10 noviembre 2008

La educación en la Regón Piura

La Región Piura está ubicada en el extremo nor-occidental del Perú. Con una superficie de 35,892.49 km2 y una población de 1’636 047 habitantes (Instituto Nacional de Estadística e Informática – INEI 2005), es la segunda región más poblada después de Lima. Según el INEI el 60.9% de la población se encuentra en situación de pobreza (el promedio nacional es 51.6%). Comprende un extenso litoral marítimo, llanuras bajas de desiertos, sabanas y bosques tropicales áridos y semiáridos, y montañas tropicales de altitudes medias y bajas.
El departamento de Piura tiene tres regiones naturales (CEPESER 2005):
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El litoral del Pacífico. Mar que, en esta región, es particularmente rico en cantidad y diversidad de peces, así como en minerales.
- La costa o llanura baja (zona donde se realizó el trabajo de campo).
Está ubicada entre el litoral y las estribaciones andinas (hasta los 500 m.s.n.m.). La conforman desiertos, bosques tropicales secos y los valles de Piura y Chira, verdaderos oasis, irrigados en su mayor extensión, donde se desarrolla la actividad agraria más importante de la región.
- Sierra o sistema de montañas andinas. Ubicada entre los 500 y los 3 967 m.s.n.m., donde la Cordillera de los Andes tiene la menor altura del país.
Un poco de historia regional
Piura es el departamento que más comunidades indígenas alberga en el norte peruano. Aunque la mayoría de ellas se encuentra en la sierra, las 24 que se encuentran en la costa reúnen el mismo número de comuneros que aquellas y triplican su extensión. La historia común de todas estas comunidades ha sido la de la defensa de las tierras colectivas, tanto de los antiguos territorios comunales perdidos desde la expansión de las haciendas desde fines del siglo XIX, como de aquellos conseguidos a raíz de las transformaciones de la estructura agraria en la década de 1970 en el siglo XX. Aunque unas y otras comparten en gran medida una estructura de autogobierno y organización, sólo las primeras (las más antiguas) tienen además una «tradición» histórica que se remonta hasta la antigua etnia Tallán, que ocupaba el territorio durante la época de los incas y a la llegada de los españoles.
Las comunidades más antiguas de la costa piurana se encuentran en las partes bajas de los valles del Piura y el Chira, en las provincias de Piura, Sechura y Paita. Se trata de «macro comunidades» (Castillo y Diez 1995), tanto por la extensión de sus terrenos como por la población que albergan (Catacaos es la comunidad más poblada del Perú). La jurisdicción de estas comunidades supera muchas veces la división política territorial: Catacaos y Sechura comprenden cada una cinco distritos.
La comunidad de Catacaos que conocemos actualmente —dentro de cuyo territorio están ubicados los caseríos y centros poblados en donde se desarrolló la primera parte de este estudio— tiene su primer antecedente en la reducción virreinal de varios grupos de indígenas de procedencia Tallán que habitaban originalmente los valles del bajo y alto Piura y del Chira. Estos fueron concentrados en el recién fundado pueblo de San Juan Bautista en 1572. La configuración de esta comunidad ha sufrido cambios a los largo de la historia colonial y republicana (en donde se ordenó la disolución de las comunidades) hasta llegar a su reconocimiento e inscripción oficial en 1940.
Tanto la comunidad de Catacaos como la de Sechura mantuvieron durante todo el siglo XIX la característica de ser «pueblos de indígenas». Así, la etnicidad era un factor de «separación» entre esta y el mundo de los blancos de la ciudad de Piura, en donde imperaba una concepción del indígena «como individuo de segunda categoría, incivilizado, borracho, idólatra y fanático, e incapaz de progresar por sí mismo» (Leguía y Martínez 1914, citado en Diez 1992: 56). En esta investigación se ha notado que algunos docentes —si bien no usan los mismos términos— tienen una concepción similar sobre las características y potencialidad de sus alumnos.
Aunque la actividad productiva central de esta comunidad es la agricultura, existen también espacios de «despoblado», donde la actividad predominante es la ganadería de vacunos y caprinos, alrededor de norias y pozos en medio del desierto. Aunque la zona de ocupación es el valle, no se puede decir que el despoblado esté deshabitado: residen en él miles de familias que viven de la ganadería, la extracción de leña y producción de miel, y que siembran
pequeñas chacras en los años lluviosos. Esta situación (la dependencia de los ciclos de la naturaleza) configura la vida cotidiana de algunos caseríos de esta zona. Según Diez: «la estacionalidad de la las lluvias y la movilidad del río no solo limitaban el desarrollo agrícola haciéndolo dependiente del control de las fuerzas naturales, sino que también ocasionaban litigios y disputas por tierras y riego» (1992:18). Así, señala este autor: «las particulares características históricas y climáticas del bajo Piura determinarán que los factores de “recreación” de las comunidades indígenas durante el siglo XX sean tanto la defensa de la tierra como los esfuerzos por dominar el medio geográfico» (1992: 11).
Durante la segunda mitad del siglo XIX se promulga el reglamento general de instrucción pública mediante el cual se pretendía impulsar la educación escolar en todo el territorio de la República. La instrucción era una de las prioridades del Consejo Municipal. Así, considerada como la única vía de progreso social, era destinataria de buena parte del presupuesto. Sin embargo, el funcionamiento de las escuelas era muy deficiente tanto por la falta de recursos económicos como por la resistencia de la población. A pesar del impulso dado a la educación en Catacaos, el ausentismo era alarmante: los padres preferían el apoyo de sus hijos en las tareas familiares y se negaban a enviarlos a las escuelas.
No es de extrañar entonces que la educación no tuviera influencia sobre el cambio tecnológico operado en el valle; por el contrario, los menos «educados», los sechuras, adoptaron con más facilidad y rapidez los cambios en el sistema agrícola y desarrollaron antes su sistema de irrigación. (Sociedad Nacional Agraria 1936: 210, citado en Diez 1992).
Experiencias actuales en torno a la educación
La política educativa regional
En el año 2003 la Dirección Regional de Educación de Piura formuló los Lineamientos de Política Educativa Regional. En estos se plantea lo siguiente: «al 2010, por la educación, los hombres y mujeres de la región Piura seremos ciudadanos democráticos, participativos, éticos y actores de un proceso de desarrollo humano sostenible con instituciones sólidamente constituidas local y regionalmente». Para lograrlo se fijó cuatro objetivos estratégicos (CEPESER 2005):
a. Contribuir al desarrollo integral de personas capaces de lograr su realización ética, intelectual, artística, cultural, afectiva, física, espiritual y religiosa, así como participar en la construcción de la democracia y el desarrollo sostenible a nivel local, regional y nacional, armonizando su proyecto personal con el proyecto social.
b. Mejorar los niveles de eficacia, eficiencia, efectividad y pertinencia de la educación básica, elevando los índices de accesibilidad.
c. Fortalecer la gestión, asegurando autonomía y descentralización, promoviendo la participación democrática y la vigilancia social efectiva, fomentando la transparencia y cooperación.
d. Mejorar la calidad pedagógica y la condición profesional del docente, promoviendo la investigación e innovación, revalorando su rol promotor social.
El trabajo de MIRHAS - Perú
Al Iniciar la presente investigación, identificamos en la zona un importante trabajo realizado por algunas instituciones que buscan dinamizar y fortalecer la relación entre escuela y comunidad. Esto implica el desarrollo de un sistema educativo capaz de identificar las necesidades y potencialidades de cada contexto, para así construir procesos de enseñanza-aprendizaje pertinentes. Las iniciativas identificadas tienen como horizonte de acción que la escuela deje de ser vista como una agente extraño, que está de espaldas a la comunidad. Esto, propiciando una mayor intervención y empoderamiento de los agentes que forman parte del nivel local del sistema educativo. Entre estas experiencias, destacó el proyecto de la ONG MIRHAS - Perú.
Estas Instituciones son: MIRHAS - Perú, ONG orientada hacia el desarrollo del habitat social en la zona; PROMEB-Piura, proyecto financiado por la Agencia Canadiense de Cooperación Internacional (ACDI); y PROEDUCA-GTZ, que trabaja con el Instituto Superior Pedagógico de Sullana.
Como señalan algunas investigadoras (Montero 2001, Ames 2002), el lugar que ocupa la escuela en las comunidades rurales está marcado, por lo menos, por dos discursos sobre la educación: uno en el que resaltan las expectativas relacionadas con la preparación de los hijos e hijas para desenvolverse en el mundo «oficial», de «afuera»; y otro en el que se da cuenta más bien, de su baja calidad y su impertinencia en relación con «los mundos de la vida rurales».
Esta organización trabaja en Piura temas de rehabilitación del hábitat social. Encabezó, entre los años 2000 y 2005, el proyecto Escuelas Rurales Promotoras del Desarrollo Comunitario. En líneas generales, este proyecto buscó que la escuela se constituya en una instancia que responda a las expectativas de la población y se comprometa con el desarrollo de cada comunidad. Con el apoyo de MIRHAS - Perú, en la zona se vienen consolidando dos Redes educativas Rurales: la Red Educativa de la Panamericana Sur y la Red Educativa Canizal Santa Rosa.
Al entrar en contacto con esta institución, se planteó realizar la investigación en las escuelas pertenecientes a la zona de intervención del proyecto «Escuelas Rurales Promotoras del Desarrollo Comunitario», que comprende veinticinco caseríos de la zona más cercana a la Costa de la Región Piura (Provincias de Piura y Sechura, Distritos de La Unión, El Tallán, Cura Mori, Cristo nos Valga y Bernal).
Las Redes Educativas Rurales
En el último quinquenio se vienen desarrollando en la región diversas experiencias relacionadas con la gestión de la educación. Entre ellas podemos mencionar la conformación de Redes Educativas; instancias descentralizadas de gestión que han sido y son promovidas tanto por el Estado como por algunas ONG como parte de una apuesta por mejorar la calidad de la educación en la zona.
Las Redes educativas son un modelo de gestión basado en la articulación e integración de los agentes educativos y en la optimización de los recursos materiales, económicos y humanos existentes; que promueve la generación de procesos innovadores y participativos de los actores de la educación en el desarrollo de la gestión pedagógica e institucional administrativa.
Buscan dar respuesta en conjunto a los principales problemas que inciden negativamente en la calidad de la educación en el medio rural, tales como el abandono escolar; la repitencia; el ausentismo; la falta de materiales educativos; la falta de comunicación entre los actores; y la desarticulación entre la escuela y los sistemas culturales y productivos locales.
Las Redes están integradas por centros educativos que potencialmente pueden estar comunicados y que comparten problemas, necesidades, intereses y soluciones. Debe estar conformada por representantes de: directores, docentes, alumnos, AMAPAFAS, organizaciones sociales de base, y del municipio distrital (CEPESER 2003).
Fuente: Proyecto «Género e interculturalidad: construyendo las bases para políticas públicas respetuosas de la diversidad» - Informe Final. Autores : Patricia Ruiz–Bravo, José Luis Rosales y Ana Inés Corzo con la colaboración de Claudia Cáceres. Mayo 2007. Fundación Carolina CeALCI.

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