de la ciudad de Tarma y a 3200 msnm. Son diez los anexos que pertenecen a Tapo: Yuracmayo, Maco, Queta, Pichuinioc, Palcán, Pacchac, Pueblo Nuevo, Casacoto, Paucamarca, San Antonio. Según los datos del Censo Nacional de 1993, la población total del distrito era de 5510 personas, de las cuales 1613 habitaban en el pueblo (y están clasificadas como población "urbana", diferenciada de la población "rural" de los anexos). Las instituciones que representan a la sociedad nacional son el municipio, la gobernación y la comunidad campesina. Esta última fue creada a raíz de la Reforma Agraria de Velasco y subsiste como un organismo sin mayor peso, en el que no existe una efectiva dinámica de comunidad (en el sentido de propiedad de tierras comunales o trabajos en faenas).
La historia de Tapo se enmarca dentro del contexto regional, siendo afectada por los procesos y hechos ya mencionados. En la literatura sobre la historia regional existen contadas menciones a Tapo, ninguna para la época prehispánica y para la Colonia. Arellano ha encontrado información en la que se nombra al pichqapachaka de Tapu, que da testimonio sobre tierras frente al curaca principal en la primera mitad del siglo XVIII (Tapo sería uno de los "ayllus originarios" [Arellano 1988]). Santa Cruz de Tapo fue una de las seis reducciones que conformaban el repartimiento de Tarma. Posteriormente fue uno de los anexos de Acobamba –convertida en un curato de la provincia de Tarma–. Durante la república
temprana siguió perteneciendo a Acobamba y en 1935 obtuvo la categoría de distrito. Los historiadores tarmeños Orihuela y Cárdenas poseen versiones contradictorias acerca de lo que fue Tapo. Para el primero, allí se refugiaron fugitivos de la selva (San Ramón, Vitoc) durante la rebelión de Juan Santos Atahualpa (Orihuela s.f.:17). El segundo alude al presidio que los españoles tenían en Tapo "a donde iban confinados los peruanos rebeldes o criminales" (Cárdenas 1941:85). Los tapeños cuentan que el pueblo fue fundado por los españoles cuando pasaron por allí en su trayecto de Jauja a Lima. Es por esta relación directa con la fundación española que se habla de Tapo en toda la región tarmeña como "la pequeña España".
La situación presente está graficada en los resultados del Censo Nacional de 1993.
Éste nos muestra una población mayoritariamente joven (50% menores de 14 años y 33% entre 15 y 39 años), móvil y alfabeta. La tasa de migración de la provincia de Tarma se sitúa por encima del promedio del departamento de Junín, siendo 19,8 la de inmigración y 36,9 la de emigración (destacando que la emigración femenina es más alta que la masculina y la inmigración más baja). El analfabetismo es del 24%, y en un 61%, el nivel educativo alcanzado es el escolar.
El pueblo de Tapo está ubicado en la ladera occidental de la quebrada del río del mismo nombre. En la ladera oriental se asientan los anexos de Casacoto y San Antonio, a los que se llega por trochas carrozables que salen del pueblo. El río Tapo (en realidad un riachuelo), desemboca en el río Ricrán (que forma parte de la vertiente amazónica). Por el pueblo cruza el camino afirmado que conecta Ricrán (en la provincia de Jauja) con Palca (distrito vecino) y pasa por los anexos de Pueblo Nuevo y Pichuy (la abreviatura de Pichuinioc). Los caminos que llevan a los otros anexos (y me refiero únicamente a los carrozables, pues los caminos de herradura tienen múltiples conexiones): Queta, Pacchac, Yuracmayo, etc., no pasan por Tapo, sino que se conectan directamente con Palca o con Tarma.
Los tapeños tienen tierras en ambos lados de la quebrada, pero en la banda oriental poseen sólo la zona baja de los maizales. En la occidental, donde está asentado el pueblo, se cultivan maíz y verduras –alverjas, lechugas y zanahorias–. En la parte media de la ladera occidental hay chacras de papas y habas; en las tierras altas crecen los pastos para los animales. El cultivo más importante es la papa, cuyas grandes cosechas se venden en el mercado de Tarma o se envían directamente a Lima. Las papas que se destinan a la venta son de especies comerciales –cuyas semillas se compran en Tarma o en Lima–, porque tienen ventaja frente a las nativas en la velocidad del crecimiento y en el rendimiento de la cosecha.
Las papas nativas son más apreciadas para el consumo doméstico y se cultivan a pequeña escala. El segundo cultivo es la alverja, seguido por el maíz. El sistema de riego abarca únicamente la zona baja y permite varias cosechas anuales de legumbres. Los otros cultivos se rigen por el régimen de secano. Debido a la inclinación natural de la inmensa mayoría de las tierras, el uso de andenes está ampliamente difundido. Los anexos, por encontrarse en lugares más altos, se dedican casi únicamente al cultivo de papas. La ganadería es para ellos la actividad económica que les conecta con el mercado regional y por la que perciben la mayoría de sus ingresos monetarios. El ganado ovino es el predominante, seguido por el vacuno y, en mucha menor medida, el porcino.
La calle Lima –la principal del pueblo– describe varias cuestas en su recorrido desde el letrero de bienvenida hasta el final del pueblo –marcado por el cementerio–. Tapo se distingue por sus hermosas casas de dos pisos con balcones de madera laboriosamente tallados. La mayoría de las casas han sido construidas en la segunda y tercera década del siglo XX. Muchas de ellas lucen ahora bastante descuidadas: las grietas aparecen en las gruesas paredes de adobes, los colores se desvanecen, los hermosos balcones pierden solidez –mas no la prestancia–.
En la plaza de armas se encuentran la iglesia y el municipio. La iglesia es la construcción más grande del pueblo. Es de una sola nave y tiene una capacidad para aproximadamente trescientas personas. Las paredes laterales lucen libres de adornos, los altares –de origen colonial– fueron desmontados hace unos años. Sólo el altar mayor ha quedado en pie. En él se encuentra representada la Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. La Santa Cruz, el patrón del pueblo de Tapo, se encuentra a la izquierda del altar. El municipio (o "palacio municipal" como dice en la fachada) es una construcción sumamente moderna. La empezaron a construir en el año 1993 y fue terminada en 1995. El diseño no guarda armonía con el patrón arquitectónico del pueblo: es un edificio de cemento y vidrio de cuatro pisos. La razón de tal construcción es la destrucción del antiguo municipio por una bomba colocada por los terroristas de Sendero Luminoso en 1989. Entre esta fecha y 1996, Tapo no tuvo autoridad municipal y era administrada directamente por la municipalidad provincial de Tarma. Los terroristas también cortaron el único teléfono del pueblo y realizaron continuos operativos en el pueblo. Hoy en día, no mucha gente está dispuesta a hablar de aquella época.
La posta de salud, a cargo del Ministerio de Salud, ocupa la tercera calle de la plaza. Dispone de poco personal y de escaso instrumental médico. En la calle del frente se ubican la mayoría de negocios del pueblo (siete tiendas de abarrotes, una al lado de la otra). Casi todas venden los mismos productos: enlatados, golosinas, unos cuantos artículos para la casa (como detergente, pintura, baldes, clavos, etc.) y determinados alimentos frescos (sobre todo frutas y verduras). Una de ellas tiene la concesión de la única cabina de teléfono del distrito.

A un lado de la iglesia se encuentra el mercado de abastos, inaugurado el 27 de marzo de 1998 con motivo de la fiesta cívica del aniversario de la creación del distrito de Tapo. Es la construcción más reciente del pueblo (del mismo estilo que el municipio). El mercado está casi siempre desierto, ocupado apenas por tres puestos –uno de jugos y dos de venta de golosinas– y un restaurante –que sólo ofrece un menú para el almuerzo–. En los días de feria, en cambio, se llena con los vendedores de carne y pescado. Los lunes y viernes –los días de feria– bajan las personas de los caseríos a hacer sus compras. Los dueños de animales han matado el día anterior alguna vaca u oveja para vender la carne. Desde Tarma llegan vendedores de frutas, pescado, ropa, sombreros, panes. Son los días que hay más movimiento en las calles del pueblo. Gente llega, saluda, compra, conversa, se vuelve a ir.
Son escasos otros tipos de negocio en el pueblo. Hay apenas una farmacia, una carpintería y algunos restaurantes (que atienden solamente para el almuerzo). En la cancha de fútbol se juegan partidos los domingos y a veces se realizan torneos entre los caseríos. Tales encuentros son verdaderas fiestas para los jóvenes, que no disponen de muchas posibilidades de diversión. El dar vueltas por la plaza de armas de noche se encuentra entre las favoritas.
Las casas que se encuentran alrededor de la plaza de armas y a los bordes de la calle Lima cuentan en su mayoría con los servicios de luz, agua y desagüe. Sobre todo de luz, el servicio de agua y desagüe es casi un lujo. Me contaron que muchas de las casas tienen una curiosa canalización del desagüe: se utilizan los ushnus.
Varias casas tienen uno en el patio, que es un agujero tapado con una piedra que no tiene fondo, o por lo menos, se desconoce en donde termina. Así que se han aprovechado dichos ushnus para ahorrar la instalación de las tuberías que serían necesarias.
En Tapo funcionan dos escuelas, un colegio y un instituto tecnológico. Las dos escuelas fueron originariamente una para varones y la otra para mujeres. Ahora que la educación es mixta, se usa un local para los primeros tres años y el otro para los últimos tres.

El colegio es de creación más reciente. La mayoría de los profesores proceden de la zona de Huancayo. El instituto tecnológico empieza a ser implementado con maquinarias y personal docente. Por lo pronto poseen un local, un profesor y unos cuantos alumnos. Allí se enseñan las especialidades de carpintería y herrería. Cuando los jóvenes tapeños acaban el colegio, tienen que optar por quedarse en el pueblo a trabajar como campesinos –la opción menos deseada–, o irse a Tarma (o a Lima) para seguir estudiando. Muchos de los jóvenes que conocí, decidieron continuar sus estudios en un instituto pedagógico cercano a la ciudad de Tarma (no queda exactamente en la ciudad, sino en un anexo a tres kilómetros de distancia).
Son en realidad pocos los que optan por seguir una carrera universitaria en Tarma (en la que se encuentra una filial de una universidad huancaína), ya que prefieren hacerla en Lima.
Aspectos sociales y culturales
Tapo está marcada por el sobrenombre de "Pequeña España", con el cual se alude a las características fenotípicas de sus pobladores. Piel y ojos claros son comunes entre los tapeños, por lo que son conocidos en el resto de la región como el pueblo de los "blancones". Este hecho es importante para los mismos tapeños, que recalcan la blancura de sus abuelos, quienes eran "gringos" de verdad.
"Antiguamente se mantenía el racismo, Tapo desde su fundación, desde su origen, era la gente blanca. Tapo de acá hacía 20, 30 años, lo veía así ... gringas, blanconas, buenamozas. Pero ahora ya no, eso ya no hay, ya no hay racismo. Porque esa época esos años, tampoco no se casaban con cualquiera, tenían que casarse gente del pueblo, conocidos. Y en esa época era los padres que se imponían. Los padres ya entre personas notables conservadores del racismo, ya trataban. Y entonces a los hijos ni a la hija no le participaba hasta el momento del matrimonio. Recién en ese enlace conocía, así era" (William Sedano)
La explicación que se da al hecho de que los tapeños no sean ya tan "blancos", recae sobre todo en la migración de las últimas tres décadas. En este tiempo los tapeños han ido abandonando el pueblo, yendo a vivir a Tarma, a Lima o al extranjero. Otra causa es la desaparición de los matrimonios concertados entre las familias, en vigencia hasta hace unos cuarenta años, cuando eran los padres quienes decidían con quiénes se casarían sus hijos.
Muchas de las construcciones sociales y culturales en el pueblo giraban alrededor de la dimensión étnico-racial. Y, a pesar de la transformación en la que la sociedad tapeña se encuentra inmersa, los antiguos modelos de funcionamiento social siguen siendo perceptibles en formas de organización y en formas de expresión. Considero por tanto exponer en primer lugar una versión formal y estática de las mismas.
La dualidad es un patrón cosmológico que ha sido enfatizado largamente en la antropología andina, reflejada en múltiples niveles (organización social, procesos rituales, división de labores, concepción de la geografía, etc.). Aplicada a lo social, la dualidad sirvió para expresar la desigualdad introducida en la colonia y que fue mantenida durante la mayor parte de la vida republicana, y está expresada en la distinción indio-mestizo (Sallnow 1991).
Las diferencias entre indios y mestizos se han atribuido al dominio de lo "étnico", encontrándose que las reales diferencias se originaban más bien en el plano cultural (idioma, vestuario, educación formal, etc.) que en la cuestión racial. Últimamente, se viene problematizando tal rechazo de los científicos sociales al empleo del término "raza" y enfatizan la importancia de volverlo a tomar en consideración, pues "Equating race with genetic difference, and racism with theories of biological inferiority, anthropologists have failed to recognize the existence of powerful systems of race and racism in the Andes" (Weismantel y Eisenman 1998:121). La definición del concepto de raza no se refiere a un plano únicamente biológico ni tampoco histórico: "is neither biological and essential, nor epiphenomenal and performative. The difference is in fact actual and constructed, material and fully social at the same time" (Weismantel y Eisenman 1998:124).
Hablar de la existencia de la cuestión indio-mestizo en tanto basada en factores étnicoraciales, es particularmente acertado en el caso de Tapo. Los mestizos tapeños se identifican como descendientes de los españoles, sus rasgos fenotípicos demuestran que son diferentes a los indios que viven en el pueblo y en los anexos. Además, cumplen con las características que usualmente se atribuyen a los mestizos: viven en el centro espacial del pueblo, ocupan los cargos públicos –en la estructura formal delegada por la sociedad nacional–, hablan fluidamente tanto el quechua como el castellano, mantienen relaciones de compadrazgo con los indígenas (Ossio 1992).
Como es común en los pueblos andinos, la plaza divide el territorio urbano en barrio bajo y barrio alto, los cuales se ubican siguiendo el curso del río Tapo (de sureste a noroeste).
En la banda opuesta del río se encuentra el barrio de Yauli, el que se concibe como diferente a los barrios bajo y alto en su totalidad. El barrio bajo (en el eje noroeste) es conocido como Colla y está constituido en realidad por dos barrios: Colla y Mishkipata. Lo mismo ocurre en el caso del barrio alto (en el eje sureste), Tapo, formado por los barrios Tapo y Cuchimachay.
Tanto Mishkipata como Cuchimachay se encuentran "cerro arriba". Entre todos estos barrios se constituyen una serie de divisiones y asociaciones en base al principio de oposiciones complementarias, que dependen en cada caso de la posición de ego. Entre Colla y Mishkipata existe una relación que los diferencia en alto y bajo (idéntica a la que existe entre Tapo y Cuchimachay) que se disuelve cuando se enfrenta a la unidad formada por Tapo y Cuchimachay. De la misma manera, ambos barrios se identifican como uno, en oposición al barrio Yauli, llamado –gráficamente– como "la banda del frente".
Estos aspectos formales están cargados de contenidos sociales, los cuales refieren directamente a la distinción indio-mestizo. En los barrios Colla y Tapo viven los "vecinos" del pueblo –como se llama a los mestizos en la zona–, los que poseen más tierras, los más educados, los dueños de tiendas, quienes son también los más "blancones". Mishkipata (de mishki, dulce, y pata, altura) y Cuchimachay (de cuchi, chancho, y machay, cueva) son conocidos por ser habitados por pastores. Los estereotipos con los que son asociados los pastores son el ser pobres, analfabetos e indios. Los de Yauli se encuentran un poco al margen de la dinámica social del pueblo. El río se convierte en un poderoso divisor social que limita las interrelaciones con los otros cuatro barrios (quienes tienen una dinámica fluida entre ellos). Es en el territorio de ese barrio que se avistan las luces de los condenados, señal de elementos culturales marginales.
La época de los cambios
Las comunicaciones y las migraciones son los acontecimientos que marcaron la historia regional desde la década de los sesenta e influyeron también en la historia local tapeña. Ambos procesos provocaron un cambio en las estructuras del pueblo. Al llegar la carretera y la radio, lo hicieron también las ganas de salir y "progresar": ir a alguna ciudad, estudiar, trabajar, dar una oportunidad a los hijos de gozar de una situación más favorecida de la que había en el pueblo. Los vecinos acomodados –los que tenían más posibilidades económicas– fueron los primeros en marcharse, logrando dar a sus hijos educación formal y una vida con "más comodidades". Algunos no se contentaron con quedarse en Lima o en otra ciudad peruana, siguieron camino hasta Estados Unidos y Canadá. En Tapo quedaron los vecinos pobres y llegaron los "ahijados" indígenas, quienes se ocuparon de cuidar las casas y las tierras.
La siguiente fase del proceso de migración comprendió a los indígenas del pueblo y a los de los anexos, para quienes las perspectivas en la zona se presentaban muy limitadas. Migrar era seguir el camino del progreso; quedarse, el estancamiento. Pero la mejora de las comunicaciones no trajo sólo el camino para salir, también agilizó la comercialización de los productos agrícolas y ganaderos de la región. Ambas actividades se convirtieron en económicamente atractivas, sobre todo la ganadería, por la que los anexos participaron de manera especial en esta mejora económica (por poseer tierras básicamente en la zona de puna). A la par, aumentó la capacidad de la escuela y el colegio en Tapo, y se fundaron escuelas en los anexos. Con la educación formal aumentó el peso del castellano, y se redujo las poblaciones monolingües quechuahablantes a personas muy mayores del pueblo y mujeres de los anexos. El bilingüismo es una característica de la zona, se entiende y habla tanto el quechua como el castellano. Quienes más fluidamente hablan el quechua son los mayores, los jóvenes tienden a tener un conocimiento pasivo del idioma, pues lo comprenden, pero se expresan en castellano. Como parte de esta corriente se cambian también nombres de barrios y anexos. Mishkipata, por ejemplo, es ahora el barrio "Cinco Esquinas" y el caserío de Casacoto es "San Juan de Miraflores".
La tradicional adhesión a la iglesia católica es amenazada por la llegada de las llamadas "nuevas iglesias", siendo el impacto diferente en cada una de las unidades del distrito. En algunos anexos los convertidos conforman un número importante (en Casacoto, por ejemplo, la mayoría es ahora protestante), y en otros es mucho menos significativo. En el pueblo de Tapo el desarrollo ha sido disparejo. Desde hace varios años se fundan y desaparecen diferentes grupos religiosos. Actualmente hay un par de movimientos evangélicos cuyos pastores son tapeños y cuyos adeptos se concentran en el barrio de Mishkipata –o Cinco Esquinas– (en total, la población católica estimada es de 80%).
Con todas estas transformaciones, las rígidas divisiones sociales (que implicaban consideraciones étnicas, raciales y económicas) se hicieron insostenibles: muchos indígenas vivían en el pueblo, hablaban castellano, tenían dinero y habían pasado por el mismo sistema educacional que los mestizos. Finalmente, tanto indios como mestizos habían logrado insertarse en otros contextos: en Lima, Huancayo, La Oroya, en donde las categorías étnicoraciales no eran funcionales, porque tanto unos como otros se enfrentaban a un entorno social en el que eran tenidos por foráneos.96 Debido a las nuevas circunstancias se dio, tanto dentro del pueblo como en los nuevos lugares de residencia, un nuevo tipo de relaciones que ignoraban los principios de separación entre indios y mestizos.
Uno de los aspectos en los que se hizo más evidente esa tendencia fue en los matrimonios. Lo que había sido una institución que reflejaba una estricta división entre los grupos, por el hecho de ser concertados siguiendo el criterio étnico-racial, empezó a orientarse por otras pautas. Cuando el factor económico dejó de estar en correlación directa con el étnico-racial, las uniones "intergrupales" no eran vistas más como una pérdida de estatus– poder–fortuna. Y no fueron únicamente factores relativos a cálculos casi matemáticos de ganancias, sino una verdadera influencia de ideas y valores modernos. La libertad y la reiteración de la autodeterminación personal hizo que los matrimonios dejaran de ser un contrato entre las familias y se convirtieran en decisiones personales de los comprometidos. El resultado fue la mezcla: racial, social, cultural.
Los tapeños aseguran, cuando recuerdan esas épocas, que ahora "todo es diferente", que "ya no hay diferencia de personas. Ya no, porque en todo aspecto se esta cambiando". Y, sin embargo, no es del todo cierto que la distinción indio-mestizo haya desaparecido por completo. En primer lugar, se siguen reconociendo en Tapo a los "vecinos notables": los poseedores de más tierras y mejores casas, identificándolos por sus apellidos. Por ejemplo, los Tapia, Baldoceda y Laurente son mencionados como las familias más "pudientes” del pueblo, las más poderosas, adineradas, educadas y también las más blancas. Ellos conservan sus casas en los barrios Colla y Tapo –aun cuando no vivan permanentemente en el pueblo– y cuando regresan, se comportan y son inmediatamente reconocidos como los "notables". Por otro lado, en los días de feria se mantienen los esquemas de centro-periferia, castellano-quechua, mestizo-indio, cuando acuden las personas de los anexos a comprar o vender. Ellas traen carne y queso, los cuales comercian con los mestizos, de quienes compran diversas clases de artículos. Las transacciones se llevan a cabo en quechua y, frecuentemente, entre compadres.
Más aún, la vida cotidiana está llena de referencias a tal distinción. A los habitantes de los barrios de Cuchimachay, Mishkipata y Yauli se les concibe como indios. Ellos, a su vez, utilizan ese término para referirse a las personas de los anexos. Estas últimas, distinguen entre los anexos que están más aislados para clasificar a sus pobladores de indios. El indio es siempre el otro, el que se encuentra lejos, más arriba (Mayer 1970). El término indio está lleno de connotaciones peyorativas: denota lo no educado, lo pobre, lo sucio. Las personas mayores critican matrimonios "no apropiados", cuando algun joven del pueblo, hombre o mujer, se casa con una persona de un anexo diciendo: "¿Cómo puede haberse casado con un indio?". Calificar a otra persona de indio o india es una ofensa grave, se escucha frecuentemente en riñas y peleas. Si la persona aludida es de piel más oscura o vive en las afueras del pueblo y en los caseríos, es entonces un insulto para el cual no tendrá respuesta.
Una vez presencié una pelea entre colegialas que se injuriaban mutuamente, hasta que llegó la palabra "india" y no hubo más que responder. La "mestiza" se fue riendo con sus amigas, la otra alcanzó a gritar "india serás tú", pero sin ninguna convicción. Anécdotas de parte de los mestizos demuestran igualmente la fuerza de tales prejuicios. Cuando en la borrachera de alguna fiesta, alguno empieza a gritar orgulloso su origen "notable".
Muchas personas son concientes de este "racismo" que impera en Tapo y lo señalan como una de las grandes trabas para el progreso del pueblo. Una tapeña residente en Lima lo comentaba, dolida, considerándolo una sinrazón. Los ejemplos mencionados demuestran que la distinción indio-mestizo, considerada por los mismos tapeños como un rasgo del pasado, sigue funcionando como un esquema fijo en la mentalidad de los pobladores. La discusión sobre etnía, raza y sociedad no está aún cerrada. La estructura dual colonial, persiste en las categorías de pensamiento colectivas, a pesar de que casi todos sus sustentos prácticos se han venido abajo.
Las redes de Tapo
"El extranjero ya para mí es como una colonia que se ha formado, habrá siquiera unos 2 mil tapeños. Y en Lima puedo decir el 60% las personas que han sido aquel tiempo más notables, que han sido personas potentadas, personas que por su misma economía, ellos han emigrado. O sea, ya viven más decente, sus hijos también ya son instruidos todo. O sea en la actualidad en Tapo, personas de esa etapa, ya en su mayoría no están, ya se van a Lima. Regresan en las fiestas. En las fiestas ellos indispensablemente vienen" (William Sedano).
La dinámica social de Tapo no puede entenderse sin aquellas personas que no viven de una manera física y estable en el pueblo. Los migrantes siguen teniendo un peso importante dentro de la colectividad tapeña. En la afirmación de William Sedano (regidor en el consejo municipal en 1998), es claro que entre "residentes" y "migrantes" continúan existiendo vínculos, haciéndose una alusión específica al retorno periódico a las fiestas. Este retorno periódico es, en realidad, una expresión casi simbólica de los muchos lazos que persisten, pues un número importante de los que no viven en el pueblo –de una manera estable–, mantienen bienes: tierras, animales y casas (los que se encuentran por lo general al cuidado de parientes o ahijados). La asistencia a las fiestas es también una visita a sus propiedades.
Los motivos de las migraciones son complejos y están indicados en la primera sección de este capítulo. Cabe señalar que, según el testimonio citado, son precisamente las personas de mayores recursos las que dejaron el pueblo para vivir "más decente". Es claro que, para los tapeños que viven en Tapo, los tapeños que no viven en Tapo siguen perteneciendo al pueblo, a la comunidad tapeña. Se considera incluso que la mayoría de los miembros vive lejos del centro espacial, sin que por ello se haya perdido el nexo. Resulta entonces claro que no pueda abordarse el estudio de Tapo –en tanto unidad social– sin considerar los miembros que, aunque vivan fuera, siguen cumpliendo roles efectivos en el pueblo. Erdmute Alber encuentra que un gran número de etnografías ignora este fenómeno y considera la comunidad como una unidad en sí misma, cuando se debe tener en cuenta: "alle Personen im Blick zu haben, die für das Dorf eine Rolle spielen, selbst wenn sie nicht dort wohnen und unabhängig davon, ob sie zur comunidad gehören oder nicht" (Alber 1990:26).
Por su parte, los "migrantes" recrean una serie de lazos en las ciudades en que viven. Son conocidas desde hace ya varias décadas las asociaciones de migrantes en todas las grandes ciudades y, en especial, en la ciudad de Lima (Altamirano 1984 y 1988, Golte y Adams 1987). Los tapeños han fundado en la ciudad de Lima el "Club Tapo", cuyo local se encuentra en San Martín de Porras. Como en cualquier club distrital, existe un comité directivo –con los usuales cargos– y sus labores principales son: mantener la cohesión de los miembros, hacer proyectos de mejora en el pueblo (apoyo a la escuela o a la posta médica, por ejemplo) y organizar en el local las fiestas más importantes del calendario religioso: (guardando la mayor fidelidad posible al patrón festivo que se sigue en Tapo) carnavales, Muruhuay y la patronal. La distribución de las actividades se hace entre los tres sectores en los que se agrupan los miembros, los cuales corresponden a las zonas urbanas en donde hay mayor densidad de tapeños: San Martín de Porras, el Callao y Santa Anita-Vitarte. La organización para la fiesta del Señor de Muruhuay es especialmente compleja pues, por un lado, Tapo constituye una de las seis cuadrillas que compone la Hermandad del Señor de Muruhuay en Lima y, por otro, cada uno de los tres sectores celebra su propia imagen.
Pero no es únicamente a través de las actividades que el Club organiza que los tapeños tienen contacto entre sí. Los encuentros periódicos informales entre parientes cercanos, o las reuniones organizadas que congregan a la familia extensa son mucho más frecuentes. Los primeros ocurren cotidiana y espontáneamente pues los tapeños tienden a vivir en familias extensas y, además, en cercanía a otros parientes. La convivencia diaria es el primer nivel en el que ocurren los contactos entre tapeños. En un segundo nivel están las ocasiones en que se encuentran más ramas parentales –incluidos compadres y comadres–, convocadas por una familia determinada. Uno de los motivos más frecuentes de convocatoria es reunir fondos para afrontar un determinado cargo (dentro de la comunidad de migrantes o para el pueblo).
El modelo usual es la organización de pachamancas, a las cuales asisten los amigos y conocidos en un acto de ayuda a la familia organizadora. Los distintos niveles de asociaciones de los tapeños –del familiar al institucional– en el contexto de residencia no-tapeño, demuestran la importancia que tiene para ellos el no perder los vínculos con Tapo (por un lado, es la agrupación entre los tapeños emigrantes y, por otro, la perpetuación del contacto con los tapeños de Tapo). Las asociaciones de
migrantes han sido largamente estudiadas, sobre todo en cuanto al potencial económico que tienen. Las redes sociales que se forman entre paisanos y el mantenimiento de determinados valores, propios de la actividad agrícola, sirven de base a una dinámica económica que les permite insertarse en el nuevo contexto (Golte y Adams 1987). Este apoyo que se encuentra en la propia red social es un mecanismo para no "perderse" en la ciudad, y sirve para encontrar un lugar que funcione bajo un ritmo conocido, en el que la adaptación no sea demasiado dificultosa. Este "no perder a Tapo" responde a la inquietud de la identidad, que es en principio personal, pero se basa en lo colectivo. En relación con Tapo es que se basa la identidad del grupo, en tanto se reconoce en el pueblo un origen común.
El origen común no se refiere únicamente al lugar físico que ocupa el pueblo de Tapo, sino que tiene otros contenidos. En los dos primeros capítulos se habló de las connotaciones que tienen los paisajes en los Andes: no una geografía puramente material, sino un horizonte de presencias reales, aunque invisibles. La alusión al pueblo como origen común remite automáticamente a una comunidad espiritual: a estar bajo la advocación directa del patrón Santa Cruz y, en un sentido más inclusivo, a ser hijos del Señor de Muruhuay. La recurrencia al pueblo como origen compartido asegura una continuidad entre "residentes" y "migrantes", así como una confirmación de la relación con los seres sagrados del territorio.

Encontramos en este patrón una semejanza con lo que sucedía en la época preincaica, cuando la adscripción a una comunidad humana no dependía de la ocupación de un determinado territorio, sino de la existencia de compromisos y lazos de parentesco y culto.

Para ser un miembro, no era necesario vivir en el espacio donde se asentaba el núcleo humano, sino conservar los vínculos sociales y rituales. Hoy en día se produce una situación semejante: los migrantes no dejan de participar en la vida del pueblo, mantienen propiedades, siguen asumiendo responsabilidades –sobre todo a través de la mayordomía de fiestas–, vuelven periódicamente. El fundamento de su identidad está en relación con el pueblo, con todos sus referentes: un territorio, una comunidad humana, un cuerpo de tradiciones y un panteón de culto. La definición de Wilson para la época preincaica puede repetirse para la presente: "people remained closely bound up with everyday culture, obligations, kin and social ties in their communities of origin. (...) They carried the identity of the ethnic polity with them in their clothing, beliefs and organising practices" (Wilson 1999:5). En la actualidad, tal patrón no puede considerarse como una repetición de un modelo prehispánico, pues las estructuras se han transformado varias veces. Por ejemplo, hoy ya no es válido el principio de que el territorio en el que se asienta una población pertenezca, por definición, a la comunidad de la que dicha población es parte.
El recuerdo constante del pueblo por parte de los tapeños que no viven en Tapo (que los mueve a juntarse, conservar ciertas costumbres y celebraciones y volver regularmente) constituye un espacio representacional, cargado de recuerdos, emociones, sentimientos y valores.101 De la misma manera, estos "migrantes" son percibidos por los "residentes" como
parte de la comunidad humana, sin los cuales sería impensable, por ejemplo, la celebración de las fiestas de mayo. La percepción mutua de pertenencia a un mismo grupo, formado en base a un origen común, es un resultado de los múltiples vínculos que se mantienen en ambos lados.
(Fuente: Los peregrinos del Senor de Muruhuay: espacio, culto e identidad en los Andes autor Ana Teresa Lecaros-Terry (fragmento))

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Cual es el origen y la influencia de los Sedanos en la historia de Tapo?

CHAGUA dijo...

Tapo ahora es otro, hace 15 a mas años recuerdo que existia racismo y exclusion hacia sus anexos, veo que estamos progresando, hay mas empresarios, mas estudiantes que alcanzan niveles mas altos, la agricultura esta mejorandose y se esta cambiando en el pensamiento, esperemos que poco a poco logremos a pensar colectivamente a trabajar en grupo. Es increible que Maco, Pacchac, Yuracmayo, Casacoto y otros anexos ya se esten convirtiendo casi en centros poblados, a diferencia de Maco, quiere decir que que estamos prefirienda en la mayoria quedarnos a labrar nuestro futuro y el desarrollo de nuestras comunidades y por ende nuestro distrito Tapo.

Anónimo dijo...

por que tiene que pasar esto ejn nmuestra region no es justo

china dijo...

Tapo es lindo vallen y conosca el paisaje natural q exiciste

Anónimo dijo...

Tapo, lugar de mis recuerdos, te di mi juventud, casi mi vida, Tapo querido, Mishquipata,Altopahuato, lugares que me cobijaron, en donde se encuentra Páz y Calma, seguire haciendo mis obras mientras esté en tí, luchando contra aquellos que trabajan mal, Mi Santa Cruz querido, ESE ES MI COLEGIO;¡QUE VIVA TAPO, Y MI SANTA CRUZ!

Anónimo dijo...

SI A NIVEL MUNDIAL TAPO ES POBRE, YO PUEDO DECIR QUE TAPO ES RICO, PORQUE DIOS BENDIJO ESE LUGAR Y SUS HABITANTES QUE ENFRENTAN SU REALIDAD, VIVA TAPO Y MI COLEGIO "SANTA CRUZ"

Anónimo dijo...

"BELLA TAPEÑITA FLOR DE AZUCENA,
TUS OJOS AZULES CAUTIVARON MI ALMA,
CARRETERA A TAPO RUTA DE ESPERANZA,
DONE TRABAJARON TODOS LOS TAPEÑOS"

SALUDOS A TAPO Y SU GENTE,
ASI ES MI PERÚ

R. Puchoc Jorge dijo...

Tapo, tierra adorada donde pase los primeros años de mi vida, extraño tus hermosos paisajes llenos de belleza como Pueblo Nuevo, Huaracayo, Jasha,Pariamarca, y muchos lugares más.

Anónimo dijo...

Que nostalgia, MI TAPO QUERIDO. A pesar que pasaron muchos años, mis recuerdos de mi infancia los tengo intactos. Siempre digo que vivi en el paraizo. SALUDOS A TODOS LOS TAPEÑOS. DESDE ARGENTINA. VIRGINIA

Anónimo dijo...

Un Saludo muy especial para aquellos que se esforzaron por llevarnos una informacion tan detallada y fundamentada de nuestra historia,pues Tapo es nuestra tierra,pero nosotros como hijos somos parte de ese hermoso distrito y la historia de tapo es nuestra historia,por algo nos lamamos tapeños,gracias,me siento feliz de leer un gran trabajo de un pueblo tan querido como es Tapo ,mi Tapo Querido.DIONISIO SOLORZANO DE LA CRUZ.

Anónimo dijo...

hola paisanos viva Mi Colegio Santa CRUZ Y MIS PROFES QUE LOS QUIERO MUCHO Marina Jesus clara midirector Maximo que en gloria este sigan adelante pronto los visitare