María, la Marimacha
María tenía que ir a comprar carne porque su mamá se lo había encargado. Ella se entretuvo jugando a las bolas con unos muchachos y se le hizo tarde. Cuando llegó a la carnicería, ésta había cerrado. Entonces María vio que había un entierro, ya de noche fue al cementerio y extrajo el corazón al muerto recién enterrado. Lo llevó a casa, lo frió y sirvió a sus hermanitos.
Pero mientras lo hacía, se oía en el techo la voz gangosa del muerto reclamando:
- María, dame mi corazón.
- No fastidies. - Había respondido María.
En la noche, cuando todos dormían, en el techo se escuchó una voz que entraba por la ventana teatina.
- María, dame mi corazón.
- No fastidies. Respondió María, molesta.
- ¡Caigo o no caigo! Amenazó el muerto.
- Cae, pues. Contestó altanera María
Plum. Cayó una pierna.
Pero mientras lo hacía, se oía en el techo la voz gangosa del muerto reclamando:
- María, dame mi corazón.
- No fastidies. - Había respondido María.
En la noche, cuando todos dormían, en el techo se escuchó una voz que entraba por la ventana teatina.
- María, dame mi corazón.
- No fastidies. Respondió María, molesta.
- ¡Caigo o no caigo! Amenazó el muerto.
- Cae, pues. Contestó altanera María
Plum. Cayó una pierna.
¡Caigo o no caigo! – Repitió el cadáver
Cae, pues. – Volvió a decir María.
Plum. Cayó la otra pierna.
Y nuevamente.
María, dame mi corazón
¡No fastidies!
¡Caigo o no caigo!
¡Cae pues!
Plum. Cayó un brazo.
Y nuevamente.
María, dame mi corazón
¡No fastidies!
¡Caigo o no caigo!
¡Cae, pues!
Plum. Cayó el otro brazo.
Y nuevamente.
María, dame mi corazón.
¡No fastidies!
¡Caigo o no caigo!
¡Cae, pues!
Plum, cayó el tronco y sólo faltaba la cabeza.
Y nuevamente.
María, dame mi corazón.
¡No fastidies!
¡Caigo o no caigo!
¡Cae, pues!
Cataplum. Cayó la cabeza y se completó el muerto que cogió a María la
Marimacha y la llevó por los aires.
Y colorín, colorado, este cuento ha terminado.
Cae, pues. – Volvió a decir María.
Plum. Cayó la otra pierna.
Y nuevamente.
María, dame mi corazón
¡No fastidies!
¡Caigo o no caigo!
¡Cae pues!
Plum. Cayó un brazo.
Y nuevamente.
María, dame mi corazón
¡No fastidies!
¡Caigo o no caigo!
¡Cae, pues!
Plum. Cayó el otro brazo.
Y nuevamente.
María, dame mi corazón.
¡No fastidies!
¡Caigo o no caigo!
¡Cae, pues!
Plum, cayó el tronco y sólo faltaba la cabeza.
Y nuevamente.
María, dame mi corazón.
¡No fastidies!
¡Caigo o no caigo!
¡Cae, pues!
Cataplum. Cayó la cabeza y se completó el muerto que cogió a María la
Marimacha y la llevó por los aires.
Y colorín, colorado, este cuento ha terminado.
Fuente: Cinco cuentos orales infantiles peruanos autor Eduardo De la Cruz Yataco. Asociación Peruana de Literatura Infantil y Juvenil- APLIJ. Encuentro por la lectura y escritura. “Leer y escribir: Responsabilidad compartida”UPCH – Centro Andino de Excelencia para la Capacitación. Lima - Perú.
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