29 julio 2010

Reseña histórica de la Independencia del Perú

Desde finales del siglo XVIII, comenzaron a difundirse y crecer en toda América las ideas Liberales, en parte producto de la Revolución Francesa, y en parte dada la insostenible y calamitosa situación política y social del Imperio español a finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX.
La independencia del Perú, en concreto, se venía gestando localmente, al igual que en la Emancipación de toda la América española, a través de un proceso previo dentro de la sociedad peruana, inclusive mucho antes de la llegada de las corrientes libertadoras y sus ejércitos. Pero como hitos, suelen señalarse la fecha del 28 de julio de 1821 cuando el libertador José de San Martín, al mando de la Expedición Libertadora del Perú proveniente de Chile, declara desde Lima la independencia del Perú. Y la fecha del 9 de diciembre de 1824, fecha de la batalla de Ayacucho, que puso punto final a la guerra con la capitulación del último ejército realista del Perú. La diplomacia peruana consigue por último que España reconozca la independencia de la República del Perú el 14 agosto de 1879.
Las corriente libertadora del sur del continente provienente del Virreinato del Río de la Plata,
dio sus frutos con la independencia de Argentina, y posteriormente de Chile, bajo la figura del
general José de San Martín. En el norte, otro movimiento libertador se encontraba en curso
aglutinado bajo la forma de la república de la Gran Colombia amparada por el Libertador
Simón Bolívar. Pero los esfuerzos independentistas de ambos, y de sus tropas compuestas en el
sur por chilenos y argentinos, y en el norte por grancolombianos (venezolanos, colombianos,
quiteños), corrían permanente peligro, ya que un ejército realista junto a la armada española, se
mantenían en los cuarteles y puertos del Virreinato del Perú. Por tanto, para eliminar el peligro
latente de ese ejército superviviente, era de necesario lograr la independencia del Perú.
Antecedentes
Las ideas y acciones militares que culminaron el 9 de diciembre de 1824 con la Batalla de
Ayacucho, tuvieron figuradamente una gesta de más de tres siglos; podría decirse que
comienza paralelo con la conquista del Imperio Inca, el mismo 16 de noviembre de 1532, en
que Francisco Pizarro sorprende al inca Atahualpa, en Cajamarca, aquella aciaga tarde. Los
descendientes de los incas pretendieron, en varias ocasiones, retomar su país, reconquistar su
imperio e instalarse de nuevo en el gobierno. Unos lo hicieron inmediatamente; otros, en los
siglos XVII y XVIII. Ya en 1536 y hasta 1572 duró la gran resistencia de los incas de
Vilcabamba; esta acción comenzó con la huida de Manco Inca o Manco II de Cusco y terminó
con la ejecución de Túpac Amaru I. Posteriormente, se da la revolución de Túpac Amaru II y
las rebeliones del Alto Perú. Las huestes rebeldes pelearon contra los conquistadores y sus
aliados; sin embargo, los tuvieron en jaque porque habían aprendido el arte de la guerra al
estilo europeo, usaron la táctica de la guerra de guerrillas y se establecieron en Vilcabamba,
una zona de selva en el valle de La Convención.
Tres siglos después, con el desembarco del general José de San Martín en Pisco, las ideas
independentistas en el Perú, habían madurado lo suficiente como para emprender con éxito las
acciones diplomáticas y militares, tendientes a consolidar el anhelo de los pueblos del Perú y
de América toda. Entre 1809 y 1810, todos los patriotas (denominados así por sus ideas
liberales) de las colonias recurrieron a las armas con el objeto de lograr definitivamente la
independencia política. La guerra, por otro lado, en las antiguas colonias españolas, no fue
fruto de la imaginación militar. El proceso de independencia, en América, duró en definitiva,
casi un siglo; podría decirse que todas las naciones americanas lograron su independencia
entre 1811 y 1903: la mayor parte de los países de habla hispano y portugues de América
Latina lograron su independencia entre 1811 y 1830, a excepción de República Dominicana
(1844), Cuba (1898) y la separación de Panamá respecto de Colombia (1903).
En el siglo XVIII arreciaron las protestas y rebeliones, en el territorio del Virreinato del Perú y
fueron:
1. Azángaro, Carabaya, Cotabamba y Castrovirreyna.
2. Protestas de Vicente M. Chimo Cápac.
3. Protesta de los caciques de Paita.
4. Rebelión de Cacma Condori y Orco Huaranca.
5. Juan Vélez de Córdova.
6. Juan Santos Atahualpa
7. Revolución de Huarochirí.
8. Rebelión de Quito.
9. Rebelión de Sica sica.
10. Rebelión de Pacajes.
11. Protesta de La Libertad.
12. Respuesta de los indios cusqueños.
13. Rebelión de Huanuco.
14. Rebelión en el Valle Sagrado.
15. Rebelión en las alturas del Valle Sagrado.
16. Rebelión de José Gabriel Condorcanqui o Túpac Amaru II.
Entre la revuelta de José Gabriel Condorcanqui y la llegada del general José de San Martín al
Perú, se producen otras revueltas como las de José Quiroga, Javier Mendoza, José Antonio
Galán, Miguel Tovar, Felipe Velasco Túpac Inca Yupanqui, la conspiración del Cusco de José
Gabriel Aguilar, Manuel Ubalde y Manuel Velarde Ampuero.
Además de las revueltas anteriores, en el mundo se sucedieron otros hechos no menos
importantes y que tuvieron determinante influencia en las ideas independentistas en el Perú.
Ellos son la independencia de Norteamérica en 1776 y la revolución francesa de 1789.
Proceso emancipador y revueltas independentistas
Tacna y las expediciones argentinas del Alto Perú
Primera revuelta de Tacna de 1811
Unos años antes del desembarco y sabedores los patriotas peruanos del avance de las tropas
del Rio de la Plata (actual Argentina), y patriotas Altoperuanos por el Alto Perú (actual
Bolivia), los patriotas organizaron en Tacna un movimiento de carácter libertario contra el
virrey José Fernando de Abascal y Sousa, Marqués de la Concordia. El 20 de junio de 1811
(día de la batalla de Guaqui, en la que las tropas realistas al mando del General José Manuel de
Goyeneche vencieron a los independentistas rioplatenses), los patriotas, dirigidos por
Francisco Antonio de Zela, asaltaron los dos cuarteles militares realistas (así llamados los
españoles) de Tacna, proclamando a Zela comandante militar de la plaza, a Rabino Gabino
Barrios como coronel de milicias de infantería y al curaca Toribio Ara como comandante de la
división de caballería. El día 25 de ese mes, se supo en Tacna de la derrota de los patriotas
argentinos en la batalla de Guaqui, lo que causó desconcierto total en las tropas peruanas que
estaban en organización aún.
Aprovechando el desconcierto provocado por la noticia, los realistas tomaron preso a
Francisco Antonio de Zela al que llevaron a Lima y condenado a cadena perpetua, fue llevado
a la cárcel de Chagres, Panamá, donde murió el 28 de julio de 1821, a los 50 años de edad.
Segunda Revuelta de Tacna de 1813
El general argentino Manuel Belgrano reorganizó sus tropas independentistas derrotadas por
Goyeneche y los realistas del Virreynato del Perú en la batalla de Guaqui en la actual Bolivia.
El 14 de septiembre de 1812, se enfrentó a las tropas comandadas por el general Pío Tristan
venciéndolo, y deteniendo el avance del ejército realista sobre Tucumán. Seguidamente obtuvo
otra victoria en la batalla de Salta, por lo que Pío Tristan, capituló el 20 de febrero de 1813,
con lo que el ejército Argentino volvió a emprender otra ofensiva ocupando nuevamente el
Alto Perú.
El general español Joaquín de la Pezuela que había reemplazado al Teniente General José
Manuel de Goyeneche en La Paz, por disposición del virrey del Perú José Fernando de
Abascal y Souza, organizó una bien pertrechada partida contra el general Manuel Belgrano y
lo derrotó en la batalla de Vilcapugio el 1 de octubre de 1813 y luego en la batalla de
Ayohuma, el 14 de noviembre de 1813. El movimiento de Belgrano, fue detenido.
El tacneño Juan Francisco Pallardelli fue emisario de Belgrano en las coordinaciones que el
general argentino pretendió establecer en Perú. Junto a Juan Francisco Pallardelli, su hermano
Enrique Pallardelli conspiraba en Tacna y Enrique Peñaranda lo hacía en Tarapacá. Enrique
recibió sus instrucciones de Belgrano en Puno. El plan consistía en lograr el alzamiento de
todo el sur del Perú. Bajo el liderazgo de Enrique Pallardelli, los patriotas tacneños, el 3 de
octubre de 1813, se apoderaron de los cuarteles tacneños y apresaron al gobernador realista de
la provincia.
El intendente español de Arequipa, José Gabriel Moscoso, enterado de los acontecimientos,
envió una milicia colonial al mando de José Gabriel de Santiago. El ejército patriota les salió
al encuentro y producida la batalla de Camiara, el 13 de octubre, fueron derrotados los
patriotas que se replegaron a Tacna. A los pocos días se supo del fallido intento de Belgrano y
las tropas patriotas se volvieron a desorganizar. Enrique Pallardelli y unos cuantos seguidores,
huyeron hacia el Alto Perú, el 3 de noviembre de 1813, mientras que la plaza de Tacna era
tomada nuevamente por los realistas.
Los argentinos aún armaron otra tercera expedición al Alto Perú, al mando del general José
Rondeau. Las tropas argentinas lograron tomar las minas de Potosí, pero el 28 de noviembre
de 1815, pero sufrieron una derrota decisiva por las tropas realistas al mando de Joaquín de la
Pezuela en la Batalla de Sipe-Sipe.
Rebelión de Huánuco de 1812
La rebelión indígena de Huánuco del 22 de febrero de 1812 se dirigió contra el régimen
colonial. Las tropas del virrey se organizaron en Cerro de Pasco y se dirigieron a Huánuco,
produciéndose la batalla de Ambo el 5 de marzo de 1812. El intendente de Tarma, José
González Prada, el 10 de marzo, con un fuerte contingente realista, reconquistó Ambo. Los
patriotas abandonaron Ambo y Huánuco desabastecidas; los realistas entraron a ambas
ciudades el 19 de marzo de 1812. González Prada salió de la ciudad en persecución de los
insurrectos, que contaban con un ejército de 2.000 hombres. Los indígenas se dispersaron y los
cabecillas fueron capturados por González Prada, entre ellos, a Juan José Crespo y Castillo, al
curaca Norberto Haro y al alcalde pedáneo de Huamalíes, José Rodríguez, quienes fueron
enjuiciados sumariamente y ejecutados con pena de garrote. A otros se les desterró y muchos
fueron puestos en prisión.
Rebelión del Cusco de 1814
En 1814, se produce en el Cusco la rebelión del Cusco de 1814 que abarco una buena parte del
virreinato del Perú. La rebelión de 1814 se inicia con la confortación política entre el Cabildo
Constitucional y la Real Audiencia del Cusco. El primero era percibido como pro criollo y el
segundo como pro peninsular. En este enfrentamiento, surgió el liderazgo de los hermanos
Angulo quienes fueron encacerlados a fines de 1813. Para Agosto de 1814, los hermanos
Angulo y otros criollos se escaparon y controlaron políticamente la ciudad del Cusco. En esos
momentos, ya se habían aliado con el brigadier y Curaca de Chincheros Mateo Pumacahua.
Este último personaje fue uno de los grandes defensores de la monarquía española durante la
rebelión de Túpac Amaru II, y comandante de las milicias realistas en la batalla de Guaqui,
pero cambió radicalmente su postura beligerante movido por la pretensión de los liberales de
España imponiendo la Constitución de España de 1812 sobre el virreinato del Perú.
En una segunda fase de tipo militar, los hermanos Angulo y Pumacahua organizaron un
ejército divido en tres secciones: la primera de ellas fue enviada al Alto Perú, al mando de
León Pinelo y del cura argentino Ildefonso Muñecas, estas fuerzas rodearon La Paz con 500
fusileros y 20.000 indios armados con piedras y hondas, el 14 de septiembre de 1814. El 24 del
mismo mes, tomaron la ciudad. Los realistas fueron confinados en sus cuarteles y
aprovechando esto, volaron el polvorín; enfurecidos patriotas paceños, les dieron muerte. Para
reconquistar La Paz, marchó desde Oruro un regimiento español, con 1.500 fusileros y muchos
indios al mando del general español Juan Ramírez. Se enfrentaron en las afueras de La Paz, el
1 de noviembre de 1814, siendo derrotados los patriotas. Pinelo y Muñecas ordenaron a sus
tropas replegarse. Una parte de la tropa quedó dispersa en la región en la forma de guerrillas.
La segunda sección patriota se instaló en Huamanga, bajo el mando del argentino Manual
Hurtado de Mendoza y tenía por lugartenientes al clérigo José Gabriel Béjar y a Mariano
Angulo. Hurtado de Mendoza ordenó marchar a Huancayo, ciudad que tomaron pacíficamente.
El virrey Fernando de Abascal y Souza envió desde Lima tropa bien pertrechada y
disciplinada, pertenecientes al regimiento Talavera, bajo el mando del coronel Vicente
González. Se produce la batalla de Huanta, el 30 de septiembre de 1814, las acciones duraron
tres días, luego de los cuales los patriotas se replegaron, abandonando Huamanga. Se
reorganizaron en Andahuaylas y volvieron a enfrentarse a los realistas el 27 de enero de 1815,
en Matará, donde fueron de nuevo derrotados.
Gracias a los guerrilleros de Cangallo, los patriotas volvieron a reorganizarse. Los guerrilleros
lograron obstaculizar el avance realista. Entre tanto, Hurtado de Mendoza, logra formar una
fuerza con 800 fusileros, 18 cañones, 2 culebrinas (fundidas y fabricadas en Abancay) y 500
indios. Estas fuerzas son puestas al mando del siniestro José Manuel Romano, apodado
“Pucatoro” (toro rojo). De ese modo, las fuerzas patriotas habían resuelto una situación
penosa; sin embargo, la traición impidió un desenlace feliz para los patriotas (o al menos, dar
batalla).
José Manuel Romano, traiciona a Hurtado de Mendoza, dándole muerte y rindiéndose a los
realistas; ello provocó la dispersión de los patriotas y la captura de los cabecillas de la revuelta.
Las traiciones fueron un hecho común en la rebeliones independentistas de toda América. Las biografías de los actores sociales muestran que los cambios de bandos era algo común. En el
caso de los líderes locales sus filiaciones políticas están vinculadas a los conflictos locales que
se expresan en una mayor dimensión.
Angulo, Béjar, Paz, González y otros quienes fueron capturados y llevados al Cusco y ejecutados públicamente el 29 de marzo de 1815. La Corona tenía la política del escarmiento público como un mecanismo de evitar otros alzamientos.
El tercer agrupamiento patriota hizo su campaña en Arequipa y Puno, al mando del antiguo
brigadier realista Mateo G. Pumacahua. El ejército de Pumacahua, contaba con 500 fusileros,
un regimiento de caballería y 5.000 indios. Pumacahua, como Curaca de Chicheros, tenía un
gran dominio y liderazgo entre la población indígena.
Al Cusco fueron enviados los hermanos José y Vicente Angulo, con algún resguardo de indios
y negros leales. El control del Cusco era fundamental por motivos ideológicos y de logística.
Cusco, por múltiples mótivos, tenía una fuerte influencia sobre el Alto Perú. Y a su vez el Alto
Perú una vinculación colonial administrativa con la ciudad de Buenos Aires, uno de los
grandes centros revolucionarios de la década de 1810 en Sud América.
Mateo Pumacahua, se enfrentó exitosamente a los realistas en Apacheta, Arequipa el 9 de
noviembre de 1814. Tomaron prisioneros al intendente Moscoso y al mariscal realista
Francisco Picoaga, antiguo camarada de armas de la batalla de Guaqui. Los patriotas
ingresaron a Arequipa. Por presión de las tropas patriotas, el cabildo de Arequipa reconoció a
la Junta Gubernativa del Cusco, el 24 de noviembre de 1814. Pumacahua sabedor de la
cercanía de tropas realistas, deja Arequipa. El cabildo abierto de Arequipa se vuelve a reunir y
se apresura acordar lealtad al rey, el 30 de noviembre de ese año. Era normal, esos cambios de
“lealtad” en los dirigentes locales de esa época: siempre acordaban “lealtad” al sector que era
dueño de la plaza fuerte. Era una forma de garantizar la seguridad personal, familiar y de los
bienes, pero quedaba claro, que no había una inclinación ideológica, y menos una
predisposición para la lucha a favor de cualquier bando.
Sin la traba de una fuerza militar patriota y la expresada “lealtad” de la clase dirigente
arequipeña, las tropas realistas al mando de Juan Ramírez ingresaron a Arequipa el 9 de
diciembre de 1814. Luego de reponer fuerzas y de reforzar su milicia, el general Ramírez salió
de Arequipa en busca de los patriotas en febrero de 1815. Dejó como gobernador de Arequipa
al general Pío Tristan.
Ambos ejércitos, realista y patriota, se desplazaron por diversos parajes de los Andes,
buscando un lugar aparente para el enfrentamiento final. Ambos generales se mostraban muy
cautelosos. Hasta que el 10 de marzo de 1815, se encontraron en Puno, en la batalla de
Umachiri, saliendo vencedores los realistas. El triunfo realista se debió al correcto
equipamiento y más disciplinamiento de sus tropas. Hubo más de un millar de muertos en el
curso de la batalla.
Corrientes libertadoras
José de San Martín y la corriente procedente de Chile
La pacificación del sur del Virreinato Peruano permitió al Virrey del Perú la organización de
dos expediciones sobre el reino de Chile en la que los regimientos realistas de Arequipa
tuvieron su protagonismo junto a los batallones españolas de refuerzos. La primera expedición
durante el gobierno del Virrey Abascal permitió la reconquista de Chile en la Batalla de
Rancagua.
Tras el sorpresivo cruce de los Andes y el triunfo de las armas patriotas en la Batalla de
Chacabuco, otra vez se recurrió al Virreinato peruano para salvar la monarquía y una segunda
expedición realista parte en 1818 que lo intentó nuevamente en la batalla de Cancharayada,
pero finalmente fue destruida por José de San Martin en la batalla de Maipú, lo que debilitó
enormemente al Virreynato del Perú privándolo de sus mejores tropas.
Una vez conseguida la independencia de Chile, el General José de San Martín desarrolla su
plan que tenía por objetivo invadir el Virreinato del Perú desde el pacífico Sur. Esta empresa
en un principio sería financiada conjuntamente por los gobiernos de las Provincias Unidas del
Río de la Plata y de Chile. Debido a la situación de anarquía que se vivía entre Buenos Aires y
las provincias, el gobierno bonaerense se ve dificultado para sostener la empresa. De esta
manera, Buenos Aires solo aporta una parte del presupuesto necesario para la Expedición
Libertadora del Perú, siendo casi la totalidad de los costos asumidos por el gobierno de Chile,
al mando del Capitán General Bernardo O'Higgins. El gobierno de Chile determinó que el
mando de la expedición recaería en el célebre Libertador José de San Martín y el mando de la
escuadra en el marino escocés contratado Lord Thomas Alexander Cochrane.
Finalmente en 1820, San Martín y O'Higgins logran organizar la expedición que liberaría Perú
de la Corona Española. Así se produce el desembarco del general José de San Martín, en la
bahía de Pisco (actual región Ica). Los realistas no tenían una escuadra bien equipada, por lo
que una expedición patriota por el Océano Pacífico era una causa de temor a los realistas. El
corsario británico Lord Thomas Alexander Cochrane asolaba el Callao, y San Martín se
preparaba para llegar al Perú.
El 21 de agosto de 1820, se embarcó el Ejército Unido en Valparaíso a bordo de 6 navíos, bajo
bandera chilena. Contaba con un ejército de 4.118 efectivos de los cuales el 50% eran negros
libertos. El 7 de septiembre la expedición libertadora estuvo frente a Paracas, en la bahía de
Pisco en la actual región Ica en el Perú y el día 8 de septiembre de 1820, desembarca y ocupa
Pisco. Desembarcado, San Martín dirigió una proclama a sus tropas y estableció un código de
ética a sus tropas para el mejor comportamiento de las mismas durante la campaña que iba a
iniciar. Un destacamento desembarcado tomó posiciones en Chincha.
El 14 de septiembre de 1820, el virrey del Perú, Capitán General Joaquín de la Pezuela, que
había jurado cumplir la Constitución Liberal de 1812, por orden de Fernando VII, envió una
carta a San Martín ofreciéndole entrar en negociaciones. El día 15, San Martín aceptó entrar en
negociaciones. A partir del día 25 de septiembre, los patriotas y realistas entran en primeras
negociaciones en lo que se ha denominado las Conferencias de Miraflores y que concluyeron
el 4 de octubre sin llegar a ninguna conclusión.
El 21 de octubre de 1820 el General José de San Martín crea la bandera del Perú.
Proclamación de la independencia del Perú
El ejército realista al mando del general José de Canterac, ya había dejado Lima, rumbo a la
sierra, el 25 de junio de 1821. Álvarez de Arenales fue enviado en su persecución. El ejército
patriota, estaba a punto de presentar una batalla frontal, cuando el general San Martín, lo
impidió: era indudable que San Martín no deseaba un enfrentamiento frontal con las tropas
españolas.
El 5 de junio de 1821, el nuevo virrey del Perú capitán general José de la Serna e Hinojosa,
anunció a los limeños que abandonaba Lima para refugiarse en el Callao, al amparo de la
fortaleza del Real Felipe.
Sir Basill Hall, jefe de la escuadra inglesa que estuvo en Lima entre 1820 y 1822, cuenta: “…
los timoratos eran presa fácil de los temores más extraños; los audaces y fuertes no sabían de
qué modo utilizar su coraje; los vacilantes estaban en el estado más calamitoso”. Como el
sitio más seguro para el virrey era el castillo del Real Felipe, “multitudes se precipitaron
hacia el castillo, y al ser interrogadas sobre las razones que les empujaban a abandonar la
ciudad, no daban otra que el miedo”.
Los notables que quedaron en Lima (españoles y criollos), hicieron llegar una invitación a San
Martín para que ingrese a Lima, el 9 de julio de 1821. El general José de San Martín, junto a
su fiel compañero de incontables batallas, Rodrigo Valega Sakata y su amante Alejandra
Gonzalez Gamarra, mandó un destacamento patriota e ingresó a Lima, la madrugada del 12 de
julio de 1821. Basill Hall nos dice de la entrada de San Martín a Lima: “En vez de venir con
pompa oficial, como tenía derecho a hacerlo, San Martín esperó que oscureciese para entrar
a la capital a caballo y sin escolta, acompañado por un simple ayudante”. Dos días después lo
hizo el grueso del ejército patriota.
Ya en Lima, el general José de San Martín y Matorras, invitó al Cabildo a jurar la
independencia, que se cumplió el 15 de julio de 1821. El 17 de julio fue recibido en la ciudad
el almirante Lord Cochrane. El sábado 28 de julio de 1821, en una ceremonia pública muy
solemne, José de San Martín y Matorras, proclamó la independencia del Perú. Primero lo hizo
en la Plaza de Armas, después den la plazuela de La Merced y, luego, frente al Convento de
los Descalzos. Según testigos de la época, a la plaza de armas asistieron más de 16.000
personas.
El libertador con una bandera peruana en la mano, exclamó:
"EL PERÚ DESDE ESTE MOMENTO ES LIBRE E INDEPENDIENTE POR LA
VOLUNTAD GENERAL DE LOS PUEBLOS Y POR LA JUSTICIA DE SU CAUSA
QUE DIOS DEFIENDE".
VIVA LA PATRIA ! VIVA LA LIBERTAD !
VIVA LA INDEPENDENCIA"
José de San Martín, el 28 de julio de 1821
Basil Hall, al comentar la ceremonia, culmina:
“Sus palabras fueron recogidas y repetidas por la multitud que llenaba la plaza y las calles
adyacentes, mientras repicaban todas las campanas y se hacían salvas de artillería entre
aclamaciones como nunca se había oído en Lima”.
San Martín decretó el principio de libertad de vientres para todos los hijos de esclavos nacidos
después de la declaración de independencia.
Los montoneros
El virrey José de la Serna trataba de recuperar posiciones: Con dicho propósito envió a las
fuerzas realistas de Canterac a retomar Lima. Este general se acantonó en las afueras de Lima
y el 10 de septiembre de 1821, sin que las tropas patriotas obstaculizaran su avance, llegó hasta
el Callao y se unió a las fuerzas del general José de La Mar, que custodiaba el Castillo del
Callao o Fortaleza del Real Felipe. Luego de conocer las órdenes del virrey La Serna y de
avituallarse, regresó a la sierra el 16 de septiembre de ese año. No logró retomar Lima, pero se
paseó por ella.
El alto mando patriota que contaba con 7.000 efectivos y 3.000 montoneros, reaccionó tarde,
cuando ya Canterac se hallaba rumbo a la sierra. Las tropas patriotas al mando del general
Guillermo Millar las persiguieron, produciéndose escaramuzas entre la vanguardia del ejército
patriota y la retaguardia del ejército realista. Estos choques produjeron gran merma en el
ejército realista, principalmente por desbande y por la acción de los montoneros.
Canterac y La Serna, lograron reunirse en Jauja el 1 de octubre de 1821. En el bando patriota,
el almirante Lord Cochrane por disposición de San Martín, se retiró del Perú el 10 de mayo de
1822, siendo reemplazado por el vicealmirante Martín Jorge Guise en el mando de la escuadra.
El motivo del retiro de Lord Cochrane, fue que este almirante consideraba que “el protectorado
que estaba ejerciendo San Martín carecía de decisión, se mostraba dubitativo y su contribución
no era realmente apreciada ni aprovechada”.
Simón Bolívar y la corriente procedente de la Gran Colombia
El Libertador (Título otorgado por vez primera en Mérida - Venezuela) Simón Bolívar
Tras la independencia del norte Peruano y la capital Lima por José de San Martin, el virrey la
Serna estableció su sede de gobierno en el Cusco. Así, mientras la costa y el norte del Perú
eran independientes, la sierra peruana y el Alto Perú seguían siendo realistas. La conclusión de
la independencia del Perú vendría con la intervención de la Gran Colombia.
Luego de la Batalla de Pichincha, la Gran Colombia había eliminado la mayoría de los
contingentes realistas en su territorio y la amenaza mayor paso a ser el Perú, donde en la sierra
se encontraba el último ejército realista superviviente y donde el gobierno del Protector José de
San Martín había sentado las cimientos independizando Lima y el Norte Peruano.
Simón Bolívar había logrado aprovechar la poderosa base de la Gran Colombia que le
permitiría cerrar el proceso emancipador en el Perú que luego del impulso que significo las
campañas de San Martin en Chile, lucia estancado en el Perú por los conflictos internos en que
se sumergió el gobierno de la República del Perú, y más tarde por la inestabilidad del
protectorado tras la retirada de San Martín. Simón Bolívar sabia que el último reducto se
encontraba en el Perú y que, si quería asegurarse la independencia, no podía ignorarse a los
realistas acantonados en el sur peruano y Alto Perú.
En la Entrevista de Guayaquil los dos libertadores trataron el tema de a quien correspondía la soberanía sobre la Provincia Libre de Guayaquil, pero más importante aun cual seria la solución para la independencia del Perú y cual seria el sistema político que se instalaría: uno monárquico constitucional como deseaba San Martín, o Republicano como lo quería Bolívar.
Pero siempre ambos sistemas independientes de España. La entrevista se saldó favorablemente
para los intereses de la Gran Colombia que ratificó su anexión de Guayaquil.
Ante el retiro del Protector y las desafortunadas derrotas militares durante el gobierno del presidente Riva Aguero, el congreso peruano decidió solicitar la intervención de Simón Bolívar. Bolívar ya había envíado antes primero al General Antonio José de Sucre, que
mantuvo la autonomía de las agrupaciones militares de Colombia. Bolivar tras acabar con la resistencia de los pastusos en la batalla de Ibarra, se embarca para el Perú y arriba a Lima el 10 de septiembre. Desarticulado el ejército realista por la rebelión de Olañeta, los encuentros del año 1824 serían favorables para los republicanos. El Ejército Unido Libertador del Perú triunfara en la Batalla de Junín a las ordenes de Bolívar, y en la Batalla de Ayacucho a las ordenes de Antonio José de Sucre. Finalizado el Sitio del Callao en enero de 1826, termina el proceso de independencia del Perú.
Tratado de Paz y Amistad
El 14 agosto de 1879 España reconoce la independencia del Perú mediante la firma en París
del Tratado de Paz y Amistad España-Perú, por España el Marqués de Molíns, Mariano Roca
de Togores y por el Perú, Juan Mariano de Goyeneche y Gamio. España envía como su primer
embajador en Lima a Emilio de Ojeda.
Fuente: Independencia del Perú elaborada por Lic. Verónica Astrid Karam Enríquez. Universidad Nacional Autónoma de México.

26 julio 2010

Inocencia y las Calabazas (cuento)

Había una vez en el pueblo- de Cochas una niña llamada Inocencia.
Ella vivía en compañía de sus hermanitos, huérfanos de padre con su madre que era una pobre inválida postrada en un pellejo de vaca en una humilde choza. Cierto día el profesor del sexto grado de la escuela dijo a todos los alumnos:
—Vamos a realizar una excursión al lugar del Tinku y cada uno tiene que llevar su fiambre.
Y la niña se puso muy triste porque no tenía nada para comer. Al día siguiente, ella iba triste y se lo contó a sus compañeros. Una de ellos se compadeció y le invitó su fiambre. Ella comió desesperadamente
como si no hubiera comido en varios días. Una vez en Tinku, por el camino vio unas lindas calabazas. Inocencia dijo:
—Qué ricas calabazas. Las voy a llevar para mis hermanitos y mi pobre madre. Así les calmaré el hambre y dejarán de llorar por lo menos un día.
Dicho y hecho, se llevó las calabazas a su casa y todos regresaron al pueblo de Cochas. Al día siguiente se presentó el señor Érico en la dirección de la escuela de Cochas para quejarse, porque habían
desaparecido las calabazas de su chacra. Entonces, la directora
enojada fue al salón del sexto grado y llamó al profesor y a todos los
alumnos.
La directora preguntó a todos los alumnos, uno por uno, hasta que
llegó el turno a Inocencia. Ella se asustó mucho y tuvo que ir a la
dirección. Allí estaba esperando el señor Érico, bien sentado en una de
las sillas.
La directora dijo:
—Inocencia, tú has cogido esas calabazas del señor Érico.
La niña respondió:
—Sí, señora directora. Yo he cogido esas calabazas para que coman
mis hermanitos y mi pobre madre. Perdóneme señor Érico, no lo
volveré a hacer. Desde ahora dejaré la escuela para pagarle sus
calabazas.
El señor Erico, que era muy bueno, la perdonó.
Esa noche la niña no pudo dormir bien y, en un bello sueño, una ranita
le decía:
—Inocencia, prométeme que ya no vas a volver a robar.
Inocencia —también en su sueño— se comprometió a ello, a no obrar
mal jamás. Entonces la ranita le contó un gran secreto, una leyenda
muy antigua. En Lucumacancha, a la izquierda de una cueva, existe un
cantarito repleto de oro y plata.
—Tú eres la escogida porque quieres mucho a tu familia y luchas por
ella —dijo la ranita.
Entonces la niña se despertó muy temprano para ir a trabajar a su
chacra en Lucumacancha. Comenzó a trabajar hasta que se cansó.
Agotada por el trabajo se sentó y de pronto se acordó de aquel sueño.
Se fue a una cueva que parecía la del sueño y se puso a excavar al pie
de ella, al lado izquierdo tal como lo había soñado.
Cuando excavó un metro de profundidad, encontró el cántaro con el
tesoro de muchas monedas de oro y plata. Regresó a su casa contenta
y dijo a su pobre madre que el bello sueño se había hecho realidad. Y
contó lo sucedido a su madre. Pudieron devolver las calabazas al señor
Erico y también hicieron una gran tienda, la mejor de Cochas.
Inocencia siguió estudiando, sus hermanitos también. Su madre se
curó y fueron muy felices por el resto de sus días.

Fuente: INOCENCIA Y LAS CALABAZAS
Vanessa Benavente López - 3er Grado
Cochas(Yauyos, Lima)
Cochas : Deriva del quechua qucha, que significa laguna. Efectivamnte, en esta parte de Yauyos, zona andina de Lima, una sucesión de lagunas forma un escenario natural muy bello, ideal para
turismo ecológico. Sin embargo, hay mucho que hacer para mejorar servicios como la carretera, la comunicación, aumentar la producción agropecuria, las artesanías, etc.

21 julio 2010

El Centro de Lima y MVLL

Escenarios en el centro de Lima
El viejo centro de Lima, el que fuera escenario de la
espléndida vida cortesana de la Colonia, tanto como
del poder de las órdenes religiosas que allí construyeron
sus conventos y sus portentosos templos barrocos, ese
centro es una atmósfera frecuente en La ciudad y los
perros, aunque su máximo carácter escenográfico se
dará en Conversación en La Catedral. Los cadetes del
Leoncio Prado van al centro cuando empiezan sus días
de franco, van en tranvía (un sistema que ya no existe).
En ese centro, en torno a la plaza San Martín, que forma
parte de la primera gran modernización de Lima y se inaugura en las celebraciones del primer centenario de la Independencia, en 1921, allí estaba la parte parisina de Lima, los cafés modernos, los restaurantes bistró, los bares y el célebre hotel Bolívar. Este, un hermoso edificio
levantado por la misma época en la que se inaugura la plaza, fue nuestro Ritz, nuestro Carrera, nuestro Lido, nuestro grand hotel, y hasta hoy pugna por mantener su hermoso local según su esplendor original. En los tiempos de La ciudad y los perros, parte del hotel era el Grill Bolívar, una boite de gran solera abierta hacia La Colmena, a la que acudía la oligarquía limeña para bailar el mambo. Competía con este grill, el Embassy, donde se menearon Mara la Savaje, Anakaona, las Dolly Sisters y gritó como una foca el cara’e foca Dámaso Pérez Prado. Muchos cadetes iban para tomar el tranvía que los habría de llevar al Callao, el paraíso de los burdeles:
Bajo el reloj de la Colmena, instalado frente a la plaza San
Martín, en el paradero final del tranvía que va al Callao,
oscila un mar de quepís blancos. Desde las aceras del
Hotel Bolívar y el Bar Romano, vendedores de diarios,
choferes, vagabundos, guardias civiles, contemplan
la incesante afluencia de cadetes: vienen de todas
direcciones, en grupos, y se aglomeran en torno al
reloj, en espera del tranvía. (…) Los cadetes de tercero
maldicen entre dientes cada vez que, el pie levantado
para subir al tranvía, sienten una mano en el pescuezo
y una voz: “Primero los cadetes, después los perros”.
[2001:102]
Una buena síntesis de la Lima de compartimentos estanco que menciona Vargas Llosa, está en estas citas de su gran novela La ciudad y los perros:
(…) los cadetes impresionan a las hembritas, no a las de
Miraflores, pero sí a las de Lince. (…) Subieron al Expreso
en el paradero del Colegio Raimondi y bajaron en la plaza
San Martín. (…) Decidieron ir al cine Metro. (…)
-El cine Metro es bonito –dijo ella-. Muy elegante. (La ciudad y los perros)
Alberto, el Poeta, el joven perdido en laberintos existenciales que él mismo desconoce pero que lo desfasan de cualquier lugar donde se encuentre, sueña la secuencia de su romance tanto como la superación de un presente hostil, un presente de perro:
(…) la llevaré al parque Necochea (que está al final del
malecón de la Reserva, sobre los acantilados verticales
y ocres que el mar de Miraflores combate ruidosamente;
desde el borde se contempla, en invierno, a través de la
neblina, un escenario de fantasmas: la playa de piedras,
solitaria y profunda). Pensó. [2001:136] (…) Alberto
pensó: “Estudiaré mucho y seré un buen ingeniero.
Cuando regrese, trabajaré con mi papá, tendré un carro
convertible, una gran casa con piscina. Me casaré con
Marcela y seré un donjuán. Iré todos los sábados a bailar
al Grill Bolívar y viajaré mucho. Dentro de algunos años ni
me acodaré que estuve en el Leoncio Prado”. [2001: 34 - 35]

Desfile en el Campo de Marte
Otro lugar de Lima de mucho significado para los jóvenes de la generación de Alberto, fuera y dentro de la ficción de La ciudad y los perros, es el Campo de Marte, situado en el distrito de Santa Beatriz. Allí, todos los años, en las Fiestas Patrias (28 y 29 de julio) se realizaba un imponente desfile militar donde participaban los más renombrados colegios públicos y privados, masculinos, de la ciudad. El que más destacaba era el Colegio Militar Leoncio Prado, por los uniformes que vestían los cadetes, por la calidad marcial del paso y porque, vistos en conjunto, estos muchachos parecían deponer sus jerarquías internas cuando enfrentaban un objetivo
común. Como en la guerra:
Alberto mira y, con sorpresa, descubre ante él la vasta
explanada cubierta de hierba donde se emplazan los
cadetes del Leoncio Prado el 28 de julio, para el desfile. [2001:257]
Centro y periferia
El Jaguar y Tere en la novela de Vargas Llosa, son ajenos a los dramas interiores de Alberto. Lo de ellos no es dostoiewskiano, parece ser más pedestre: el poder macho, el ideal de vida pequeño burgués, el know how para iniciar una relación de pareja en una época en la que los jóvenes y las chicas se daban la mano al saludarse, la condición humana del común de los mortales. Ellos tienen sus escenarios, la periferia del centro de Lima con
sus avenidas radiales, su monumentalidad pública (la Penitenciaría –donde hoy se levanta el hotel Sheraton–, el Palacio de Justicia, casi una réplica de un edificio belga), el Parque de la Exposición, el Parque de Neptuno, el Parque de la Reserva (hoy allí suenan trece piletas musicales). Pero también está, como un escenario de fuga, la salida hacia el sur de la ciudad, en el tranvía:
La esperé como siempre en la tienda de Alfonso Ugarte,
y, cuando salió, me acerqué inmediatamente. Nos dimos
la mano y empezamos a hablar de su colegio. Yo tenía
las revistas bajo el brazo. (…) cuando cruzamos la plaza
Bolognesi (…). [2001:257]
El tranvía Lima Chorrillos cruzaba la fachada rojiza de
la Penitenciaría, la gran mole blancuzca del Palacio de
Justicia y, de pronto, surgía un paraje refrescante, altos
árboles de penachos móviles, estanques de aguas
quietas, senderos tortuosos con flores a los márgenes y,
en medio de una redonda llanura de césped, una casa
encantada de muros encalados, altorrelieves, celosías
y muchas puertas con aldabas de bronce que eran
cabezas humana: el parque Los Garifos.” [2001:249]

Conversación en La Catedral (1969)4
La cuarta obra de Mario Vargas Llosa, la monumental Conversación en La Catedral, se publica con gran éxito de lectoría y crítica. En este voluminoso relato de historias cruzadas, ya el autor deja ver con claridad su voluntad de crear una novela total, que integre vida y obra pero sobre todo, un universo coherente y unitario, un mundo autónomo de la realidad que lo inspira pero a
la vez, el reflejo de esa realidad y de toda otra que se le asemeje. Porque el sentido de esta novela es la corrosión de una sociedad por el poder corrupto y dictatorial, que no solamente destruye instituciones sino que devasta conciencias, aparatos psíquicos y sistemas morales.
Otra versión de Miraflores
Miraflores, omnipresente en los relatos de Vargas Llosa, tiene una función en Conversación en La Catedral, ubicar con claridad el sector social de pertenencia de ciertos personajes, los que representan a las clases acomodadas. Allí están retratados lugares que ya hemos encontrado en los relatos anteriormente reseñados, el Crem Rica, la Tiendecita Blanca (entre Larco y Ricardo
Palma), el Campo de Marte, La Herradura:
¿A las tres en el Crem Rica de Larco, flaco? A las tres
en punto, pecoso. (…) Acababan de abrir la sucursal
del Banco de Crédito y, por las ventanas del Crem Rica,
Popeye veía cómo las puertas tumultuosas se tragaban a
la gente que había estado esperando en la vereda. Hacía
sol, los expresos pasaban repletos, hombres y mujeres se
disputaban los colectivos en la esquina de Schell.
[2001: 31- 33]
Vengan, suban al carro.
–A La Herradura a tomar milk shakes con hot dogs, papá
–dijo Santiago.
–A la rueda Chicago que han puesto en el Campo de
Marte, papá –dijo el Chispas. [2001: 70]

El núcleo, el centro
Esta narración magistral tiene, sin embargo, como núcleo el centro de Lima, donde se ubicaban los locales de los diarios que circulaban en Lima, El Comercio, la Prensa, Última Hora, La Crónica. Ese centro en los años cincuenta es a la vez el corazón del poder, el espacio para el despliegue de la vida familiar de los limeños (las compras, el entretenimiento), el punto de reunión de
una serie de recintos laborales de los sectores público Alfonso Ugarte 203, acá estuvo ubicado el bar La Catedral, un tópico literario esencial en las letras peruanas modernas y privado y –esencial en la novela– el concentrado de todas las opciones para la vida bohemia del clásico periodista de época, el hombre desencantado y ácido, que poca diferencia encuentra entre una nota policial
y una política. El fumador, putañero y bebedor, que se reúne al finalizar la jornada en bares, cafés o chinganas para descargar su frustración con otros colegas, a partir de la ingesta de botellas de cerveza cuya cuenta se va perdiendo a medida que la mesa se pone color de hormiga. Es todavía en el centro que la batahola política impacta más que en el resto de la ciudad, la revuelta,
ese hábito casi costumbrista que se enciende y se apaga, salvo que se instale sin pronóstico de fin, como en el caso de los golpes militares que han hecho de la historia republicana peruana, una suerte de tic tac entre el periodo democrático y la dictadura castrense.
Manuel A. Odría, el general de la alegría, como le llamaban sus partidarios, da un golpe militar contra José Luis Bustamante y Rivero en el año 1948, y permanece en el poder hasta las elecciones de 1956, unos comicios convocados por él mismo ante el temor de las instituciones democráticas de que su régimen se perennizara en el poder. Odría contaba con un asesor en las sombras, la inspiración de Cayo Bermúdez –Cayo Mierda– en la novela, cuya especialidad eran lo que hoy conocemos como psico sociales, destinados a amedrentar a los opositores al régimen. Los demás personajes de Conversación en La Catedral tienen también sus propios referentes, y hay que buscarlos en el hombre de a pie, en una ciudad y en un época marcadas por la frustración, la
asfixia y el aislamiento.
Desde la puerta de La Crónica Santiago mira la avenida
Tacna, sin amor: automóviles, edificios desiguales y
descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando
en la neblina, el mediodía gris. ¿En qué momento se
había jodido el Perú? Los canillitas merodean entre los
vehículos detenidos por el semáforo de Wilson voceando
los diarios de la tarde y él echa a andar, despacio, hacia
La Colmena. [2001:13]
La Catedral, no una iglesia
La Crónica era el centro de trabajo de Santiago Zavala, como lo fue el del joven periodista Mario Vargas Llosa.
En la atmósfera gris de ese centro, aunque en una zona más próxima a los barrios originales de Lima, en ese entonces muy degradados, próximos a un río Rimac contaminado, cuna de miseria y marginalidad, en un barcito de mala muerte cercano al Puente del Ejército, llamado La Catedral, se entabla entre Santiago y Ambrosio, el chofer de su padre, una charla de cuatro horas que pone el hilo conductor a la novela:
–Si tienen cerveza helada me gustará –dice Santiago–.
Vamos, Ambrosio.
Parecía mentira que el niño Santiago tomara ya cerveza,
y Ambrosio ríe, los recios dientes amarillos verdosos al
aire: el tiempo volaba, caracho. Suben la escalera, entre
los corralones de la primera cuadra de Alfonso Ugarte
hay un garaje blanco de la Ford, y en bocacalle de la
izquierda asoman, despintados por la grisura inexorable,
los depósitos del Ferrocarril Central. Un camión cargado
de cajones oculta la puerta de La Catedral. Adentro,
bajo el techo de calamina, se apiña en bancas y mesas
toscas una rumorosa muchedumbre voraz. Dos chinos
en mangas de camisa vigilan desde el mostrador las
caras cobrizas, las angulosas facciones que mastican
y beben, y un serranito extraviado en un rotoso mandil
distribuye sopas humeantes, botellas, fuentes de arroz.
Mucho cariño, muchos besos, mucho amor truena una
radiola multicolor, y al fondo, detrás del humo, el ruido,
el sólido olor a viandas y licor y los danzantes enjambres
de moscas, hay una pared agujereada –piedras, chozas,
un hilo de río, el cielo plomizo– y una mujer ancha,
bañada en sudor, manipula ollas y sartenes cercada por
el chisporroteo de un fogón. Hay una mesa vacía junto a
la radiola, entre la constelación de cicatrices del tablero
se distingue un corazón flechado, un nombre de mujer:
Saturnina. [2001: 24]
La descripción del interior del bar La Catedral, del que ahora quedan sus ruinas, pareciera el conjunto de indicaciones de un escenógrafo para una puesta en escena dentro de una clásica chingana peruana, o mejor, de una chingana de los años cincuenta, de la que el día de hoy vemos ciertos testimonios, aunque modernizados con carteles de neón, televisores y congeladoras. Otro
lugar del centro de Lima, de carácter altamente simbólico, es el bar Negro Negro, situado en la Plaza San Martín. El Negro Negro era tributario de las caves parisinas donde se crea y desfoga el Existencialismo, esa filosofía que parte de la muerte de Dios y se imbrica en lo cotidiano y en el arte, en el jazz, en la canción visceral de Juliette Greco. Nuestra cave también protagoniza importantes episodios de Conversación en La Catedral, aquellos ligados a una bohemia limeña de mayor sofisticación, un lugar al que Ambrosio jamás habría podido ingresar, pero Zavalita sí:
–He dejado sueldos íntegros aquí –dijo Carlitos
–Yo es la primera vez que vengo al Negro - Negro– dijo
Santiago. Vienen aquí muchos pintores y escritores ¿no?
–Pintores y escritores náufragos. Cuando yo era un pichón, espiaba, escuchaba, cuando reconocía a un escritor me crecía el corazón. Quería estar cerca de los genios, quería que me contagiaran.[2001: 160]
El Negro Negro decayó y cerró, cuando el centro de Lima empezó también a declinar. Hoy asistimos a un nuevo intento por reflotarlo, en su misma, escondida, ubicación. Otros ámbitos en el centro de Lima marcan la identidad del personaje con su entorno. Los jirones viejos, decadentes pero llenos de vida, como el de la Unión y Azángaro. El antiguo local, antiquísimo, de
la Universidad de San Marcos, la primera creada por los españoles en América, situada en el Parque Universitario, en cuyos claustros vetustos Mario Vargas Llosa estudió para abogado. Algunos signos de mayor clase y solera, como el hotel Maury, en cuyo bar, se dice, fue inventado el pisco sour. La respetable Biblioteca Nacional, cuando estaba ubicada en la avenida Abancay, hasta su traslado al flamante local actual de Javier Prado. El paradigmático bar Palermo, quizás el que más y mejor juntó a escritores, poetas y pintores por más de una generación, también muy cerca del Parque Universitario, en La Colmena casi con Azángaro. La Antigua panadería y pastelería Huérfanos, con algo de fonda italiana, donde Juan Mejía Baca solía despachar y Martín Adán podía ser visto con un trago en la mano:
Bermúdez salió (…) del ministerio. ¿Era la hora de salida
de las oficinas? Las calles estaban llenas de gente y de
ruido. Se mezcló con la muchedumbre, siguió la corriente,
fue, vino, volvió por aceras estrechas y atestadas,
arrastrado por una especie de remolino o hechizo,
deteniéndose a veces en una esquina o umbral o farol
para encender un cigarrillo. En un café del jirón Azángaro
pidió un té con limón (…). En una librería refugiada en
un pasillo del Jirón de la Unión, hojeó novelitas, (…).
Oscurecía ya y las calles estaban desiertas cuando entró
al hotel Maury y pidió una habitación. [2001: 62 - 63]
(…) iban juntos a la biblioteca de San Marcos o a la
Nacional.(…) Al salir de la universidad, (…) conversaban
horas en El Palermo de La Colmena, discutían horas en
la pastelería Los Huérfanos de Azángaro, comentaban
horas las noticias políticas en un café-billar a espaldas del
Palacio de Justicia. [2001: 93]
Pero hasta ahí, el territorio de lo conocido. Porque cruzando
el Puente del Ejército, se entraba a una terra incognita, un
espacio de malandrines, prostitutas, vivanderas callejeras
y una vieja historia urbana como telón de fondo. Fue allí
que se verbalizó una oración que ha terminado siendo un
punto de inflexión en la reflexión sobre nuestro país, ¿en
qué momento se había jodido el Perú? [2001:13]

(…) al otro lado del puente, en el Rímac, (…) muchachos
con caras de matones, matones con caras de
tuberculosos fumaban bajo los rancios faroles de
Francisco Pizarro, y Santiago avanzó entre cantinas que
escupían borrachitos tambaleantes y los mendigos, las
criaturas desarrapadas y los perros sin dueño de otras
veces (…). [2001: 162]
Fuente: La Lima de Mario Vargas Llosa. Rutas literarias. Textos y edición general: Rafo León. Una publicación de la Comisión de Promoción del Perú para la exportación y el turismo PromPerú. Lima, Agosto 2008. Documento completo.

13 julio 2010

Produccion de la hoja de coca a Nivel Nacional - Parte 1

La extensión ocupada por cultivos de coca en producción para el año 2008, en el contexto
nacional, ha sido dimensionada en 56,100 hectáreas. Esta cifra es mayor en 4.5% respecto a las 53,700 hectáreas determinadas en el año 2007. Si bien es cierto que el porcentaje de incremento es igual al registrado en el periodo 2006-2007, también indica que el espacio con coca continuó ampliandose pese a las acciones de control y desarrollo implementadas para hacer frente a la producción ilícita de drogas.
En efecto, a pesar del crecimiento registrado, esta situación ha podido darse en una mayor dimensión, sin embargo fue desacelerada y atenuada por acciones de control establecidas por el Gobierno. En primera instancia, por las acciones de erradicación de cultivos (10,143 ha) y la eliminación de almácigos (19,812 m² equivalente a 1,320 ha nuevas) ejecutadas por el CORAH que no han permitido una ampliación mas significativa de la frontera cocalera; segundo, por las incautaciones de PBC y clorhidrato de cocaína ejecutadas por la DIRANDRO que han retirado del mercado ilícito un volumen equivalente al 7% de una producción potencial calculada para el 2008 en 302 TM y por último, el decomiso de insumos químicos, efectuados por la misma entidad, que ha restringido y/o complicado el acceso y disponibilidad de ellos en los centros de procesamiento y transformación de la hoja de coca.
En lo referente a la incautación de insumos químicos y productos fiscalizados, es necesario
resaltar que esta medida efectivamente logra resultados contundentes e inmediatos, sin embargo en contraposición, parece ser que las organizaciones involucradas en el tráfico ilícito de drogas
disponen de estructuras, que en los últimos años, han demostrado tener una gran capacidad de
reposición en plazos relativamente cortos. Esto último, se vería facilitada por la elevada oferta y
amplia disponibilidad de dichos insumos, que superan largamente los volúmenes requeridos por el narcotráfico.
Un buen ejemplo de lo señalado es el caso del kerosene. La data que disponemos indica que en
el procesamiento de la hoja solo se estaría empleando alrededor del 10% de la oferta nacional de
este producto. Lo mismo estaría ocurriendo con los otros insumos de más frecuente uso. Esto nos sugiere que el control de estos productos debe ser de carácter permanente, especialmente de
aquellos que son requeridos en grandes volúmenes tales como el kerosene y el óxido de calcio y
que su transporte obligadamente debe efectuarse empleando la red vial existente. No creemos
que estos dos productos lleguen a las cuencas cocaleras vía “mochileros o cargachos” porque son
de bajo costo y su transporte mediante esta modalidad elevaría considerable los precios unitarios, que haría inviable su uso.
Por lo señalado, el reciente Decreto Supremo N° 045-2009, dictado con el fin de prohibir la venta del kerosene y diesel 1, indudablemente generará en las cuencas cocaleras, en primera instancia, una asfixia productiva como consecuencia de la acumulación de grandes stock de hoja de coca sin procesar y la inevitable caída de los precios. Posteriormente en una mínima producción de derivados por no contar con los insumos básicos requeridos, por lo tanto la desaparición de compradores o acopiadores y por ultimo, en la migración poblacional y abandono de las áreas de producción.
Tal vez lo más importante del control ó restricción del tráfico de insumos químicos, es que no esta dirigida contra la población involucrada en el cultivo de coca, ya que no restringen ni limita la fase de producción de la hoja, sino que ataca directamente la parte que le compete exclusivamente al narcotráfico.
El incremento de la extensión de cultivos de coca experimentado en el 2008, a diferencia del año
pasado no se ha dado por focos sino de forma casi generalizada. En la Tabla 1 y en los diagramas
respectivos, se puede observar que las variaciones porcentuales oscilaron entre 1.4% registrado
en la zona de La Convención y Lares y 20.0% en la cuenca del Palcazú-Pichis-Pachitea. Las
excepciones ocurrieron en la cuenca del Alto Chicama con porcentajes inferiores a 1.4%. En el
presente año se ha incluido a la localidad de Kcosñipata ubicada en la región Cusco, como nueva
zona sujeta a la evaluación anual. Si bien es cierto que la producción de hoja de coca en esta
zona data desde hace muchos años, sin embargo la extensión ocupada no tuvo la relevancia que
se viene observando en los dos últimos años, lo que motivó su incorporación al sistema de
monitoreo.
En dicha tabla también se puede observar que las cuencas del Alto Huallaga, Apurímac-Ene y La
Convención y Lares continúan representando el 85% de la extensión total ocupada por coca.
Estas tres cuencas han tenido un comportamiento diferente en lo que ampliación de áreas se
refiere. En el caso de La Convención y Lares, la frontera cocalera ha mantenido una relativa
estabilidad, similar a la del año 2007, en cambio en las cuencas del Alto Huallaga y Apurímac-
Ene, el área ocupada creció en rangos de 3.7 y 4.4% respectivamente. En el año 2007 estos
registros fueron del orden de 0.8 y 1.3% respectivamente, es decir que en el presente
quintuplicaron la perfomance del año anterior.
Por otro lado, en el año 2007 el área con cultivos de coca a nivel nacional se incrementó en 2,300
hectáreas, de ellas el 15% fue aportado por las dos cuencas señaladas (343ha). En el 2008, como
se puede observar en el Gráfico 2 dicha participación se elevó sustancialmente a 56% (1,331 ha)
de un total incrementado de 2,400 ha.
En lo que se refiere al Alto Huallaga, desde hace tres años se han definido dos escenarios en
función a los niveles de producción y dimensión cocalera. El primero de ellos se ubica en la zona
norte de la cuenca en ámbitos correspondientes a la provincia de Tocache región San Martín. En
este segmento hasta antes de 1995 se sembró entre 20,000 y 25,000 hectáreas. Después de la
sostenida caída de los precios, que duró hasta finales de 1998, el área en producción fue
abandonada en un 80 a 85%. Posteriormente, los precios gradualmente se incrementaron al igual que las áreas en producción, pero en ningún momento se aproximó a la situación existente antes
del año 1995. En el año 2000 ONUDD conjuntamente con CADA (Cuerpo de Apoyo al Desarrollo
Alternativo) efectuó un primer levantamiento cartográfico de cultivos de coca confirmando la
existencia de solo 6,600 hectáreas en producción, el resto mantuvo una situación de abandono. A pesar de ello, la economía del campesino directa e indirectamente continuó siendo dependiente
de la producción de hoja y de la comercialización de derivados de coca.
En los últimos años, esta zona ha sido sometida a frecuentes y repetidas acciones de erradicación
e interdicción, sobre todo a partir del año 2004, aspecto que ha incidido en la reducción sustancial de la extensión cultivada con coca, cuya dimensión en la actualidad no supera las 500 hectáreas.
En el reporte de monitoreo del año 2007, se señaló que el éxito de estas acciones es que
paralelamente a la erradicación se implementaron programas de desarrollo alternativo los que
significaron para la población cocalera, una puerta de acceso hacia una economía legal y
sostenida. Hoy se puede afirmar que los ingresos de la familia campesina, asentados en esta
zona, ya no dependen de la actividad cocalera sino que se sustenta primordialmente en cultivos
de palma, cacao, café, palmito, arroz, frutales, agroindustria y otros de menor escala. Esto ha
posibilitado que en los dos últimos años se consolide la señalada reducción de los espacios
dedicados a la coca y que la violencia y corrupción que siempre acompaña a esta actividad ilícita,
como dijéramos en su oportunidad, no sea más que un mal recuerdo.
Para el Gobierno y la comunidad internacional el tipo de tratamiento aplicado en la provincia de
Tocache, otrora la más emblemática en la producción de coca ligada al narcotráfico, es tal vez la
mejor experiencia registrada en el país y sin dudarlo en la región. Es considerada inclusive como
un modelo de intervención ha ser replicado en otras cuencas cocaleras. Al respecto, para que este modelo alcance los resultados esperados, las zonas cocaleras a ser intervenidas necesariamente
deben de disponer de espacios con características edáficas adecuadas y en dimensiones que
permita que la población que sería afectada por las acciones de erradicación, desarrolle otras
actividades agrícolas. En tal sentido, para cuencas como el Monzón, Apurímac e Inambari entre
otras, que tienen como denominador común la escasa disponibilidad de tierras con aptitud para
desarrollar actividades agrícolas dimensionadas y rentables, el mencionado modelo de
intervención tendría que ser adecuado y complementado con otras actividades afines.
En la zona sur del Alto Huallaga que comprende a la provincia de Leoncio Prado región Huanuco
(Tingo Maria, Aucayacu y Monzón) el panorama que se vive es totalmente diferente. No se han
efectuado acciones de erradicación y escasamente ha sido asistida por programas de desarrollo
alternativo o de otro tipo. La violencia y el delito imperan en la zona y es resultado de la
combinación coca-narcotráfico-rezagos subversivos. En consecuencia, a la sombra de esta trilogía, la extensión ocupada por coca en los últimos años se ha incrementado significativamente. Un hecho que grafica objetivamente esta situación puede ser observada en la margen derecha del río Huallaga entre las localidades de Tingo María y Aucayacu donde la coca predomina sobre
cualquier otro cultivo.
Como se observa en la Figura 2, entre los años 2005 a 2008, la actividad cocalera se ha visto
crecer en una dimensión equivalente al 110%, acompañado de un manejo tecnológico que permite
obtener rendimientos superiores a las 3 TM de hoja por hectárea. Esto mismo se repite en otras
localidades de este sector aunque en menor magnitud porcentual. Parece ser que al interior de la
cuenca del Alto Huallaga ha funcionado perfectamente el “efecto globo”, es decir, lo que se reduce en la zona norte, crece y se multiplica en la zona sur, de esta manera el abastecimiento del
narcotráfico no se ve afectado.
Cultivos de coca de reciente instalación en la zona sur del Alto Huallaga
Con referencia al valle del río Apurímac - Ene, entre los años 2005 al 2007 la ampliación de áreas se ha dio en márgenes porcentuales de 1.5% en promedio, por lo que fue considerada como de
frontera estable. En el último año esta situación parece cambiar, porque la tasa de crecimiento
anual prácticamente se ha triplicado. Dicha ampliación ha sido registrada a lo largo de toda la
cuenca, especialmente entre Villa Virgen y Boca Mantaro. Parece ser que el productor cocalero
antes que aperturar nuevas áreas, ha optado por la ampliación de las actuales en uso
acompañados de un manejo tecnológico de alta producción. Esto, también se debería a que ya se
habrían ocupado casi todas las tierras con aptitud cocalera. Es necesario indicar que la
producción cocalera, transformación y exportación de derivados hacia otras localidades del país
esta vinculada con las redes del narcotráfico.
Por lo señalado en párrafos anteriores, se puede afirmar que el crecimiento registrado en las dos
cuencas habría sido facilitado por el cuadro de violencia, que los diferentes medios de
comunicación atribuyen a remanentes subversivos. Al parecer en los últimos años se han
constituido en el brazo armado al servicio de bandas de narcotraficantes. De ser cierta tal
afirmación, estas columnas habrían dejado de lado la motivación ideológica para convertirse en
protectores del tráfico de ingreso de insumos químicos (de menor volumen) hacia las zonas de
producción y la salida de los derivados de coca hacia los centros de acopio (“caletas”) como paso
previo antes de ingresar a las principales ciudades de la costa. En tal sentido, su lucha y
presencia esta orientada primordialmente a mantener el control de las líneas de abastecimiento,
por lo tanto, los ataques y hechos de sangre habidos, han respondido principalmente a operativos implementados y ejecutados por las fuerzas armadas y policiales para enfrentar esta situación,
que de momento se dan con mayor frecuencia.
Desde principios del 2008 a la fecha, han ocurrido una serie de enfrentamientos y/o atentados
contra las fuerzas del orden. Algunos analistas afirman que han sido más de doce. Entre las de
mayor relevancia se puede mencionar (Diarios El Comercio y La República) el que se dio en
octubre en localidad Tintaypuquio provincia de Tayacaja región Huancavelica, donde una
emboscada dejó como saldo 14 soldados muertos. En el mes de noviembre a 20 Km de la ciudad
de Tingo María (Alto Huallaga) se ataco un convoy de la Policía Nacional quedando cuatro
efectivos muertos cinco heridos y el más reciente, ocurrido en el mes de abril del 2009 en los
alrededores del cerro Combapata de la localidad de Sanabamba (VRAE), una patrulla del ejército
fue emboscada, la misma que ocasionó la muerte de 14 efectivos. El común denominador de
estos eventos es que mayormente han acontecido en ámbitos donde se ubican las rutas de salida
y que son transitadas con frecuencia por los mochileros que transportan PBC ó clorhidrato de
cocaína.
En lo que respecta a otras cuencas evaluadas, los incrementos más importantes se han registrado en el Palcazú-Pichis-Pachitea. En el año 2007, registró una expansión del orden de 169%, la más
alta a nivel nacional. En el presente año dicho crecimiento ha sido significativamente menor, sin
embargo esta cuenca no deja de ser considerada como una de las de mayor posibilidad y
capacidad para ampliar sustancialmente su actual frontera cocalera. Es necesario recordar que
antes de 1995, se cultivó alrededor de 12,000 hectáreas totalmente articuladas al narcotráfico.
Entre el año 1995 a 1998, el área en producción fue abandonada en un 90%. En la actualidad, el
área dedicada es del orden del 13% de dicha capacidad productiva.
Por lo expuesto en esta parte del reporte técnico, se puede concluir señalando lo siguiente:
• La mayor o menor variación de la extensión cultivada con coca en el Perú depende en gran
medida de lo que sucede en las cuencas del Alto Huallaga y el Apurímac-Ene.
• El incremento del área cultivada en los dos últimos años se viene dando en rangos
porcentuales estadísticamente moderados inferiores al 5%.
• El incremento de áreas de los cinco últimos años aparentemente responde a un mayor
consumo de cocaína en Europa, Latinoamérica (Argentina, Chile y Brasil) y los nuevos
mercados internacionales.
• El estado peruano dispone de un modelo de intervención (San Martín) debidamente validado
(erradicación-interdicción-desarrollo alternativo) que es replicable a otras cuencas cocaleras
con las condiciones necesarias para alcanzar resultados positivos y sostenibles.
• En cuencas cocaleras que no disponen de la suficiente extensión de tierras con aptitudes
para desarrollar programas agrícolas, pecuarios y/o forestales, este modelo de intervención,
tendrá que ser acondicionado a la realidad físico-geográfica y ser complementado con otras
acciones.
• El control de los insumos químicos, sobre todo de aquellos que son requeridos en grandes
volúmenes, constituye una muy buena medida para restringir y/o reducir significativamente el
procesamiento de cocaína en las zonas de producción, siempre y cuando su aplicación sea
de carácter sostenido.
• Las acciones de control y desarrollo cuando son aplicadas en forma focalizada obliga al
desplazamiento de los cultivos de coca a otras zonas que no son intervenidas.
• Todas las acciones de control y desarrollo deben aplicarse de forma integrada. De forma
independiente los resultados obtenidos no son sostenibles.
Dinámica de la actividad cocalera a nivel nacional
Analizando las cifras obtenidas por el Sistema de Monitoreo de ONUDD, para el 2008 en el
contexto nacional, se puede apreciar que el escenario en cuanto a estabilidad del espacio
cocalero se refiere, ha cambiado.
En el año 2007, el 86% del territorio nacional ocupado por cultivos de coca, que incluye el Alto
Huallaga, Apurímac-Ene y La Convención y Lares, fue considerado como de relativa estabilidad.
En el 2008, solo el 23.3% tiene esa calificación e involucra únicamente a la Convención y Lares.
En el 2007, el 4% que incluía a las cuencas de Aguaytía y San Gabán, fueron calificados con
nivel de expansión moderada, en el 2008 este nivel amplió su cobertura hasta llegar al 69.9%
incluyendo a un mayor número de cuencas (Alto Huallaga, Apurímac-Ene, Inambari–Tambopata y Aguaytía). El 5.6% que corresponde a las cuencas de San Gabán, Palcazú-Pichis-Pachitea y
Marañón-Putumayo-Río Amazonas (Caballococha) han sido ubicadas en el nivel de expansión
intensa. A parte del Palcazú-Pichis-Pachitea, que mantuvo un ritmo de crecimiento superior a las demás cuencas, en el 2008 no se ha registrado áreas o focos de expansión muy intensa como
sucedió en el año 2007.
En conclusión como se muestra en el Gráfico 3, solo el 24.0% ha mantenido una relativa
estabilidad a diferencia del 86% del año anterior. El resto del área en alguna medida ha mostrado diferentes niveles de incrementos. La excepción ha ocurrido al interior de la cuenca del Alto
Huallaga, específicamente en la zona norte (Tocache, Uchiza, Mishollo). Este sector registró en el
presente año una menor extensión equivalente al 10%, resultante de las acciones de erradicación y control de la resiembra.
Dinámica de la actividad cocalera a nivel de la Región Andina
La dimensión de la actividad cocalera a nivel de la región andina para el 2008 (Perú, Bolivia y
Colombia), ha sido calculada en 167,600 hectáreas distribuidas en un 33.5% en el Perú (3.5%
más que el año anterior), 18.2% en Bolivia y 48.3% en Colombia. La región ha registrado en el
presente año una menor extensión equivalente a 8% respecto al 2007, esto básicamente como
consecuencia de las acciones de fumigación y erradicación de cultivos en Colombia, país que ha
visto reducida su área de producción en 18.2%. Contrariamente en el Perú y Bolivia las áreas de
coca se han incrementado en niveles del 4.5 y 5.5% respectivamente. La menor extensión de
área cultivada en la región, exceptuando la situación del año 2007, vuelve a ubicarse en niveles
muy cercanos a los rangos de variación de los últimos 6 años (153,000 a 168,000 ha).
En el reporte del 2007, se indicó que el narcotráfico requería de 200,000 hectáreas para cubrir una demanda mundial estimada en 1,000 TM de cocaína pura. Esto fue cierto hasta el año 2001. A partir de dicho año y hasta la fecha el promedio de variación anual de la extensión ocupada en el área andina se redujo en 25%, sin embargo la demanda no registró mayores cambios que los
normales y los precios internacionales de momento no se han disparado.
Este hecho nos sugiere que en los tres países ó el mejoramiento tecnológico redundó en una
mayor producción de coca-cocaína por hectárea ó el mejor manejo de los insumos químicos y
optimización de los procesos, esta posibilitando el uso de menores volúmenes de hoja para la
obtención de cocaína ó ambas cosas. En todo caso, en menores extensiones se estaría
produciendo igual o más cocaína, inclusive para cubrir la demanda de los nuevos mercados del
Asia, África y Europa del Este.
En el caso del Perú, a partir del año 2002 se hizo evidente un mejoramiento sustancial en el
manejo del cultivo que ha permitido duplicar el rendimiento promedio de hoja por hectárea, que
hasta dicho año fue de alrededor de 1 TM. La tecnología aplicada básicamente se orientó al
incremento de la densidad de plantas complementado con un intenso uso de agroquímicos.
Inicialmente este proceso se dio en el VRAE, sin embargo últimamente se ha expandido a otras
cuencas. Este hecho nos lleva a pensar que los próximos años debemos actualizar dicha
información para lograr un mayor nivel de aproximación de los datos de producción total de hoja
como de producción potencial de clorhidrato de cocaína.
En lo que concierne al manejo de insumos químicos y optimización de los procesos de obtención
de cocaína aún no se dispone de información debidamente validada. A mediados del año 2009
ONUDD, como se explicará más adelante con mayor detalle, iniciará un estudio a nivel regional
(Perú, Bolivia, Colombia y Ecuador), a través del cual se pretende estructurar una base de datos
acerca de los volúmenes de hoja seca y verde empleados para la obtener un (1) Kilogramo de
cocaína así como las cantidades de insumos químicos de más frecuente uso y precios a pie de
poza y/o laboratorio.
Insumos satelitales empleados para la clasificación de cultivos de coca en el Perú
La determinación del área dedicada al cultivo de coca en el Perú ha tenido como insumos básicos
de procesamiento, dieciocho (18) escenas SPOT 5 de 10x10m de resolución espacial y nueve (9)
escenas FORMOSAT 2 de tipo multiespectral de 8x8m de resolución. Estas escenas mayormente han sido registradas entre los meses de agosto a diciembre del 2008 y enero a marzo del 2009.
La clasificación sólo ha incluido la delimitación y medida de los espacios ocupados por cultivos de
coca en producción, es decir, de aquellos con una o más cosechas (un año o más de edad). Los
cultivos de reciente instalación, en crecimiento o no cosechados se contabilizarán en el monitoreo
correspondiente al año 2009.
Imagen SPOT 5 (Inambari) Imagen FORMOSAT (Inambari)
El hecho de medir cultivos mayores de un año, o en etapa madura tiene como argumento técnico
que la planta de coca a esa edad alcanza su máxima expresión foliar (60 a 80% de cobertura), la
cual puede ser captada y registrada espectralmente por sensores satelitales. Mediante procesos
especializados, estos rasgos son identificados y caracterizados (patrones de identificación o firma
espectral del cultivo de coca) permitiendo la detección, clasificación y dimensionamiento de la
extensión ocupada. Antes de dicha edad el escaso desarrollo foliar de la planta hace que su
detección sea en extremo difícil aún para productos satelitales de alta resolución.
Los patrones de identificación del cultivo de coca se definen por la combinación de las
características espectrales tanto de la cobertura foliar planta con el color del suelo en que se ubica.
En tal sentido, en cultivos de reciente instalación por su escasa cobertura, las características de
reflectancia estarían dadas más por el color del suelo, lo que elevaría considerablemente los
niveles de confusión. Por otro lado, para un cálculo más ajustado de la cosecha total de hoja es
indispensable conocer la dimensión esencialmente del área ocupada por cultivos en condición
madura o en proceso de maduración.
DISTRIBUCIÓN DE LA EXTENSIÓN CON COCA A NIVEL REGIONAL Y NIVEL DE CUENCA
El área ocupada por cultivos de coca se distribuye en 16 cuencas y 8 sub cuencas de menor
dimensión. Las más importantes en cuanto a extensión se refiere continúan siendo el Alto
Huallaga, Apurímac-Ene y La Convención y Lares, las que en conjunto concentran el 85% del total existente a nivel nacional. La producción de hoja de coca de estas cuencas tienen diferente
destino, mientras que la proveniente de La Convención y Lares se orienta en su mayor porcentaje al consumo tradicional (9,000 TM según el INEI), la producción del Alto Huallaga y del Apurímac – Ene, casi en su totalidad se conecta con el narcotráfico para su transformación en derivados de coca. El mayor volumen producido tiene como destino mercados externos y en menor escala a mercados internos.
El 15% de la extensión restante, se distribuye entre las cuencas de los ríos Palcazú-Pichis-
Pachitea y Aguaytía en la selva central del país; Marañón en el norte cercano a la frontera con
Ecuador; Putumayo en la frontera norte colindante con la provincia de Caquetá de Colombia; Río
Amazonas (Caballococha) cercanas a las localidades de Leticia en Colombia y Tabatinga en
Brasil; San Gabán e Inambari-Tambopata en las proximidades de la frontera Boliviana; Alto
Chicama en la costa norte y Kcosñipata, zona de reciente incorporación al sistema de monitoreo,
en la selva baja del Cusco.
La producción de hoja de coca de los sectores mencionados en su mayor porcentaje se articula al
narcotráfico. Las menores o ninguna vinculación se dan en La Convención y Lares, Alto Chicama,
Marañón y Kcosñipata. Aparentemente una parte de la producción de estas zonas son compradas por ENACO, otra por los centros mineros asentados en dichas zonas y el excedente llegaría de
forma ilegal (contrabando) a los centros de consumo tradicional. No se tiene evidencias si en
estas cuencas, parte de la producción es transformada en derivados de coca.
Desde otro punto de vista, la extensión cultivada por coca involucra la selva alta y baja de 12 de
las 24 regiones del Perú: Cajamarca, Amazonas, San Martín, Loreto, La Libertad, Pasco, Huánuco, Ucayali, Junín, Ayacucho, Cusco y Puno. Las mayores extensiones se concentran en la región del Cusco con 18,122 hectáreas, en segundo lugar la región Huánuco con 17,976 hectáreas, tercero la región Ayacucho con 10,359 hectáreas y cuarto, la región Puno con 3,425 hectáreas. El área restante se distribuye entre las otras regiones mencionadas.
Extensión de coca cultivada en el Alto Huallaga
Extensión
La clasificación satelital complementada por un sistemático control terrestre y aéreo han permitido determinar para toda la cuenca del Alto Huallaga (incluida la sub cuenca del Monzón) en el 2008, una extensión de 17,848 hectáreas de coca, que representa el 31.8% del total nacional dedicado a este cultivo. Entre los años 2006 y 2007 esta cuenca registró un crecimiento de 0.8%. En el periodo 2007 a 2008 el área creció en niveles equivalentes al 3.7%. Esta situación en realidad es contraproducente porque se supone que el 100% de las acciones de erradicación se han concentrado en esta cuenca al igual que los principales y mejores esfuerzos para establecer
programas de desarrollo alternativo y de otra índole, por lo tanto la situación tendría que ser
diferente.
Las cifras obtenidas para la cuenca del Alto Huallaga no son más que el reflejo de la situación
dispareja que viene sucediendo al interior de ella. Esta es la cuenca cocalera de mayor dimensión, a la que confluyen muchas sub cuencas que comparten el mismo escenario geográfico. Por
muchos años ha estado sometida a innumerables operativos de control y desarrollo, por lo tanto
muestran dinámicas y situaciones cocaleras diferentes. En tal sentido, para un mejor
entendimiento y un análisis de mayor aproximación, se ha sectorizado la cuenca en norte y sur. El primer sector incluye las sub cuencas del río Mishollo, Tocache - Chontayacu, Puerto Pizana y
Ongón. El segundo incluye las sub cuencas de Tulumayo, Pendencia - Aucayacu, Aspuzana,
Cuchara - Santa Martha - Magdalena - Camote - Frijol - Yanajanca - Huamuco. No se toma en
consideración a Monzón, en principio porque esta sub cuenca no comparte el mismo espacio
geográfico y segundo porque tiene características de producción cocalera muy particulares que
difieren de las anteriormente mencionadas.
En la Figura 6 se observa que en los últimos cinco años el sector norte (color rojo) ha devenido en
una sostenida reducción de áreas, es así que en el año 2008 sólo se mantiene en producción el
17% (339 ha) de la extensión existente en el 2004 (1,993 ha). Esto como consecuencia de las ya
mencionadas acciones de erradicación y el balance positivo de las actividades agropecuarias
implementadas en dicho sector, que le han dado sostenibilidad a la indicada reducción. Al
respecto, a partir del mes de septiembre del 2008, debido a la crisis financiera internacional, se notó una cierta intranquilidad en la población involucrada en estos programas porque los precios de los productos base (palma aceitera y cacao) se han ido reduciendo sustancialmente. La fruta de palma hasta antes de septiembre del 2008 llego a cotizarse en 426 nuevos soles (US$ 142) por TM, en abril del 2009 dicho precio fue de 260 nuevos soles (US$ 86) por TM, es decir una reducción de alrededor de 40%. Lo mismo viene ocurriendo con el cacao que se cotizó en 6,600 nuevos soles (US$ 2,200) por TM en el 2008 y en el primer trimestre del 2009 bajo en un 34%. Sin embargo dicha tendencia tiende a revertirse en lo positivo a partir del tercer trimestre del 2009
Acciones de erradicación en el Alto Huallaga, Fuente CORAH
Uno de los problemas que por muchos años ha acompañado a las acciones de erradicación,
aparte del riesgo implícito y los atentados contra el personal de esta entidad del estado, ha sido la predisposición de la población afectada por estas acciones, a la reposición o resiembra de coca
en los mismos espacios erradicados o en compensación la instalación de nuevos cultivos en otras
áreas próximas. Esta actitud ha exigido que el CORAH reiteradamente vuelva a intervenir en estas áreas (repase) para tratar de mantener las reducciones inicialmente ejecutadas. En los dos
últimos años las evidencias de resiembras o implementación de nuevos cultivos en este sector se
vienen dando en mucha menor escala.
Áreas erradicadas en el Alto Hhuallaga, sector Mishollo
Sobrevuelos efectuados por ONUDD en el mes de enero del 2009 permitieron apreciar cultivos de coca de reciente instalación, en los alrededores de las localidades de Polvora, Pizana, Sta. Rosa
de Mishollo, cuenca media del río Tocache y Uchiza entre los más importantes. De acuerdo a los
últimos datos del CORAH dicha extensión ya habría sido eliminada en el primer trimestre del
2009.
Cultivos de coca recién instalados en el Alto Huallaga, sector Pizana
En el sector sur, contrariamente a lo que sucede en el norte, el panorama actual muestra una
realidad diferente. El área en producción en el período 2004-2008, creció en 57%, pasando de
3,633 ha a 5,704 ha respectivamente. Gran parte de este crecimiento puede ser atribuido a lo
registrado en las sub cuencas del Tulumayo y Pendencia-Aucayacu, que incrementaron su
extensión de 2,218 ha en el 2004 a 4,195 ha en el 2008, es decir casi 100%.
Cultivos de coca recién instalados en el Alto Huallaga, sector Tulumayo
En este sector no se han ejecutado acciones de erradicación programada ni voluntaria. Las
acciones de interdicción al narcotráfico se efectúan esporádicamente. Por la mayor presencia de
acopiadores y compradores de derivados de coca, desplazados del sector norte, los precios
pagados por la hoja de coca registraron cotizaciones sin precedentes que variaron entre 3.3 a 4.1
dólares por kilo. Los mejores precios han incentivado una mayor inversión en el manejo del cultivo, lo que ha permitido mejorar los niveles de productividad con rendimientos promedio superiores a las 3 TM por hectárea obtenida en algunos casos hasta en 5 o 6 cosechas al año. A pesar de su cercanía a la ciudad de Tingo María y la existencia de una red vial que permite el acceso a cualquier sector de esta parte de la cuenca, aún continúa la ausencia de programas de desarrollo importantes que intenten disminuir la actual dependencia de la población a los ingresos que genera la actividad cocalera.
Todo este cuadro sintomático, como se ha señalado, es una suerte de efecto globo al interior del
Alto Huallaga, la que se agrava por la supuesta alianza entre el narcotráfico y los rezagos de la
subversión, la que estaría garantizando la fluidez del comercio y traslado de insumos químicos y
derivados de coca. Parece ser que el predominio de esta repotenciada actividad cocalera, en los
últimos años en algo estaría contribuyendo con el mejoramiento de la economía de la zona, la que
se ve reflejada en el mayor movimiento comercial de los principales centros poblados ubicados en este sector de la cuenca. A la par de este “desarrollo” también muestra que los niveles de
violencia y de inseguridad ciudadana se han incrementado en intensidad y frecuencia.
Movimiento comercial en la ciudad de Tingo María
La sub cuenca de río Monzón, en lo que ha espacios ocupados por coca se refiere, es la mas
importante de toda la cuenca del Alto Huallaga. Al año 2008 registró una extensión de 11,805
hectáreas que representa el 66% del total existente en esta cuenca. Esta extensión es 1.4%
mayor a la registrada en el 2007 (11,639 ha), lo que indica una relativa estabilidad. En realidad
esta estabilidad mayormente responde al hecho que quedan muy pocas tierras para el
establecimiento de nuevos cultivos de coca, inclusive los cultivos existentes gran parte de ellos
ocupa áreas con severas restricciones edáficas y de pendiente exagerada.
Cultivos de coca en laderas de pendiente muy inclinada. Monzón
El cultivo de coca en esta subcuenca, tiene predominancia tanto en los espacios en uso
agropecuario como en los ingresos de la familia campesina la cual directa e indirectamente es
dependiente de la economía generada por la producción y comercialización de hoja de coca y de
sus derivados. Por este motivo, la población y los gremios cocaleros que los agrupan, mantienen
una actitud beligerante y de total rechazo a cualquier decisión y/o medida de parte del estado que
intente afectar las áreas de producción. Bajo estas circunstancias el ambiente que se vive es de
mucho riesgo. La presencia de las instituciones del estado es reducida y los programas de
desarrollo alternativo que fueron implementados en los años 2001 y 2002 ya no existen. Durante el año 2008 el área no ha estado sometida a acciones de erradicación programada ni voluntaria.
Lo que si ha sido frecuente son los operativos antidrogas efectuados por la DIRANDRO dirigidos
básicamente a la destrucción de pozas.
Característica fisiográfica de la cuenca y manejo del cultivo de coca
En el Alto Huallaga se puede distinguir dos escenarios fisiográficos: el primero de ellos
corresponde a la margen derecha e izquierda, entre las localidades de Tingo María en el sur y la
localidad de Sión en la parte norte. Esta compuesto por amplios espacios planos enmarcados por
colinas y montañas de pendientes moderadas. Los cultivos de coca, en su mayor dimensión, se
distribuyen sobre estos ambientes colinosos y en menor escala, sobre las tierras de pendiente
plana. El segundo escenario corresponde a la sub cuenca de Monzón, la que esta conformada
esencialmente por montañas altas de pendiente empinada a muy empinadas. En estos espacios,
restrictivos para la agricultura convencional, se ubica casi la totalidad de cultivos de coca. Los
espacios planos representan menos del 5% de la extensión total.
Campos de coca en pendiente moderada (Tulumayo) y empinada (Monzón)
En lo referente al manejo del cultivo, cada escenario fisiográfico muestra modalidades de
conducción claramente diferenciadas. En el primero de ellos, el cultivo se conduce con
densidades superiores a 70,000 plantas por hectárea y el uso semi intensivo de agroquímicos.
Los rendimientos promedio son superiores a las 2.0 TM de hoja por hectárea obtenidas en 4 y/o 5 cosechas al año. En el segundo escenario (Monzón), las plantaciones son muy antiguas y se ha
venido manejando tradicionalmente con densidades entre 20,000 a 30,000 plantas por hectárea y un uso moderado de agroquímicos. Por esta razón, los rendimientos de hoja aun continúan siendo los más bajos de la cuenca, inferiores a 1.5 TM por hectárea. En los últimos años esta modalidad
de manejo viene cambiando, siendo frecuente observar plantaciones con densidades superiores a
las 60,000 plantas, tanto en cultivos jóvenes como en antiguos.
El enriquecimiento de cultivos antiguos con plantas jóvenes (recalce), se ha convertido en una
práctica muy difundida. Esto podría incrementar, para los próximos años, los actuales índices de
producción de hoja y por lo tanto, de clorhidrato de cocaína.
Insumos satelitales empleados
Para la determinación de los espacios ocupados con coca en el Alto Huallaga se empleo cinco (5)
escenas satelitales SPOT 5 de 10x10m de resolución espacial, registradas entre los meses de
julio a septiembre del 2008. Existieron algunos problemas de nubosidad pero a baja escala,
principalmente en la sub cuenca del Monzón entre las localidades de Cachicoto y Monzón. El otro
sector afectado por la nubosidad fue la margen derecha del Alto Huallaga entre las localidades de
Aucayacu y Puerto Pizana. En términos generales la nubosidad represento un elemento de baja
incidencia para detectar, clasificar y dimensionar los espacios ocupados por cultivos de coca.
Sobrevuelos de verificación y registros de GeoVideo
El sobrevuelo se realizó entre los días del 20 al 21 de enero del 2009, con un tiempo aproximado
de 8 horas y una altura de 1,000 y 1,500 m.s.n.m en promedio. Este recorrido incluyó los sectores de Tulumayo y alrededores de Tingo María, Monzón y ambas márgenes del Huallaga hasta la localidad de Tocache. Se pudo verificar la reducción de áreas de coca en la zona del Alto
Huallaga Norte y el incremento de áreas en el sector sur sobre todo en la zona de Tulumayo.
Cultivos de coca en el Apurímac-Ene (VRAE)
Extensión
El análisis satelital efectuado para determinar la extensión destinada al cultivo de coca en esta
cuenca para el 2008, dio como resultado una dimensión ocupada de 16,719 hectáreas, lo que
representa el 29.8% del total sembrado a nivel nacional, la segunda en importancia después del
Alto Huallaga. Esta cifra es 4.4% mayor a la registrada en el 2007 (16,019 ha). Si comparamos los índices de crecimiento para los períodos 2006-2007 y 2007-2008, veremos que en el primer
periodo fue del 1.3% por lo que se consideró a la cuenca como de relativa estabilidad cocalera,
mientras que en el segundo período, el índice de crecimiento se triplico por lo que ha sido incluida en el rubro de áreas de coca con expansión moderada. Conjuntamente con la cuenca del Alto
Huallaga son consideradas las de mayor importancia y de lo que suceda en ellas, repercute en el
mayor o menor incremento de la extensión sembrada y en la producción de cocaína a nivel
nacional.
La Tabla 8 y Figura 7 muestran que el sector de la cuenca que corresponde al río Apurímac
registra el 90% de la extensión total sembrado con cultivos de coca.
La expansión del área con coca en el VRAE se ha dado de manera uniforme pero con mayor
incidencia en las áreas de alta concentración como son Palmapampa, Santa Rosa, Monterrico,
Llochegua, Alto Pichari y Canayre. Al igual que en el sector sur del Alto Huallaga, el incremento de áreas se ha sustentado primordialmente en la ampliación de los actuales predios cocaleros en uso y la aplicación de mejores sistemas de producción. La apertura de nuevas áreas mayormente se ha dado en la cuenca del río Ene pero a muy baja escala.
Campos de coca recién instalados y en diferentes etapas de crecimiento, Apurímac
El VRAE por el mejoramiento tecnológico del cultivo de coca, ocupa el primer lugar en lo que ha
niveles de productividad y volúmenes de producción de hoja se refiere en el país. Los
rendimientos son largamente superiores a los obtenidos en otras cuencas cocaleras. La densidad
del cultivo que tradicionalmente se manejaba con 25,000 a 40,000 plantas por hectárea fue
incrementada a más de 100,000 con picos de 300,000 plantas por hectárea. Esta práctica,
acompañada de un intenso uso de agroquímicos, ha hecho que la oferta de hoja de la cuenca se
incremente sustancialmente y posibilite una producción potencial de cocaína de alrededor de 53% del total nacional para el 2008, la cual ha sido calculada en 302 TM.
Modalidad de manejo de cultivos de coca en el Apurímac
Cultivos de coca con alta densidad de plantas por hectárea, Apurímac
Esta gran producción del VRAE implica una intensa actividad, primero para ingresar los grandes
volúmenes de insumos que requiere la obtención de PBC o clorhidrato de cocaína y segundo para
trasladar de salida los derivados de coca producidos localmente. Respecto al primer punto los
requerimientos de kerosene, para procesar aproximadamente las 60,000 TM de hoja producidas en el VRAE, de acuerdo a un estudio efectuado por ONUDD, llegaría a los 2’200,000 de galones,
en el entendido que el procesamiento de cada kilo de cocaína requiere de 14 galones. Este gran
volumen tienen que ser transportado en camiones cisterna (5,500 galones diarios en promedio) y su ingreso al valle tiene que hacerse necesariamente por la única vía de acceso, que es la
procedente de Huamanga - La Quinua - San Francisco. Consideramos que la reciente medida
especifica con detalle dictada por el gobierno de restringir el abastecimiento de este combustible
estaría facilitada por lo señalado, lo que si requiere es que el establecimiento de medidas de
control debe tener ser carácter permanente. Esta vigilancia también debe extenderse para la
gasolina.
Los otros insumos considerados básicos y que deben ingresar anualmente al VRAE son el ácido
sulfúrico en volúmenes del orden de 650,000 litros, 550,000 galones de acetona, 420,000 litros
alcohol industrial, 83,500 litros de ácido clorhídrico, 278,000 kilos de carbonato de calcio y otros
de mucho menor volumen. El procesamiento de la coca generalmente es realizado in situ; las
pozas de maceración y los laboratorios son construidos en zonas boscosas aledañas a los cultivos
de coca, en donde la presencia de corrientes de agua son indispensables para los procesos de
extracción del alcaloide, reciclaje de solventes, lavado de los equipos, y disposición de los
desechos del procesamiento químico de la hoja. Es normal que durante las diferentes etapas,
desde la extracción al refinamiento del alcaloide, las sustancias químicas y los desechos
generados sean vertidos en las quebradas y riachuelos o directamente sobre los suelos. En tal
sentido, el uso y manejo de estos productos afectan irremediablemente el medio ambiente.
Con referencia a la salida de los derivados, además del transporte vehicular terrestre, un volumen importante es transportado por grupos de personas (“cargachos o mochileros”) debidamente organizados. Cada uno lleva consigo entre 10 a 15 kilos. El transporte en la generalidad de los casos es nocturno, empleando una amplia red de caminos de herradura de precario control, que confluyen en diversos puntos intermedios de acopio (“caletas”) como paso previo antes de llegar a la costa. En la última década, por el volumen de cocaína que sale del país, el principal medio lo constituyen los puertos de la costa, que son utilizados particularmente por carteles mexicanos los que prácticamente han copado la compra y exportación de la droga producida en el Perú.
En el VRAE no se han efectuado acciones de erradicación ni autoerradicación voluntaria. En
cambio si se han implementado continuos y repetidos operativos policiales esencialmente para
cortar el flujo de ingreso de insumos químicos; la destrucción de pozas y laboratorios; el decomiso de derivados de coca en sus diversas formas y la desactivación de las organizaciones que la
acopian.
Los programas de desarrollo alternativos que ONUDD implementó en esta zona desde el año
1995, a pesar de su reconocida eficacia, han bajado de intensidad a mediados del 2008,
principalmente por no contar con el apoyo financiero requerido. Sin embargo, los logros se han
hecho sostenibles en el tiempo, es así que las cooperativas cafetaleras y las organizaciones
campesinas productoras de cacao, que participaron en estos programas, han elevado sus
volúmenes de producción en el 2008 e incrementaron sustancialmente sus ventas a mercados
especiales del exterior (orgánico y comercio justo) con cotizaciones en promedio muy superiores
a las obtenidas en años anteriores.
Característica fisiográfica de la cuenca y manejo del cultivo de coca
Fisiográficamente la cuenca en un 90%, se encuentra dominada por colinas y montañas altas de
relieve accidentado con pendientes bastante pronunciadas superiores a 20 y 30 grados de
inclinación. En estos espacios se ubica alrededor del 80% de la extensión total dedicada al cultivo
de coca. El 10% de la cuenca esta conformada por tierras ligeramente inclinadas y colinas de
pendiente moderada (Palmapampa y parte de Santa Rosa y Esmeraldas en el río Ene), espacio
en el que se ubica el 20% del total cultivado con coca.
Campos de coca en pendiente moderada y empinada, Apurímac
Como se ha señalado reiteradamente, el VRAE es en la actualidad es la cuenca en donde el
cultivo de coca puede alcanzar rendimientos superiores a las 4 TM, por la reconocida tecnología
que viene empleando. Si hasta algunos años se veía con preocupación que en esta cuenca los
cultivos de coca se manejaban con densidades superiores a las 100,000 plantas por hectárea, en
los dos últimos años se viene observando con preocupación, que en algunos sectores de la
cuenca (Llochegua Canayre), los productores cocaleros vienen cosechando 5 y hasta 6 veces al
año. De masificarse esta práctica, indudablemente los volúmenes de oferta de hoja se
incrementarán, así como la producción potencial de clorhidrato de cocaína.
Insumos satelitales empleados
Para dimensionar la extensión ocupada con cultivos de coca en el VRAE se emplearon tres (3)
escenas satelitales SPOT 5 de 10x10m de resolución espacial, registradas entre los meses de
Mayo y Septiembre. Las condiciones de nubosidad de los últimos meses del 2008 no permitieron un buen registro de la zona sur de la cuenca (entre Palmapampa y Villa Virgen), por tal motivo,
para este sector se optó por emplear escenas tomadas en el mes de mayo del 2009, básicamente
por sus óptimas condiciones para efectuar la clasificación de cultivos.
Sobrevuelos de verificación y registros de GeoVideo
La cuenca de los ríos Apurímac – Ene, fue sobrevolada en su totalidad a una altura que en
promedio oscilo entre los 1,500 a 2,000 m.s.n.m. Las condiciones climáticas no fueron favorables
para este sobrevuelo por los fuertes vientos, pero se logro efectuar el recorrido de
aproximadamente tres horas lográndose observar y registrar en GeoVideo la intensidad de la
actividad cocalera en ambas márgenes. Como se observa en las fotos adjuntas, existe una alta
coincidencia entre lo clasificado sobre imágenes SOPT 5 y lo registrado por el GeoVideo.
Cultivos de coca en La Convención y Lares
Extensión
Para el año 2008, la extensión de cultivos de coca existentes en esta zona ha sido determinada en 13,072 hectáreas equivalente al 23.3% del total nacional. Esta extensión es 1.4% superior a la
registrada el año anterior. Los mayores índices de crecimiento anual se han dado en Lares
(Yanatile) con valores equivalentes al 2.0% mientras que La Convención (Quillabamba) ha
mantenido índices muy bajos del orden de 0.8%. Desde el año 2005 a la fecha, esta zona
mantiene una frontera cocalera bastante estable con índices de crecimiento anual de 1.3% en
promedio. En cuanto a extensión se refiere, es la tercera en importancia después del VRAE.
Desde el punto de vista productivo y de oferta de hoja es la de más bajo rendimiento, respecto a
las otras dos cuencas mayores. En cuanto al tipo de hoja, es considerada como de excelente
calidad para la masticación o chacchado especialmente por el bajo contenido de residuos de
agroquímicos y por los niveles altitudinales en donde se produce (entre 1000, a 1900 m.s.n.m.)
La convención Lares
Esta zona es considerada como de producción para el consumo tradicional, condición bastante
cuestionada, porque los actuales volúmenes totales de producción de hoja excederían largamente la demanda nacional calculada por el INEI de 9,000 TM anuales. Es necesario recordar que la
única entidad con responsabilidad y autorización para comprar la hoja producida es ENACO. Sus
compras anuales en promedio varían entre 3,000 a 3,500 TM anuales. Esta información sugiere la existencia de un comercio informal, que por muchos años viene abasteciendo los vacíos de
la oferta oficial y colocando el excedente de producción principalmente en los centros de
distribución urbana (Cusco, Arequipa, Puno, Juliaca, Moquegua, Tacna). No se tiene información
debidamente sustentada, si parte de este gran volumen, una vez fuera de la zona, es procesada
para la obtención de derivados de coca.
Venta de Hoja de coca en Cusco
En lo referente al uso industrial de la hoja de coca todavía es bastante bajo, mayormente dirigido
a saborizantes, filtrantes, energéticos, productos farmacéuticos entre otros. De acuerdo a la
información registrada por PROMPERÚ las ventas de hoja seca al exterior han disminuido entre
los años 2001 a 2008 en un 66%. Mientras que en el año 2001 fue de 137.5 TM en la actualidad
solo alcanza un volumen de 46.2 TM. Esto básicamente a que la coca como saborizante ha sido
sustituido por otros productos.
La coca forma parte de la cedula de cultivos del mayor número de agricultores de la zona.
Desempeña un rol de “caja chica” para financiar otras actividades económicas. A pesar de ello, es
difícil encontrar familias que dependan exclusivamente de este cultivo. Lo que si es cierto, es que toda la población es solidaria cuando se trata de temas que tienen que ver con el cultivo,
especialmente en sus negociaciones con ENACO.
Los últimos conflictos sociales registrados en el 2008, los que tuvieron como motivo del reajuste
de los precios de la hoja, derivaron en paros generales y bloqueos viales que el Gobierno tuvo que enfrentar y solucionar. Al final concluyeron con el incremento de los precios de la hoja. La de
primera calidad se elevo a 23.3 US$/@ y a hoja de segunda calidad a 22.3 US$/@. Del total de
producción de hoja por hectárea, aproximadamente el 30% es hoja primera y el 70% es de
segunda y tercera.
En la Convención y Lares, según el padrón de ENACO de 1978, existen 12,695 productores
calificados como legales y con cedula que lo identifica como tal. La extensión conjunta alcanza las
10,670 hectáreas, con una producción declarada de hoja de 7,400 TM, es decir un rendimiento
promedio anual de 700 Kg/ha. En la actualidad esta situación ha cambiado, la extensión ocupada
por coca, como hemos visto, es mayor y el manejo del cultivo ha mejorado, por lo tanto los
rendimientos por hectárea igualmente se han elevado. Lo que no se sabe es cuantos de los
productores empadronados existen a la fecha y cual es la situación de tenencia predial. Se estima
que la actualización del padrón es esencial para establecer políticas más adecuadas para regular
el comercio y la producción de hoja en la zona.
Campos de coca en diferentes etapas de crecimiento, La Convención y Lares
La Convención y Lares no registra evidencia que localmente articulen la producción de hoja con el narcotráfico. Tampoco existe comercio ilegal de precursores químicos que son indispensables
para la obtención de cocaína. No se han efectuados operativos antidrogas ni acciones de
erradicación. Las incautaciones de derivados de coca habidas tienen como origen el VRAE que
usa la ruta de salida que parte de Pichari-Quimbiri y pasa por Kepasiato (Urubamba) rumbo a
Quillabamba y Calca y de ahí al Cusco, Puno, y Bolivia donde la hoja se vende a mayores precios.
Como se ha señalado, lo que si existe es la salida ilegal de la hoja ó contrabando, hacia los
centros de consumo. Esta práctica data desde hace muchos años por los motivos ya expuestos.
Característica fisiográfica de la cuenca y manejo del cultivo de coca
Esta cuenca se ubica en la selva alta de la región Cusco, provincia de La Convención. El ambiente
fisiográfico se caracteriza por presentar, en general, relieves accidentados en donde predominan
colinas y montañas altas con pendientes superiores a 30 grados de inclinación, factor limitante
para desarrollar cualquier tipo de actividad agrícola convencional. En estos ambientes se ubica el
98% de la extensión ocupada por cultivos de coca. Las áreas dedicadas a este cultivo, muestran
elevados niveles de erosión, como consecuencia del impacto directo de la precipitación pluvial y la escorrentía superficial favorecida por los bajos niveles de cobertura foliar del cultivo y la
orientación de las líneas o surcos a la máxima pendiente.
Cultivos de coca en montañas de pendiente empinada, La Convención y Lares
La actividad cocalera muestra algunas diferencias de manejo entre la sub cuencas del Vilcanota
(La Convención) y Yanatile (Lares). En la primera, predominan los cultivos antiguos (hasta 30
años de edad), manejados con densidades del orden de 20,000 a 25,000 plantas por hectárea y
en menor escala, cultivos con densidades mayores a 30,000 plantas/ha. El uso de agroquímicos
es bastante limitado, por lo que es muy frecuente la práctica del podado periódico de las
plantaciones (Cushupa), para la recuperación natural de la fertilidad de los suelos. Los
rendimientos promedio de hoja por hectárea son inferiores a 1 TM por hectárea/año, obtenidos en 3 cosechas en cultivos antiguos y 4 en los recientes.
Campo de coca con baja densidad de plantas, sub cuenca de Vilcanota
En la sub cuenca (Yanatile), los cultivos de coca, en la mayor parte de su extensión, son mucho
mas jóvenes y se manejan con densidades iguales o superiores a 40,000 plantas/ha. El uso de
agroquímicos es de mayor difusión aunque todavía localizada. Se cosecha 4 veces al año, con
rendimientos de hoja superiores a 1 TM. Estos rendimientos tienden a incrementarse en la medida que las nuevas densidades y el uso de agroquímicos sea práctica masiva. Es innegable que esto constituye un alto riesgo porque de darse, la oferta de hoja seria muy superior a las necesidades del consumo tradicional, lo que dejaría un gran excedente cuyo destino podría incluir el narcotráfico.
Campos de coca con alta densidad. Sub cuenca Yanatile
Insumos satelitales empleados
El dimensionamiento de la extensión ocupada por cultivos de coca en la Convención y Lares ha
requerido del proceso y análisis de una escena satelital SPOT 5 de 10x10 m de resolución
registrada en el mes de mayo del 2008.
Sobrevuelos de verificación y registros de GeoVideo
La zona de La Convención y Lares, fue sobrevolada a una altura promedio de 2000 m.s.n.m en un tiempo efectivo de aproximadamente hora y media, permitiendo verificar que la extensión de los cultivos de coca se mantiene estable. El registro de GeoVideo muestra un elevado nivel de nitidez, precisión y contraste que permite visualizar claramente los espacios ocupados con cultivos de coca, esto permite efectuar las correcciones del caso. Comparando con la clasificación satelital muestra que los niveles de aproximación son bastante elevados.
Cultivos de coca en el San Gabán
Extensión
Para el año 2008, la extensión ocupada con cultivos de coca ha sido calculada en 500 hectáreas
que representa aproximadamente el 1.0% del total nacional. Para áreas de bajo nivel de
intervención de cultivos de coca, la comparación porcentual podría dar una falsa imagen de lo que viene sucediendo, por tal motivo para dichos casos como el presente, es mejor hablar de
diferencias cifradas. De acuerdo a esto la extensión determinada, con pequeñas variaciones (35
ha), ha mantenido una dimensión muy próxima a la existente en el 2007 (465 ha). Esta relativa
estabilidad del espacio cocalero viene siendo registrada desde el año 2006 y tendría estrecha
relación con las acciones de erradicación ejecutadas por el CORAH en el año 2005, que no sólo
logró reducir sustancialmente la extensión de coca, sino que propició la salida, por lo que se ve sin retorno, de una población mayormente proveniente del VRAE que ingresó con el único fin de
cultivar coca. En el 2008 no se han ejecutado acciones de erradicación ni acciones de desarrollo
alternativo. Lo que se conoce es que algunas ONG’s vienen trabajando en la zona en aspectos
agrícolas y pecuarios aparentemente con resultados positivos
En la Tabla 10 se muestra, que el mejor momento de la actividad cocalera en esta cuenca ocurrió
en el año 2004, en que se llego a cultivar 2,700 hectáreas con una fuerte articulación al
narcotráfico, evidenciada por la presencia de pozas de maceración, trafico de insumos químicos e
incautaciones de PBC, que tenían como destino las ciudades de Juliaca y Puno, para su posterior
salida al exterior. Por las razones expuestas, este escenario no se ha vuelto a repetir por los
menos en estos últimos cuatro años, aunque no se descarta que parte de la producción este
siendo transformada en derivados ilícitos de coca.
Campos de coca en producción, San Gabán
Almácigos de coca, San Gabán
No se han registrado resiembras importantes, tampoco se han reportado incautaciones de
insumos químicos y/o PBC, lo que sugiere que parte importante de la producción local de hoja
estaría dirigida esencialmente a cubrir las necesidades de masticado de la población asentada en
esta zona, y de aquella que se dedica a la extracción formal e informal de oro que es bastante
numerosa. No se sabe si esta situación puede cambiar cuando se intensifique el tránsito vial a
través de la interoceánica que une Perú con Brasil, sobre todo porque en los últimos años la
demanda de cocaína en ese país se viene incrementando notablemente y representa en la
actualidad el mayor mercado a nivel de Latinoamérica.
Característica fisiográfica de la cuenca y manejo del cultivo de coca
San Gabán se ubica en el sector nororiental de la región Puno, cercana a la frontera boliviana. El
río San Gabán es un contribuyente del sistema hídrico del río Inambari. El escenario fisiográfico
muestra en la mayor parte de la superficie, un relieve accidentado con predominancia de colinas y montañas altas de pendientes empinadas a muy empinadas, superiores a los 30 grados de
inclinación. Los espacios planos o ligeramente inclinados se ubican en la margen derecha e
izquierda de los ríos San Gabán e Inambari, en terrazas aluviales de mediana dimensión. El
cultivo de coca se distribuye en un 70% sobre los ambientes accidentados y el 30% en espacios
de pendiente moderada.
Hasta antes de la erradicación del 2004, el cultivo de coca se manejó con densidades superiores a las 70,000 plantas por hectárea y el uso intenso de agroquímicos que posibilitó la obtención de
rendimientos promedio superiores a 1.5 TM de hoja por hectárea. Después de la erradicación, si
bien es cierto que se ha mantenido la tendencia a las altas densidades por hectárea, el uso de
agroquímicos es bastante limitado, por lo tanto los rendimientos unitarios y la oferta total de hoja ha disminuido.
Insumos satelitales empleados
La determinación de la extensión ocupada por cultivos ha requerido del procesamiento de seis (6) escenas FORMOSAT 2 de 8x8m de resolución espacial, registradas entre setiembre del 2008 y marzo del 2009. Se optó por este tipo de producto, por la imposibilidad de conseguir escenas
SPOT con bajos niveles de nubosidad.
Cultivos de coca en coca en Inambari – Tambopata
Extensión
El total de tierras ocupadas por cultivos de coca en el 2008 fue determinada en 2,959 hectáreas,
que representa el 5.3% del total sembrado en el contexto nacional. Esta extensión es 3.3%
mayor a la registrada en el 2007 (2,864 ha). Entre el 2006 y 2007 el incremento promedio fue del orden de 21% básicamente por la ampliación de áreas en el Tambopata, que paso de 377 a 863 hectáreas, es decir se incremento en 129%; mientras que el Inambari mantuvo una cierta
estabilidad al registrar variaciones de solo 0.6%. Entre el 2007 y 2008 si bien es cierto que el
crecimiento promedio se redujo a 3.3%, el Tambopata continuó creciendo aunque a menor ritmo
(8.9%). La frontera cocalera del Inambari, no aumenta en niveles mayores porque el cultivo de
coca y otros cultivos, habrían copado gran parte de los suelos con la capacidad de uso requerida
sin embargo, a pesar de ello todavía concentra la mayor extensión de coc.
Inambari Tambopata
Es necesario señalar que esta zona, hasta los años 80’ fue considerada como productora de hoja
para el consumo tradicional. El padrón de ENACO de 1978 registra a 1,778 productores con una
extensión conjunta de 783 hectáreas. A partir de la segunda mitad de la década de los 90’ la
producción cocalera de estas cuencas, en su mayor volumen, se articuló al narcotráfico. La
extensión ocupada hasta ese entonces creció, los rendimientos de hoja de coca mejoraron al
incorporarse nuevas tecnologías de manejo y de un momento a otro, aumentó el flujo de kerosene y otros insumos como el ácido sulfúrico, que son básicos para una transformación primaria de la hoja (PBC). En la actualidad la zona es considerada como productora de PBC la misma que gradualmente va alcanzando niveles importantes.
Campo de coca asociado con plátano, Inambari
Secado de hoja de coca, Inambari
En los últimos años, la producción de PBC de estos sectores ha crecido significativamente,
haciendo de ellas un mercado atractivo para los acopiadores nacionales y/o extranjeros. Al
respecto, en el primer semestre del 2008 la DIRANDRO ubico una pista clandestina hallada en las cercanías de Masiapo – Inambari y logró interceptar una avioneta de matricula boliviana que
ingreso a la zona para sacar derivados de coca (Diario El Comercio abril 2008). De acuerdo a la
información proporcionada por la policía antidrogas, dichos derivados son trasladados a Bolivia,
muy cerca de la frontera peruana, en donde es transformada en clorhidrato de cocaína.
Posteriormente la droga vía Paraguay o Brasil tiene como destino final a Europa y/o Estados
Unidos. Con el hallazgo de la pista en Masiapo y la detención de la indicada avioneta, se ha
determinado que las mafias no solo exportan productos terminados como clorhidrato de cocaína
sino también PBC.
La zona no ha sido sometida ni se han ejecutado acciones de erradicación de cultivos de coca.
Los operativos de interdicción son específicos y de carácter esporádico. El acceso en particular al
Inambari es cada vez más riesgoso y se debe principalmente a su manifiesta vinculación con el
narcotráfico. ONUDD hasta el 2007 mantuvo operativo un programa de desarrollo alternativo el
cual logró la tecnificación el cultivo de café. Este producto mejoró en cuanto a niveles de
productividad y producción se refiere, así como de calidad y presentación. En el 2008 las
cooperativas beneficiarias de este programa lograron incrementar sus ventas al exterior. En los
últimos dos años las actividades y presencia de ONUDD se ha reducido al mínimo esencialmente
por la falta de financiamiento.
Característica fisiográfica de la cuenca y manejo del cultivo de coca
Los ríos Inambari y Tambopata se localizan en la selva alta de Puno, provincia de Macusani. El
relieve predominante es agreste. Según el sistema nacional de clasificación de tierras, sólo el 1%
tendría aptitud agrícola, el 99% restante, por los elevados niveles de inclinación y vulnerabilidad a la erosión, son considerados como tierras de protección. El 100% de la extensión ocupada por
coca se ubica en estos ambientes entre los 800 a 1,800 m.s.n.m.
Hasta finales de los 90’, la tecnología de manejo del cultivo de coca ha sido muy similar al sistema empleado en los valles de La Convención y Lares, es decir, plantaciones muy antiguas con
densidades entre 20,000 a 25,000 plantas por hectárea, uso mínimo de agroquímicos y prácticas de podas periódicas (“cushupa”). Los rendimientos de hoja en promedio fueron de alrededor de
1.0 TM/ha. A partir del 2000, en la medida que la producción de hoja se fue articulando al mercado ilegal del narcotráfico, la tecnología de manejo ha ido mejorando. Es así, que se ha incrementado sustancialmente la densidad de plantas por hectárea, tanto en cultivos nuevos como antiguos (recalce). Existe un uso medianamente difundido de fertilizantes y agroquímicos y los rendimientos actuales superan a 1 TM/ha. Lo singular de esta cuenca es que un porcentaje de los cultivos se maneja asociadamente con otros cultivos lo que dificulta su detección aérea.
Insumos satelitales empleados
La determinación de los cultivos de coca en esta cuenca ha requerido del procesamiento de una
(1) escena satelital SPOT 5 de 10x10m de resolución espacial registrada en el mes de junio y seis
(6) FORMOSAT 2 de 8x8m de resolución registradas en el mes de agosto del 2008. Conseguir
una buena escena satelital de estas zonas en realidad es bastante difícil por la permanente y alta
nubosidad que registra en muchos meses del año. Por otro lado, la detección de cultivos de coca
es también bastante compleja porque la mayoría de ellos se conduce de forma asociada o mixta
con otros cultivos de mayor estrato, lo que confunde y dificulta su detección.
Cultivos de coca en Aguaytía
Extensión
La extensión de cultivos de coca en producción para el año 2008 alcanzó la cifra de 1,677
hectáreas que representa el 3.0% del total nacional. Esta cifra es 4.2% mayor a la existente en el
año 2007. En el año 2004 ONUDD determino para esta cuenca la existencia de 500 hectáreas, es decir que en los últimos cinco años la extensión ocupada ha triplicado su dimensión. Los mayores
índices de crecimiento se dieron entre los años 2004 - 2005 y 2005 - 2006 con 83 y 71%
respectivamente. Entre los años 2006 y 2007 el ritmo de expansión disminuyó a niveles del 2.5%, aparentemente intimidada por las acciones de erradicación que venía ejecutando el CORAH en los sectores de San Alejandro, Campoverde y una parte de Huipoca. Los datos reflejan que esta situación continúa, aunque en los sobrevuelos efectuados se ha podido detectar la existencia de innumerables parcelas con almácigos de coca y en los alrededores de Huipoca la apertura de una gran cantidad de chacras sin cultivar. No se descarta que estas áreas puedan ser dedicadas al cultivo de coca, como respuesta a la significativa reducción de la cotización de la fruta de palma, cacao y de otros productos alimenticios como consecuencia de la crisis de la economía mundial que afecta los precios de los commodities.
Imágenes SPOT 5 del sector de Aguaytía, nótese el gran numero de chacras abiertas
En estas cuencas en su mejor momento se llegó a cultivar entre 18,000 a 20,000 hectáreas de
coca (antes del 95’) de lo que deduce, que es otra de las zonas que tienen una capacidad
demostrada para ampliar sustancialmente su frontera cocalera. Al igual que la cuenca Palcazú-
Pichis-Pachitea, constituye una de las zonas donde la caída de los precios de la hoja, ocurrida en
el 95’, tuvo una mayor repercusión, porque el 80% del área en producción fue totalmente
abandonada. A partir de año 2,000 inicia un lento proceso de recuperación con muy escasa
inversión en el cultivo. ONUDD en el año 2000 efectúo un primer levantamiento de cultivos de
coca, que corroboran lo señalado, es decir que se determinó solo la existencia de 5,229 hectáreas
de coca en producción y 16,195 hectáreas restantes en diversos estados de abandono.
Campo de coca en abandono año 2002, sector Aguaytía
La producción de hoja continua siendo derivada a la producción de PBC y cocaína, negocio
totalmente vinculado al narcotráfico. Las mayores concentraciones de cultivos de coca se dan en
los alrededores de Huipoca, entre esta localidad y el centro poblado de Aguaytía a ambos lados
del tramo de la carretera marginal que las une. Así mismo en la margen izquierda del río Aguaytía,
entre esta localidad y Boquerón. En el año 2008, no se han efectuado acciones de erradicación
programada o voluntaria. Los operativos antidrogas efectuadas por la DIRANDRO han sido
constantes y dirigidas a la incautación de insumos químicos y derivados de coca, al igual que la
destrucción de pozas de maceración y laboratorios de procesamiento de la hoja.
Campo de coca en producción, Aguaytía
ONUDD, hasta el año 2007 llevó a cabo un programa de desarrollo alternativo, a través del cual
se promovió, entre otros, la plantación de palma aceitera en áreas que en algún momento
estuvieron ocupadas por cultivos de coca. Este programa también incluyó el financiamiento y
construcción de una planta de procesamiento de aceite crudo, que hoy viene operando en
Shambillo, así como el establecimiento de canales de comercialización adecuados. Durante el año
2008, las organizaciones beneficiarias de estos programas elevaron considerablemente sus
ventas por la alta cotización del aceite de palma en los mercados internacionales. En la actualidad
este cultivo es el eje de la economía de la zona.
Característica fisiográfica de la cuenca y manejo del cultivo de coca
La cuenca del río Aguaytía, se ubica en la provincia de Padre Abad, región Ucayali.
Fisiográficamente, muestra dos espacios claramente definidos. En el primero de ellos, que abarca aproximadamente el 60% del área, predominan las colinas bajas de pendiente moderada. En
estos espacios se ubica el 90% del total cultivado con coca. El 10% restante se ubica sobre tierras
de pendiente plana o ligeramente inclinada que abarcan el 40% del área total de la cuenca.
En cuanto al cultivo, se maneja con densidades superiores a 40,000 plantas por hectárea con un
uso semi intensivo de agroquímicos. Los rendimientos promedio de hoja son superiores a 1 TM.
Cultivos de coca en colinas de pendiente moderada, Aguaytía
Insumos satelitales empleados
Para determinar la extensión existente en esta cuenca se empleó una sola imagen satelital SPOT
5 de 10x10m de resolución espacial, registrada en el mes de septiembre del 2008. En el año 2007 la nubosidad fue un problema en muchos sectores la cuenca que dificultó los procesos de
detección y delimitación de cultivos de coca. En el 2008 la nubosidad se ha dado únicamente a lo
largo de la cordillera azul que la separa de la cuenca del Alto Huallaga. El resto del área ha
mantenido porcentajes aceptables.
Sobrevuelos de verificación y captura de GeoVideo
El sobrevuelo de verificación en Aguaytía se realizo el 16 de mayo del 2009. Se pudo verificar a lo largo del recorrido la existencia de parcelas nuevas con almácigos de coca, esta información es
corroborada, por la clasificación realizada en la imagen satelital y con el GeoVideo. La altura de
vuelo en promedio fue de 700 m.s.n.m.
Cultivos de coca en Palcazú – Pichis - Pachitea
Extensión
La extensión cultivada con coca en el año 2008 ha sido calculada en 1,378 hectáreas, que
equivale al 2.5% del total sembrado a nivel nacional. En el año 2006 su participación fue inferior
al 1%. Entre el año 2006 y 2007 el área con coca creció en 169%, constituyéndose en el de mayor impacto a nivel nacional. Entre el 2007 y 2008 dicho incremento alcanzo el 20%. A pesar de ello
continúa siendo el de mayor crecimiento. La producción de hoja, como en años anteriores, esta
plenamente articulada al narcotráfico. Esta situación hace que en la zona exista un fluido tráfico de insumos químicos, producción y comercio de derivados manejados por firmas nacionales o clanes familiares al servicio del tráfico ilícito de drogas.
A pesar del menor crecimiento registrado en el 2008, no significa que las intenciones de una
mayor siembra se hayan disipado, por el contrario, de acuerdo a los vuelos de verificación
efectuados por ONUDD a inicios del presente año, se ha podido comprobar la presencia de
almácigos de coca y la continúa apertura de nuevas chacras con las características apropiadas
para implementar, al parecer, nuevos cultivos de coca. La mayor intensidad de apertura de nuevas chacras ha podido ser observada en ambas márgenes del río Santa Isabel hasta su
desembocadura en el Pachitea; entre la cordillera de San Matías y la margen izquierda del río
Pichis, hasta su confluencia con el Palcazú y la margen izquierda del Palcazú entre puerto Mayro
y Ciudad de Constitución. Conjuntamente con la cuenca del río Aguaytía y el sector sur del Alto
Huallaga (Aucayacu, Tulumayo, Tingo María, Castillo) constituye una de las zonas de comprobada capacidad para ampliar la frontera cocalera, basta recordar que entre los años 1990 y 1995 en esta cuenca se llegó a sembrar alrededor de 12,000 hectáreas, es decir que en la actualidad se esta utilizando una mínima parte de dicha extensión.
La presencia de cultivos de coca en estas cuencas no es muy antigua, data de la segunda mitad
de la década de los 80’ y coincide con el ingreso de una población cocalera desplazada del Alto
Huallaga. Esta migración fue propiciada por las acciones y operativos antidrogas y sobretodo por
la situación de violencia desatada por el narcotráfico y los grupos subversivos. Antes de dicha
década la actividad económica predominante en Pichis y Palcazú fue la ganadería y la extracción
maderera. Posteriormente y hasta 1994, predominó la economía cocalera, la misma que se
derrumbo en 1995 como consecuencia de la sustitución de la oferta peruana por la colombiana.
En este periodo, los precios de la hoja bajaron sostenidamente generando el abandono de casi el
100% de las áreas en producción y propiciando con ello, la salida de la población que ingresó con
el único fin de cultivar coca.
Chacras abiertas en la cuenca del Palcazú – Pichis - Pachitea
Característica fisiográfica de la cuenca y manejo del cultivo de coca
Las sub cuencas de los ríos Palcazú, Pichis y las nacientes de la cuenca del Pachitea se ubican
en la provincia de Oxapampa, región de Pasco. Se encuentra enmarcada por las cordilleras de
San Carlos, El Sira y el Parque Nacional Yanachaga Chemillen. De acuerdo a los estudios de
ONERN, el 38% de su extensión esta compuesta por tierras planas a ligeramente inclinadas, en
donde se desarrolla una importante actividad ganadera. El 72% esta compuesto por un paisaje
colinoso de pendiente suave a ligeramente inclinada. En estos espacios se ubica la totalidad de la
extensión con coca.
Los cultivos se manejan con densidades superiores a las 40,000 plantas por hectárea,
acompañadas con un uso semi intensivo de agroquímicos. Los rendimientos promedio son de
alrededor de 1.5 TM de hoja por hectárea
Cultivos de coca en producción en pendiente suave, Palcazú – Pichis - Pachitea
Cultivos de coca en producción en pendiente ligeramente inclinada, sector Santa Isabel
Insumos satelitales empleados
Para determinar la extensión ocupada por cultivos de coca en esta cuenca, se ha empleado dos (2) escenas satelitales SPOT 5 de 10x10m de resolución, registradas en el mes de agosto del 2008.
Sobrevuelos de verificación y captura de GeoVideo
El sobrevuelo en las cuencas de Palcazú-Pichis-Pachitea se efectuó el día 23 de marzo, a una
altura de 1000 m.s.n.m; con una duración efectiva de hora y media aproximadamente. La
tendencia con relación al año pasado es la misma, con fuerte dinámica de expansión de los
cultivos de coca en toda el área observándose cultivos nuevos, almácigos, y nuevas aperturas de
chacras para cultivos ilícitos. Con el GeoVideo se ha podido comprobar el crecimiento de cultivos
y ratificar lo clasificado en la imagen satelital.
Cultivos de coca en Marañón, Putumayo, Río Amazonas (Caballococha)
Extensión
En el año 2008 la extensión conjunta de cultivos de coca en estas tres cuencas alcanzó las 1,209
hectáreas que equivalen al 2.2% del total nacional. Esta extensión es 13.5% mayor a la registrada en el año 2007. En cuanto a índices de crecimiento anual se refiere es el segundo en importancia
después del Palcazú-Pichis-Pachitea. De la extensión total, 510 hectáreas corresponden al la
cuenca del Marañón; 518 hectáreas a la del Río Amazonas (Caballococha) y 181 hectáreas al
Putumayo. Con referencia al año 2007, el incremento de cultivos fue del orden de 7.3%, 17.7% y
20.0% respectivamente.
a) Los diferentes medios de comunicación, constantemente mencionan que en la parte peruana
de la cuenca del Putumayo existe una extensión importante de cultivos de coca. Por este motivo,
desde el año 2004, se han efectuado continuos sobrevuelos a lo largo de toda la franja norte que
limita con Colombia, en los que también se incluyo a la cuenca del río Napo (río Algodón). En el
Putumayo efectivamente se comprobó la existencia de cultivos de coca, pero a muy baja escala y
concentradas mayormente en la localidad de Yuvineto. Esta situación fue detectada en el análisis
y detección satelital efectuada por ONUDD en gabinete. Respecto al río Napo, la presencia de
cultivos de coca, es mínima. Lo poco que existe se da en pequeños espacios en forma dispersa y
mayormente ubicada en los alrededores de la localidad de Santa Clotilde. Por lo apreciado estas
parcelas en conjunto no superarían las 5 hectáreas.
La escasa existencia de coca en la cuenca del Putumayo es consecuencia de las características
edafoclimáticas del ambiente, mayormente dominada por la alta humedad y severos problemas
de drenaje, que restringe una ampliación del espacio dedicado al cultivo. Lo mismo ocurre en la
margen izquierda del río, en territorio Colombiano. Con referencia al manejo del cultivo, se
conduce con densidades medias y bajas. No se ha observado presencia de secaderos por lo que
se asume que el procesamiento de la hoja es en verde como en Colombia.
Para determinar la extensión ocupada en el año 2008 se procesó una imagen satelital SPOT 5
registrada en el mes de diciembre. El proceso de clasificación y detección de cultivos de coca no
tuvo inconvenientes, porque el porcentaje de nubosidad fue bastante bajo y fuera de la zona de
interés.
b) La actividad cocalera en la cuenca del Marañón, como se ha señalado en reportes anteriores,
se desarrolla esencialmente en pequeños conos aluviales ubicados en ambas márgenes del río,
los que en conjunto abarcan una extensión aproximada de 1,000 hectáreas. El cultivo de coca
alterna con otros cultivos (frutales) en niveles de 45 a 50% del espacio ocupado. Es conducido
esencialmente bajo riego con densidades de plantas inferior a las tradicionales de 25,000 plantas
por hectárea. Una parte de la comercialización es gestionada por ENACO. Sin embargo parece
ser que el mayor volumen de la hoja es comercializada informalmente en los centros mineros
aledaños. No se tiene evidencia de articulación al narcotráfico.
c) Los cultivos de coca en Río Amazonas (Caballococha) son de reciente data. En el 2008 la
extensión se incremento en 78 hectáreas con referencia al año 2007 (440 ha). La instalación de
cultivos de coca en este sector está generando problemas de deforestación que antes del 2000 no existían. La determinación de la extensión fue posible mediante el procesamiento de una escena
SPOT 5 registrada en el mes de julio. Al igual que en el Putumayo las áreas con coca no
muestran secaderos de hoja, en tal sentido la hoja debe ser procesada en verde. Por su cercanía
a Leticia (Colombia) y Tabatinga (Brasil) los insumos químicos deben provenir de estas
localidades y por ende se piensa que los derivados ilícitos se integran al mercado colombiano.
Cultivos de coca en el Alto Chicama
Extensión
Esta cuenca se ubica región de la Libertad (al norte de Lima). Por segundo año se ha evaluado la
dinámica de la actividad cocalera. Para dicho fin se contó con una imagen SPOT 5 registrada en
el mes de diciembre del 2008. La nubosidad que registro esta imagen solo permitió efectuar la
clasificación de cultivos de coca en el 70% del área recubierta. Para el área restante tuvo que
utilizarse lo clasificado en el año anterior. El resultado final determinó una extensión similar a la
del 2007. Estos datos, por el problema señalado, continúan siendo considerados a nivel de
primera aproximación.
Cultivos de coca de baja densidad, Alto Chicama
Los cultivos de coca en su mayor extensión acusan densidades inferiores a 2,500 plantas por
hectárea, básicamente por su antigüedad (más de 20 años de edad) y por la alta mortalidad. Es
frecuente encontrar especies de porte arbustivo y/o arbóreo con alturas superiores al 1.50m y
tallos de 20 a 25cm de diámetro. Por lo señalado los rendimientos no deben ser muy superiores a 700 Kg por hectárea que señala ENACO. Los cultivos básicamente se conducen bajo riego y
secano en las partes más altas. Se han encontrado cultivos nuevos en la localidad de Compin,
con densidades iguales o superiores a las 25,000 plantas. La especie cultivada es la Erytroxylon
truxillense, que es un ecotipo propio de esta zona.
Cultivos de coca de baja densidad y plantas viejas de tallo grueso, Alto Chicama
En lo referente a la comercialización de la hoja, aparentemente el mayor volumen se orienta al
consumo tradicional. Una parte se realiza con intervención de ENACO y otra parte importante a
través de comerciantes informales que abastecen tanto a los distribuidores de los centros
poblados como en los centros mineros. No tenemos evidencias que articule la producción de hoja
con el narcotráfico. Tampoco si se han efectuado incautaciones de insumos químicos o derivados
de coca.
Cultivos de coca en el Kcosñipata
Esta zona, como se ha indicado, ha sido recientemente incorporada al Sistema de Monitoreo de
ONUDD. Se ubica en la selva baja del nororiente de la provincia de Paucartambo de la región
Cusco. Geográficamente se enmarca entre las coordenadas -71.52lat, -12.85lon y -71.29lat, -
13.03lon. La extensión ocupada para el año 2008 ha sido estimada en 280 hectáreas mediante el
procesamiento de una escena satelital SPOT 5 de 10x10m de resolución espacial, registrada en el mes de septiembre del 2008.
La presencia de cultivos de coca en esta zona no es nueva, data de muchos años atrás.
Mayormente se distribuye entre las localidades de Patria y Pilcopata. Ocupa zona planas a
ligeramente inclinadas con densidades iguales o mayores a 40,000 plantas por hectárea
manejadas con un uso relativo de agroquímicos. No disponemos de datos de productividad sin
embargo de acuerdo a la información recopilada por DEVIDA, los rendimientos serian superiores a las 2.0 TM de hoja por hectárea, obtenida en más de cuatro cosechas. Parte de la producción es comercializada a través de ENACO.
PRODUCCIÓN DE HOJA DE COCA Y DERIVADOS
En la presente década, las variaciones de la productividad de hoja de coca ha sido un
componente poco percibido cuando se analiza la situación cocalera del país. Sin embargo, el
mejoramiento tecnológico del cultivo de coca ha sido y es tan evidente que la atención de las
entidades que tienen que ver con tema, no solo estarían centradas en la extensión ocupada, sino
en los rendimientos por unidad de área, factor que es mucho más difícil controlar. La tarea de
medir estas variaciones productivas, definitivamente no es muy fácil, por el riesgo que implica
acceder a los cultivos, en principio por su carácter ilegal y vinculación al narcotráfico y segundo
por la predisposición de la población cocalera de rechazar de forma violenta cualquier intromisión o actitud extraña, que pueda afectar la continuidad de esta actividad. A pesar de ello, es
permanente el interés de ONUDD de mantener actualizada la data de índices de productividad de hoja de coca por hectárea, en el entendido que en base a ella recién se puede calcular con un
buen nivel de aproximación, los volúmenes de la oferta nacional tanto de PBC como de clorhidrato de cocaína.
Secado de hoja de coca, Alto Huallaga y VRAE
Como se ha señalado en anteriores reportes, el mejoramiento del manejo del cultivo hasta el año
2006 fue de exclusividad del VRAE. En la actualidad dicho mejoramiento, que se sustenta
primordialmente en el incremento sustancial del número de plantas por hectárea, un uso mas
intenso de agroquímicos y en algunos casos, el mayor número de cosechas, se ha extendido y ha
involucrado a un gran numero de cuencas cocaleras existentes en el país. Las excepciones son
pocas y en ellas se incluyen el Alto Chicama, Marañón, Inambari-Tambopata, La Convención y
Lares y Monzón. En estas dos últimas, se puede ver con más frecuencia, cultivos de coca en
procesos de renovación y enriquecimiento del número de plantas por hectárea (recalce). Lo
peligroso de este proceso, es que en áreas consideradas de producción “legal” como es el caso
de La Convención y Lares, los rendimientos se elevarían muchos mas que los actuales, que de
por si ya superan largamente la demanda de 9,000 TM/anuales (INEI) para el consumo tradicional, por lo tanto generaría un excedente mucho mayor que necesariamente tiene que ser colocado en los mercados existentes.
ONUDD en el año 2003, siguiendo las directrices definidas por la sección científica y el Programa
de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de Viena, implemento en las tres principales cuencas cocaleras
(Alto Huallaga, Apurímac-Ene y La Convención y Lares) un nuevo sistema de determinación
rápida de rendimientos de coca. A pesar de las dificultades señaladas, en el año 2004 se
obtuvieron los primeros resultados, sin embargo fue necesario implementar un proceso de
validación el que fue ejecutado en los siguientes años. Este proceso ha permitido determinar que
los más altos rendimientos se obtienen en la cuenca del Apurímac-Ene, con promedios de
producción muy superiores a las 3.0 TM de hoja por hectárea. Los rendimientos anuales medios
se dieron en la cuenca del Alto Huallaga, incluida la sub cuenca del Monzón, con promedios de
producción de alrededor de 1.8 TM de hoja/ha y los más bajos en la cuenca de La Convención y
Lares con ratios de 1.0 a 1.4 TM/ha.
Campos de coca de alta densidad, VRAE
El mejoramiento registrado a partir del año 2004 hizo que el promedio nacional de rendimiento
anual de hoja de coca de 1.1 TM por hectárea prevalecente hasta antes del indicado año, se eleve
a 2.2 TM por hectárea. Sin embargo, como se ha indicado anteriormente, en los dos últimos años
el mejoramiento tecnológico es tan evidente, que es necesario implementar a corto plazo trabajos de investigación de productividad de hoja, lo cual permitirá actualizar los indicadores de
rendimiento que viene empleando ONUDD.
Campos de coca con riego tecnificado, La convención y Lares
Mediante el empleo de rendimientos promedios, se ha determinado para el año 2008, una
producción total de hoja seca de 122,300 TM. Este volumen es superior en 4.7% en comparación
al registrado en el 2007 (116,800TM). Con referencia a la producción de clorhidrato de cocaína,
ONUDD no ha desarrollado ningún trabajo específico para determinar parámetros de conversión
de hoja de coca en cocaína. Es así, que al igual que el año anterior se ha creído conveniente usar
nuevamente el factor obtenido a través de la Operation Breaktrhough de Estados Unidos de
América, que considera el uso de 375 kilos de hoja seca para la obtención de un 1 kilo de
clorhidrato de cocaína pura. En tal sentido, si la producción de hoja ha sido calculada en 122,300
TM, de las cuales 9,000 TM (fuente INEI), corresponden al volumen que se consume de forma
tradicional (masticado o chacchado), queda un remanente de 113,300 TM de hoja seca (92.6%
del total), cuyo procesamiento químico permite para el año 2008 la producción potencial de 302
TM de clorhidrato de cocaína pura.
PRECIOS DE HOJA DE COCA Y DERIVADOS
En el 2008, por aspectos de diversa índole, se ha hecho seguimientos mensuales de precios, solo
en cuatro sectores del territorio nacional, que son los más representativos en lo que se refiere a
comercio de coca ilegal dirigida al mercado ligado al narcotráfico. Estos son, el Alto Huallaga norte
(Tocache, Uchiza entre otros), Alto Huallaga sur (Tingo María, Tulumayo, Aucayacu y otros),
Monzón y el VRAE. La captación de hoja en estos sectores por parte de ENACO es mínima. Para
el presente año se ha creído conveniente presentar los cuadros de precios, a nivel de promedio
aritmético y a nivel ponderado, en el entendido que este ultimo dato, que es el resultado del gasto total calculado para la adquisición de la hoja producida entre el volumen total comprado, es mucho más realista que el promedio aritmético.
Para el año 2008 el precio promedio, establecido en base a lo registrado en los cuatro sectores
señalados, alcanzó un promedio aritmético de US$ 3.4 por Kilogramo (US$ 3.1/kg promedio
ponderado). Este dato representa un 36% más que el promedio del año anterior, que fue de
US$ 2.5/Kg y 89% comparado con el precio promedio que paga ENACO por la coca legal
(US$ 1.8/kg).
Los mayores precios se registraron en el Monzón (US$ 4.5/kg) y los menores en el VRAE
(US$ 2.5/kg). Como se puede apreciar en la Tabla 16, en los últimos años los precios más bajos
casi siempre se han registrando en el VRAE, hecho que es sustentado por la mayor oferta de hoja inducida por la elevada productividad de los cultivos de esta cuenca. Lo opuesto ocurre en el
Monzón que a excepción del 2007, los demás años han registrado precios más elevados,
influenciados por el supuesto, que el contenido de alcaloide es mucho mayor que en las demás
cuencas. Se puede observar en la tabla correspondiente que los precios del Monzón son 40%
mayores a los registrados en el VRAE, 30% mayores que los del Alto Huallaga norte y solo el 11% a los registrados en el Alto Huallaga sur (Tingo María, Supte, Maronas, río Negro, Aucayacu).
Hasta antes del 2004 esta proximidad de los precios de hoja del Monzón y del Alto Huallaga sur,
no se daba. Siempre existió una diferencia mucho mas marcada. Esto tiene estrecha relación con
la notable reducción de la oferta de hoja en el sector norte del Alto Huallaga.
Se puede afirmar que la mayor cotización de la hoja en todas las cuencas monitoreadas, inclusive
en el VRAE, sería consecuencia de una mayor exigencia de hoja generada por la minimización de
la producción en el Alto Huallaga norte. También la mayor cotización de la hoja estaría siendo
arrastrada por la necesidad de una más elevada producción de derivados de coca para cubrir el
vacío generado por la reducción de áreas de producción en Colombia (18%) en el 2008.
Con referencia a los precios de la PBC, estos se incrementaron en 22% pasando de US$ 600.0/kg en el 2007 a US$ 730.0/kg en el 2008. Los mayores precios se registraron en la cuenca del
Monzón (US$ 816.0/kg) y los menores en el VRAE (US$ 608.0/kg). En la Tabla 18 se muestra
que los precios de la PBC del Monzón son 35% mayores a los del VRAE, 12% a lo registrado en
el Alto Huallaga norte y solo 5% en el Alto Huallaga sur, es decir repite la cercanía de precios con
este último sector.
Por lo apreciado en la tabla respectiva, el incremento de los precios de la hoja y de la PBC ha
repercutido, en los del clorhidrato de cocaína que llegó a US$ 940.0/Kg en el 2008. Este valor
representa un incremento de 11% con referencia al año anterior. Los mayores precios se dieron
en el Monzón (US$ 1,038/kg) y los menores en el VRAE (US$ 806/kg). Las menores cotizaciones de la hoja, PBC y ahora de la cocaína en el VRAE, se ve compensada por su alta productividad en valores de cocaína por hectárea. Esta cuenca en promedio produce 9,7 kg/ha, mientras que el promedio nacional es de 5.4 Kg/ha, es decir es superior en un 80%. Si bien es cierto que es preocupante el incremento de áreas en el contexto nacional, es mucho más preocupante cuando ocurre en el VRAE por que tiene un mayor impacto en la oferta nacional. En el 2008 representa el 53% de la producción potencial de cocaína calculada en 302 TM.
En Lima también se está produciendo cocaína, de momento desconocemos en que medida. Los
diferentes medios de comunicación con cierta frecuencia dan a conocer que la DIRANDRO
interviene laboratorios clandestinos de producción casera en donde se procesa cocaína a partir de PBC mayormente proveniente del VRAE y del Alto Huallaga. De acuerdo a información recogida
en la calle, el precio de la cocaína al por mayor se cotiza entre 1,600 a 1,800 dólares el kilogramo
y la venta al menudeo se mantiene entre 3 a 6 dólares el gramo. En ambos casos depende del
nivel de pureza.
COMERCIALIZACIÓN DE HOJA DE COCA PARA EL CONSUMO TRADICIONAL
En este item, se intenta estimar a nivel de primera aproximación, la dimensión en que se da la
economía generada por la comercialización de la hoja coca legal. Sabemos por los datos del INEI
que el consumo tradicional de la hoja es del orden de 9,000 TM anuales, los cuales, de acuerdo a
lo reportado por ONUDD en el 2008, solo representa el 7% de una producción total calculada en
123,300 TM. Sin embargo, muy poco se menciona en que medida este 7% es colocado en los mercados de consumo tradicional. En tal sentido, la idea que se plantea es conocer los precios de la hoja desde que sale de manos del productor hasta que llega al consumidor.
Con este fin ONUDD efectúo en el 2009 un sondeo en base al registro de precios de venta de hoja
en mercados, bodegas, ferias y ambulantes de once (11) regiones del país: Cajamarca, La Libertad, Ancash, Huánuco, Pasco, Junín, Huancavelica, Ayacucho, Cusco, Arequipa y Puno, lo que ha posibilitado la estructuración de una base con 150 diferentes datos que permiten llegar a algunas conclusiones a nivel regional y nacional.
La metodología de este trabajo, consistió básicamente en entrevistas a los vendedores de hoja de
coca en los principales centros urbanos de consumo. Para este fin se elaboro, un formato de
preguntas que además de precios indago sobre el origen de la hoja negociada, volúmenes de
venta diaria, calidad entre otros. Es necesario señalar que el acopio de precios generó cierto
recelo en los encuestados, principalmente porque, como veremos, no toda la hoja que venden
tiene un origen legal.
Centros de venta
De acuerdo a los datos de INEI, la mitad de la población consumidora de hoja a nivel nacional
adquiere la hoja en bodegas. Otros lugares de venta se dan en ferias o mercados. La compra
mayormente es al menudeo, en bolsas de 20 a 25 gramos o de una libra. La compra por arrobas
es poco frecuente.
Calidad de la hoja
Con referencia a la calidad de la hoja vendida al consumidor, es ofertada en tres calidades, de
primera, segunda y tercera. De los 150 puntos de acopio, 100 de ellos reportaron la venta de hoja de segunda. También reportaron que la hoja que proviene de los comerciantes informales esta
mejor conservada y poco deteriorada.
Circuito comercial de la hoja legal
Como se observa en el Diagrama 1, todo se inicia con el productor empadronado en los registros
de ENACO y que dispone de una cedula que lo acredita como tal. Tiene por lo menos cuatro
opciones de venta: ENACO; ENACO y comerciantes informales; exclusivamente informales;
distribuidores urbanos. En el primer caso el productor entrega a esta empresa estatal toda la
cosecha y se somete a la calificación de niveles de humedad, calidad (primera, segunda y tercera) y es retribuido de acuerdo a los precios preestablecidos. En el segundo, que es el más frecuente,
el productor entrega a la empresa solo una parte de su cosecha y el volumen restante es vendida
a comerciantes informales, quienes al parecer tienen una mejor cotización de la hoja y asumen el
riesgo de sacar la hoja adquirida hacia los centros de consumo donde es vendida a los
distribuidores legales.
En la tercera opción toda la cosecha es vendida a comerciantes informales y en el último caso,
es el propio productor que transporta y vende la hoja directamente a los distribuidores de los
centros urbanos.
ENACO por aspectos netamente financieros, en los últimos años viene comprando alrededor del
30% de la demanda total de hoja de coca para el consumo tradicional. Como se ha señalado,
existe un mercado paralelo que, de acuerdo a lo recogido en campo, elude los controles
respectivos para sacar la hoja de las zonas de producción y transportarla a los centros de
consumo, en donde es negociada directamente con los distribuidores urbanos. No disponemos de
información referente a los volúmenes que se incauta anualmente por este tipo de comercio ilegal.
Variaciones de los precios de compra y venta de hoja de coca
En la Tabla 21 se muestra los resultados finales de los precios promedio de venta de la hoja al
consumidor, acopiados a nivel regional. De acuerdo a dicha tabla se observa que los mayores
precios se pagan en las regiones de La Libertad y Cajamarca, con US$ 12.3 y 10.0 por kilo de
hoja seca respectivamente, mientras que los más bajos se registran en Ayacucho y Huánuco con
cotizaciones del orden US$ 4.5 a 5.8 por kilo respectivamente. En las demás regiones el precio
promedio varía entre US$ 6.3 y 8.3 por kilo.
Para el análisis respectivo, además de los datos acopiados en campo, se ha considerado como
datos referenciales el precio que recibe el productor; el precio que pagan los distribuidores
urbanos y los precios que pagan los consumidores. En este sentido, si consideramos que el
productor recibe entre US$ 20 a 23 por arroba de hoja y esta es comprada a los distribuidores a
US$ 63 por arroba en promedio, solamente en esta etapa del circuito el precio de la hoja
prácticamente se habría triplicado. Ahora, si la comparamos con los precios que paga el
consumidor de la hoja (menudeo), llevado a valores de dólares por arroba, este precio llegaría
alrededor de US$ 77 por arroba, es decir se incrementa en 3.6 veces. Para el cálculo del
promedio que paga el consumidor, no se ha incluido a las regiones de Cajamarca y La Libertad
por considerar que el comercio de la hoja no es de la misma magnitud que en las demás regiones,
además se da en condiciones muy particulares.
Por lo señalado, este primer trabajo nos permite llegar a las siguientes conclusiones:
• Si bien ENACO es la entidad oficial encargada del comercio de la hoja de coca a los
distribuidores minoristas, desde muchos años existe un comercio marginal que moviliza
entre 5,000 a 6,000 TM anuales, entendiendo que ENACO compra anualmente en promedio
entre 3,000 a 3,500 de una demanda total de 8,800 TM según el INEI.
• Los precios de la hoja de coca para el consumo tradicional se incrementan en 3.6 veces
desde que sale de manos del productor hasta que llega al consumidor.
• De acuerdo a los precios mostrados, los productores que venden hoja para el masticado o
chacchado recibirían por su producto un total entre US$ 16 a 18 millones y los consumidores
pagarían por este mismo producto entre US$ 68 a 72 millones.
• La demanda de hoja para consumo tradicional equivale al 7% del total nacional, el que ha
sido calculado en 123,300 TM anuales, sin embargo su comercio representa alrededor
del 18% del valor total de la producción potencial de la hoja en chacra (US$ 379 millones).
• Los vendedores de hoja de coca para el consumo tradicional, no se encuentran
necesariamente empadronados por ENACO y los que si lo están tampoco adquieren el 100%
de su mercadería a través de esta empresa. El comercio informal tiene una gran participación
en el abastecimiento de este producto.
• El volumen de venta por parte de los distribuidores minoristas al público consumidor no es
registrada, en la mayoría de casos se vende sin restricciones de acuerdo a la capacidad del
comprador.
• La hoja de mejor calidad que existe en el mercado, es proporcionada por los comerciantes
informales. Es mucho más fresca y de buena textura, con muy bajo porcentaje de
fraccionamiento y polvillo.
REPORTE DE ERRADICACIÓN
Las acciones de erradicación reportadas por el CORAH alcanzaron en el 2008 un total de 10,143
hectáreas. La meta de erradicación para el año 2008 fue de 10,000 hectáreas. Contrariamente al año anterior, en el presente no se han ejecutado acciones de autoerradicación voluntaria. El 100% de las acciones del CORAH se concentraron en la zona norte de la cuenca del Alto Huallaga, abarcando las provincias de Mariscal Cáceres y Tocache en la región San Martín y Marañón y
Leoncio Prado en la región Huanuco. El personal encargado de esta función, con frecuencia es
atacado con armas de fuego, trampas, cazabobos (explosivos o minas) alteraciones del orden
publico con el exclusivo fin de impedir su ejecución.
Acciones de erradicación en el Alto Huallaga. Cortesía CORAH
En el año 2,007 del total erradicado por el CORAH, el 53% correspondió a plantaciones menores
de un año. De este total el 40% ha correspondieron a resiembras. En el 2008, la situación indica
que el 47% agrupó a cultivos menores de un año, de ellos el 32% fue consecuencia de la
resiembra. Esto se observa objetivamente en el Grafico 6 de distribución porcentual 2007-2008. El CORAH también ha reportado la destrucción de 19,812 m² de almácigos que llevadas al campo definitivo hubieran representado 1,320 hectáreas adicionales.
REPORTE DE INCAUTACIONES
Para el año 2008, la Dirección Antidrogas de la Policía Nacional DIRANDRO reportó la incautación de 16,203 Kg de clorhidrato de cocaína, que representa un incremento de 100% con referencia al 2007. Lo mismo ha ocurrido con la incautación de PBC que totalizó 11,753 Kg, es decir 86% más que en el año anterior. Esta información llevada a valores de cocaína, indicaría que se ha retirado del mercado ilegal aproximadamente 21 TM. Por otro lado, se logró destruir y desactivar 1,250 instalaciones para el procesamiento de PBC y 19 para la producción y refinado de clorhidrato de cocaína. Estos datos representan mayores niveles de eficacia en rangos de 85 y 19% respectivamente con referencia al año 2007.
En cuanto al decomiso de insumos los resultados más importantes se han dado con el kerosene
que sin ninguna duda es el de mayor importancia aunque no es insustituible para el
procesamiento primario de derivados de coca. En el 2008 se decomiso más del 100% que el año
anterior. Con referencia al acido clorhídrico los resultados igualmente han sido importantes, se
logro decomisar mas del 127% que el reportado en el año 2007. Consideramos que la labor que
viene realizando la DIRANDRO en este tema es muy importante y estratégica, sin embargo es
necesario que cuente con el apoyo logístico y financiero para que el control del ingreso de
insumos químicos a cuencas cocaleras de importancia como el Monzón, Apurímac-Ene y la zona
sur del Alto Huallaga se ejecute en forma permanente.
CULTIVOS DE COCA E IMPACTOS AMBIENTALES
Cultivos de coca y medio ambiente
En este punto ONUDD quiere de manera resumida graficar lo que ha significado y significa
ambientalmente el masivo cultivo de coca, que hasta los años 70’ se mantuvo estable en cuanto al espacio y dimensión ocupada. Muchos estudiosos del tema indican que la extensión no fue más
de 16,000 hectáreas, concentradas en un 80% en la selva alta del Cusco y el 20% restante en las
regiones de Huánuco, Ayacucho y La Libertad. A partir de dicho año como respuesta al
incremento de la demanda mundial de clorhidrato de cocaína, se inicia un vigoroso proceso de
expansión y cobertura del cultivo. Su mejor momento ocurre entre los años 1992 y 1993 en que la coca ocupó, según la CNC hasta 128,000 hectáreas a diferencia de otras fuentes que señalaban
una cobertura de aproximadamente 200,000 hectáreas. En todo caso se llegó a suministrar entre el 65 al 70% de la PBC que requería el narcotráfico para la fabricación de cocaína fuera de las fronteras peruanas. El costo del mencionado “auge cocalero”, fue la intensa y extendida
eliminación de bosques en tierras de fuerte gradiente, constituyéndose en el detonante de graves repercusiones ambientales, pues a la deforestación le siguió la perdida de suelos por erosión
hídrica, la extinción de recursos genéticos, las inundaciones y deslizamientos de tierras y la
reducción de la fauna hidrobiológica entre otros no menos importantes.
Cultivos de coca junto a tierras degradadas
A partir de 1995, Colombia inicia una sostenida expansión de las áreas cultivadas de coca
desplazando a segundo plano la producción peruana. Esta situación y las acciones de interdicción
implementadas por el Gobierno de ese entonces, propicio una prolongada y significativa reducción de la demanda y por lo tanto la caída de los precios. Bajo estas circunstancias las áreas de producción fueron abandonadas entre el 60 al 70% de la extensión total ocupada. Este escenario se mantuvo hasta el año 1998. Posteriormente, en la medida que fue mejorando el precio de la hoja, paulatinamente las extensiones fueron aumentando, proceso que de ninguna manera alcanzo ni siquiera el 50% de la dimensión existente antes de 1995. Lo que si ha sido evidente y se observa con preocupación es el sustancial incremento de los rendimientos de los últimos años, el que se sustenta en una mayor densidad de plantas por hectárea y sobretodo en el creciente uso de agroquímicos.
Esto va de la mano con los cambios de la oferta de derivados de coca al narcotráfico porque
hemos pasado de ser simples productores primarios de PBC al sofisticado refinado de clorhidrato
de cocaína.
Poza de maceración de hoja de coca. Cortesía PNP
En tal sentido si el impacto de la implementación de áreas de coca generó una devastación de la
foresta; el mejoramiento tecnológico del cultivo; la elaboración de PBC y últimamente de cocaína,
llevó consigo problemas aún mayores, porque a los fertilizantes químicos, plaguicidas y herbicidas empleados por los productores de coca, el narcotráfico a sumado millones de kilos, litros y galones de insumos químicos. Al final, estos fueron a parar a los riachuelos de las cabeceras de las quebradas, esterilizándolas completamente, para luego contaminar severamente los ríos mayores y de pronto el agua paso a convertirse en una amenaza para la salud publica. En tal sentido, el cultivo de coca no debe ser visto únicamente como la fuente de materia prima para la producción de cocaína, sino como uno de los componentes más importantes que han propiciado la reducción importante de los bosques de la selva alta y de la biodiversidad.
Coca y deforestación
De acuerdo a un informe elaborado por DEVIDA, se señala que en los cinco últimos años los
cultivadores de coca ilegal habrían destruido 2,500 Km² de selva tropical amazónica, es decir
aproximadamente el 30% del total deforestado a nivel nacional. Por otro lado, especialistas en el
tema mencionan con frecuencia que por cada hectárea de coca que se cultiva, se desbrozan otras
cuatro. Como se ha mencionado el cultivo de coca a inicios de los años 90’ ocupó una extensión
de 200,000 hectáreas. Se supone que en este periodo ocurrieron los mayores niveles de
deforestación cuyas consecuencias hoy son observadas con preocupación, porque estos impactos
no logran ser considerados con la debida celeridad y respuesta institucional que requieren.
Como se puede observar en la tabla elaborado por DEVIDA los mayores índices de deforestación
efectivamente han ocurrido en las regiones de San Martín y Huánuco que en conjunto representan el 50% del total deforestado por coca a nivel nacional. Sin embargo, es necesario resaltar que en el caso de la región San Martín, la deforestación habida no solo ha correspondido al cultivo de coca. Hay que recordar que este cultivo, en lo que corresponde a la cuenca del Huallaga Central (no se incluye a la provincia de Tocache) recién registra presencia a finales del primer quinquenio de los años 80’ y cobra auge entre los años 1985 a 1994, para posteriormente ser abandonados por los hechos ya mencionados.
Antes de los 80’ la región San Martín vivió un “boom” del cultivo del maíz el que ocupó la mayor
extensión de tierras planas e inclusive de las laderas de fuerte pendiente con muy poca o ninguna aptitud para el uso agrícola. Una vez que pasó la fiebre del maíz, por problemas de mercado, los
espacios ocupados fueron utilizados para el cultivo de coca. Como resultado se dio una sostenida
deforestación en dimensiones importante, la primera del país como se muestra en el Tabla 25
respectiva; procesos de erosión de todo tipo y la presencia de extendidas áreas desertificadas.
Desbroce y áreas degradadas con presencia de shapumba (Pteridium sp)
Con referencia al Alto Huallaga, consideramos que el cultivo de coca si tuvo una participación
fundamental en los niveles de deforestación que actualmente acusa esta parte de la cuenca.
Como mudo testigo quedan las grandes extensiones de tierras, donde los bosques fueron
sustituidos por coca y luego de ser abandonados fueron invadidos por una especie vegetal
denominada “shapumba” (Pteridium sp), que es indicadora de la pérdida de fertilidad de los suelos.
En la actualidad esto puede ser observado a lo largo de las cuencas de Tocache y Chontayacu
(Uchiza), como remanente de la época de oro del cultivo ilícito.
Shapumbales y áreas de coca cultivada en el Alto Huallaga
En estos últimos tres años, los frecuentes sobrevuelos efectuados por ONUDD han permitido
observar que los sectores donde actualmente se está sustituyendo bosques por coca son
Yubineto (Putumayo), Caballococha (Río Amazonas), Tambopata, Palcazú-Pichis y el Ene por
mencionar los más importantes. En las cuencas tradicionales como Alto Huallaga, Apurímac y La
Convención y Lares los niveles de deforestación, con pequeñas variaciones, se han mantenido
más o menos estables. Lo que predomina es la rotación o sustitución de áreas ya intervenidas.
Áreas deforestadas para instalación de cultivos de coca en Caballococha
Quema de porciones de bosque para agricultura
Coca y contaminación química del medio ambiente
Cuando se analiza el tema del narcotráfico en el Perú, es común hablar de las mayores o menores extensiones que han sido deforestadas para implementar cultivos de coca o de los volúmenes de
insumos químicos empleados para la transformación de la hoja en cocaína y de que forma afecta
al medio ambiente. De lo que se habla muy poco es de los grandes volúmenes de agroquímicos
que emplea el productor cocalero para elevar los rendimientos de hoja y por lo tanto de la
producción potencial de clorhidrato de cocaína. Esto a diferencia de la ampliación de áreas, es
mucho más difícil detectar y controlar. Se calcula que anualmente se aplican 700 mil litros de
agroquímicos (abonos foliares, plaguicidas y herbicidas) que se vienen usando en dosis mucho
mayores a los técnicamente requeridos. Estos productos luego de un periodo efectivo son
absorbidos por las partículas de suelo y terminan inexorablemente en los cursos de agua,
depredando flora y fauna y constituyéndose en un elemento que acusa una alta toxicidad para la
salud de las poblaciones ribereñas que la consumen.
El mejoramiento tecnológico del cultivo y el manejo de grandes volúmenes de agroquímicos,
acarrea severos e irremediables problemas al medio ambiente. Es difícil pensar hoy en día que el
productor cocalero pueda obtener buenas cosechas de hoja si es que no tiene a su disposición
toda la gama de insecticidas que ofrece el mercado. El problema parte de que estos biocidas
vienen utilizándose en las máximas dosis posibles. Por muchos años el Sevín fue uno de los
productos de más frecuente uso en el cultivo de coca. Este producto en la actualidad ha sido
reemplazado por otros mucho más tóxicos y altamente contaminantes como el Cypermec, Monitor, Caporal, Benomil, Faramate, Tamarón, Thiodan, Antracol, entre muchos otros, cuyo uso ha sido restringido y/o prohibido en otros países, esencialmente por los grandes daños que ocasionan al medio ambiente.
La coca es un cultivo que requiere de permanentes y constantes deshierbos, tarea que
tradicionalmente se ha realizado de forma manual. La necesidad de producir más en menos
tiempo y reducir costos, ha hecho que el productor sustituya esta tarea, por un uso intenso de
herbicidas como el Glyfolin (glyfosato) Paraquat o Gramoxone Super, cuyos efectos secundarios
son muy dañinos para la salud humana y para la frágil ecología tropical. Al respecto estudios
efectuados señalan que los terrenos donde se ha aplicado estos productos de forma continua,
una vez que han son abandonados pierden su capacidad de producción por más de 20 años.
Otro problema que tiende a crecer y que se añade a los ya existentes, es el mencionado empleo
de grandes volúmenes de insumos para la transformación química de la hoja en derivados de
coca. ONUDD en el año 2004, con el fin de conocer con un mejor nivel de aproximación los tipos y volúmenes de insumos químicos que se emplean para la elaboración de PBC bruta, lavada y
clorhidrato de cocaína, de forma experimental y con todas las medidas de seguridad y garantía
que el caso requería, entrevistó a personas directamente involucradas en el procesamiento de
transformación de la hoja de coca (“cocineros”). Para dicho fin se elaboró un cuestionario y un
diagrama secuencial básico para guiar la entrevista. Cada uno de ellos independientemente fue
señalando la cantidad de hoja (en arrobas), los tipos y volúmenes de insumos químicos (básicos
y alternativos) empleados, así como los tiempos y tareas manuales complementarias (macerado,
batido, filtrado, reventado, secado, prensado etc.) que necesitan para la obtención de los
diferentes derivados de coca. Toda esta información fue procesada y estandarizada obteniéndose
un cuadro sistematizado que grafica, la “receta de transformación química” de la hoja.
A través de este trabajo, se ha podido estimar, a nivel de primera aproximación, que la obtención de las 302 TM de clorhidrato de cocaína calculadas para el año 2008, requieren de
aproximadamente 4’400,000 galones de kerosene en el entendido que por cada kilo de cocaína se emplea 14 galones de este insumo. En lo referente al acido sulfúrico las necesidades se sitúan en 1’300,000 litros; la acetona en 1’100,000 galones; el alcohol industrial en 800,000 litros; el
carbonato de sodio en 550,000 kg, entre los más importante. Esta demás señalar las
consecuencias que esto genera en los diferentes ecosistemas tropicales y subtropicales de la
amazonia peruana.
Para los próximos años, ONUDD continuará desarrollando este tema incrementando el número de entrevistas e incorporando un mayor numero de cuencas cocaleras. Este trabajo se ejecutará simultáneamente con Bolivia, Colombia y Ecuador. Los resultados obtenidos serán validados por simulaciones de procesamiento en campo y en talleres en la que participaran representantes de todas las entidades que tienen que ver con el tema.
Contaminación química del sistema hídrico de las cuencas cocaleras
Como consecuencia de lo señalado en los ítems anteriores, ONUDD ha iniciado un trabajo que
tiende a determinar cual es el nivel de afectación que propician los insumos químicos empleados
en el procesamiento de coca, en los cursos de agua de las principales cuencas cocaleras. Este trabajo piloto, de momento se llevo a cabo en las cuencas del Alto Huallaga y Aguaytía. El muestreo se efectúo bajo las normas y protocolo establecido por la Dirección General de Salud Ambiental (DIGESA). En este primer trabajo solo se considero la evaluación del contenido de kerosene y Amoníaco.
Toma de muestras de agua para el análisis de contenido de amoníaco y kerosene, Alto Huallaga
Frascos etiquetados para la recolección muestras de agua para el análisis de contenido de amoníaco y kerosene
En la cuenca del Alto Huallaga se tomaron 64 muestras dobles (1 para kerosene y 1 para
amoniaco) de los cuales treinta y cuatro (34) correspondieron a la cuenca del Monzón; siete (7) a
Tocache; seis (6) a Uchiza; doce (12) a Tulumayo; cinco (5) a Castillo y nueve (9) a la cuenca del
Aguaytía. Todos ellos georeferenciados. El laboratorio contratado para los análisis respectivos fue Inspectorate Services Perú. Los resultados indican que la presencia de amoníaco fue positiva en
las cuencas de Tocache y Tulumayo, donde los índices de vertimiento sobrepasaron los
estándares de calidad ambiental para aguas. En el caso de las zonas de Uchiza, Castillo y
Aguaytía, si bien es cierto que el análisis registró presencia de amoniaco este no superó los
estándares mínimos, por lo cual no son consideradas como zonas afectada por este producto.
Con referencia al kerosene solo fue registrado en la zona de Castillo. Al sistematizar y aumentar
la periodicidad del muestreo de las fuentes de agua, se estima que los resultados revelen datos
adicionales y de ser posible un mayor numero de sustancias contaminantes procedentes del
proceso de elaboración de los derivados ilícitos de coca.
CULTIVOS DE COCA Y AFECTACIÓN DE ÁREAS NATURALES PROTEGIDAS
Uno de los principales instrumentos para proteger la selva amazónica es la implantación de un
conjunto de áreas protegidas que aseguren la sobrevivencia de ese ecosistema y sus especies.
Según la Unión Mundial para la Naturaleza “Las Áreas Protegidas son una superficie de tierra y/o mar especialmente consagrada a la protección y el mantenimiento de la diversidad biológica, así como de recursos naturales y los recursos culturales asociados, y manejada a través de medios jurídicos u otros medios eficaces”.
Al respecto, mediante el Decreto Legislativo N° 1013 del 14 de mayo del 2008, se aprobó la
creación del Servicio de Áreas Naturales Protegidas por el Estado - SERNANP, como organismo
público técnico especializado, el cual depende directamente del Ministerio del Ambiente; y tiene
como principal función el dirigir el Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas y asegurar su funcionamiento.
En los dos últimos años se ve con preocupación, el avance de la frontera cocalera hacia las Áreas
Naturales Protegidas. Esto que es consecuencia de varios factores como la proximidad a zonas
de gran concentración de cultivos de coca, a la represión de la producción al narcotráfico que
obligo al desplazamiento de los cultivos a zonas cada vez más inaccesibles y a la inusitada mayor
demanda de derivados de coca especialmente en las zonas de frontera. Indudablemente, la
búsqueda de nuevos espacios para implementar esta ilegal actividad, tal vez sin saberlo,
paulatinamente ha venido afectando los ámbitos geográficos de las ANP’s. Se incluyen en este
problema los Parques Nacionales de Tingo Maria, Cordillera Azul y río Abiseo muy próximas a la
cuenca cocalera del Alto Huallaga; el Parque Nacional Bahuaja Sonene y Reserva Nacional del
Tambopata muy cercanas a las cuencas cocaleras de Inambari - Tambopata y San Gabán, y la
Zona Reservada del Güeppi intervenida por la zona cocalera de Yubineto en Loreto.
Área recién intervenida para la instalación de cultivos de coca en la zona de amortiguamiento del PN Bahuaja Sonene. Nótese al fondo una parcela de coca.
La actividad ilegal de la coca no es el único problema inserto dentro de las ANP, otras actividades ilícitas como la tala ilegal, el comercio indiscriminado de flora y fauna y otros tipificados como
delitos ambientales, que aceleran aun más la depreciación y degradación de los bosques. El
problema social en estas zonas, no está basado en su totalidad al cultivo de la coca, sino más
bien a las pocas oportunidades de desarrollo que se tienen. Las actividades ilegales en general,
enriquecen sólo a unos cuantos, y las legales no han sido lo suficientemente encausadas para
retribuir ingresos importantes.
Parque Nacional Bahuja Sonene
Bahuaja Sonene, se ubica en las Provincias de Tambopata y Sandia de las regiones Puno y
Madre de Dios. Dispone de una superficie de 1’091,416 hectáreas, protege la única muestra del
ecosistema de sabanas húmedas tropicales del Perú y su fauna característica, como el lobo de
crin y el ciervo de los pantanos.
Esta ANP esta en permanente riesgo por su proximidad a la cuenca de Inambari – Tambopata
que alberga 2,959 hectáreas de coca. En los últimos tres años se viene notando que este cultivo
ha logrado rebasar la frontera de este Parque Nacional, invadiendo por ahora la zona de
amortiguamiento, la que ha sido ocupada con el 27 % de total de cultivos que existen en la
cuenca indicada. Hay que tomar en cuenta también que Bahuaja Sonene se encuentra cercano a
varios centros poblados cuya actividad principal es la agricultura migratoria y dentro de ello, el
cultivo ilegal de coca, cuya tendencia es al crecimiento, sobre todo en el Tambopata. Esto crea la
necesidad de tomar las medidas pertinentes para evitar una mayor presencia del cultivo y la
consecuente deforestación. De otro lado, también es próxima a la cuenca San Gabán que dispone
de una extensión de 500 hectáreas. El 35% de dicha extensión también habría invadido la zona de amortiguamiento que comparte con la Reserva Nacional Tambopata.
Reserva Nacional Tambopata
Esta Reserva Nacional se ubica en la provincia de Tambopata región Madre de Dios con una
extensión de 274,690 hectáreas, protege ecosistemas representativos de la selva baja de la
amazonia peruana y preservar su diversidad genética. Protege especies de flora y fauna que en
otras áreas de la amazonia han desaparecido, como el lagarto negro (Malanosuchus niger), lobo
de río (Pteronura brasilensis) y paiche (Arapaima gigas).
Si bien esta Reserva se encuentra cercana al área de coca cultivada en San Gabán, además de la
presencia de cultivos de coca en su territorio, su principal problema tiene que ver con la Carretera Interoceánica, la cual incentiva la instalación desordena de centros poblados así como la mayor actividad agrícola de carácter migratorio a lo largo de su trazo. De esta manera, es obvio el impacto negativo dentro de, al menos, la zona de amortiguamiento de esta ANP.
Parque Nacional Tingo María
Este Parque se ubica en la provincia de Mariano Damaso Beraun ocupa una extensión de 4,777
hectáreas, protege las zonas naturales denominadas “La Bella Durmiente” y la “Cueva de las
Lechuzas”, sus bosques adyacentes y colonias de guácharos (Steatornis caripensis)
Parque Nacional Cordillera Azul
Cordillera Azul, incluye partes de la regiones de San Martín Loreto, Ucayali y Huanuco. Tiene una extensión de 1’353,190 hectáreas, conserva hábitats amenazados, como los pantanos de altura, comunidades biológicas en roca ácida, bosques esponjosos y bosquecillos enanos, cerros de piedras rojizas erosionadas, bosques de colinas y laderas, lagos aislados, arroyos y riachuelos de
altura.
Parque Nacional Río Abiseo
Esta ubicada en la provincia de Huicungo región de San Martín, con una extensión de 274,520
hectáreas. Protege los bosques de neblina de la ceja de selva, selva alta y conservar aquellas
especies de fauna silvestre en vía de extinción, como el mono choro de cola amarilla (Lagothrix
flavicauda), además de que protege los complejos arqueológicos pre-hispánicos del Gran Pajatén
o Huaros.
Estas tres ANP’s se encuentran muy próximas a la cuenca cocalera más representativa del Perú
como lo es el Alto Huallaga que registra una extensión de 17,848 hectáreas en el 2008. A lo largo
de su extensión los cultivos de coca han invadido las zonas de amortiguamiento de los Parques
Nacionales Tingo María, Cordillera Azul y Río Abiseo (en esta ANP se ubican el 0,25%, 1,52%
0,18% del total de coca cultivada en la cuenca, respectivamente). El impacto negativo en el
ambiente es notorio, y al igual que en otros casos, el cultivo de coca no es el único causante de
este problema. Por otro lado los cultivos de coca existentes en la cuenca del Aguaytía (1 667 ha
de coca cultivada), igualmente interviene la zona de amortiguamiento del Parque Nacional
Cordillera Azul cantidad que representa el 1,3% del total de coca cultivada, aproximadamente.
Vista panorámica de la zona de amortiguamiento del PN Río Abiseo, el nivel de intervención
no esta referido únicamente al cultivo de coca
Zona Reservada del Güeppi
Se ubica en la provincia de Maynas región Loreto con una superficie de 625,971 hectáreas.
Conserva un área que alberga ecosistemas y poblaciones no disturbadas de flora y fauna silvestre, representativos de la selva baja del nororiente del país. Presenta una gran diversidad de aves y reptiles, entre los que destaca el caimán negro (Melanosuchus niger), además de especies amenazadas como el otorongo (Panthera onca) y la nutria de río (Pteronura brasiliensis).
La presencia del cultivo de coca en la Zona Reservada del Güeppi es preocupante ya que a
diferencia de otras zonas, el cultivo ya ha logrado sobrepasar la zona de amortiguamiento
encontrándose dentro de la misma ANP. Los sobrevuelos y el registro de geo video efectuados
para el monitoreo del cultivo de coca en esta área han permitido detectar lo señalado. Por lo
observado la producción de coca probablemente esté articulada al mercado de hoja en Colombia.
Para el 2008, la extensión de coca en Yubineto ha sido de 181 hectáreas, de las cuales el 50% se
ubica en la zona de amortiguamiento y el 25% en la misma Zona Reservada. Además de la
presencia de cultivos de coca, en esta ANP existe una intensa tala de carácter delincuencial
porque la madera extraída, eludiendo los escasos controles, es sacada al otro lado de la frontera
peruana.
Conclusiones
• Aun cuando las extensiones de cultivos de coca que intervienen las ANP’s son poco
significativas, es preciso que las autoridades locales, regionales y nacionales, apoyadas por
instituciones no gubernamentales y privadas presten atención a esta tendencia, redefiniendo
las estrategias para el uso de los recursos dentro de las zonas de amortiguamiento (buffers) y
de las mismas ANP’s, proponiendo además, el uso productivo y sostenible de los mismos,
que beneficie a las poblaciones cercanas y que detenga la tendencia a la deforestación
dentro de las ANP’s.
• De otra parte, es probable que dentro del ámbito de las ANP’s se esté procesando PBC y/o
cocaína. Esto, como se ha reiterado en este documento, perjudicaría a la flora y fauna de
estas áreas, por la toxicidad de los insumos y desechos químicos empleados. En ese sentido,
las acciones a tomar deben ser inmediatas para evitar daños directos y colaterales al
respecto.
• Si bien todo lo anterior evidencia un problema, una de las causas que lo produce es que las
poblaciones cercanas o incluidas no tienen conciencia de lo que significa un Área Natural
Protegida. La difusión sobre lo que son, lo que protegen, las actividades permitidas y su
importancia. Esto debería ser uno de los temas prioritarios de la lucha contra la degradación
de estas áreas, de lo contrario los agricultores cocaleros y no cocaleros, seguirán eliminando
bosques.


Fuente: Perú - Monitoreo de Cultivos de Coca - Junio 2009. Elaborado por Gobierno Peruano: DEVIDA Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas y UNODC Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. Este reporte y otros reportes de monitoreo del ICMP pueden ser descargados de: www.unodc.org/unodc/en/crop_monitoring.html