19 octubre 2007

Danzas en honor de la Virgen del Carmen de Paucartambo (Cusco)

Para entrar a la discusión de las danzas paucartambinas presentaré una breve descripción de cada una de ellas con el fin de familiarizar al lector con sus nombres y con los personajes a los cuales representan, así como con algunas de las características de su organización y funcionamiento. Durante los tres años de trabajo de campo (1989, 1990 y 1991) he podido observar la participación de trece comparsas distintas en la fiesta(39). Aunque no todos los años se presentaron las trece comparsas juntas, presento una lista completa de ellas.
Danzas que se bailan en Paucartambo
Qhapaq qulla: Comerciantes del altiplano (región del Qullasuyu).
Qhapaq ch’unchu: habitantes de la selva Salvajes,(región del Antisuyu).
También alusiva a las recuas de llamas.
Qhapaq negro:
Esclavos negros en tiempos de la Colonia.
Saqra: Diablos traviesos.
Chukchu: Enfermos de paludismo.
Siklla: Funcionarios corruptos del poder judicial.
Majeño: Jóvenes guerreros incas.
K’achampa: Comerciantes de licor.
Waka-waka: Representación de la fiesta taurina.También alusiva al trabajo agrícola.
Contradanza: Sátira del baile de salón de tiempos de la Colonia.
Mestiza qullacha: Parejas de jóvenes agricultores.
Auqa chileno: Soldados chilenos de la Guerra del Pacífico (1879).
Panadero: Alusiva a la preparación del pan en hornos de leña.
Maqt’a: Joven campesino o indio.
Qhapaq Ch’unchu: en la danza del qhapaq ch’unchu o ch’unchu rico se representa a los habitantes de la selva, considerados salvajes, quienes estuvieron expuestos a varias expediciones de conquista hechas desde tiempos prehispánicos. Aquellas zonas que fueron conquistadas por los Incas integraron la región del Antisuyu, a la que pertenece Paucartambo. Fue allí donde los Incas se refugiaron después de su derrota ante los españoles.
La comparsa está integrada por el rey ch’unchu (jefe de la danza), un grupo de ch’unchu organizados en dos filas paralelas y un kusillu o mono (un danzante disfrazado). También los acompaña un niño o reicito ch’unchu. Los danzantes del qhapaq ch’unchu se ubican en la fila por orden de tamaño de más alto a más bajo. Si un capitán (autoridad al interior de cada una de las filas de danzantes) es de media estatura irá en medio de la fila, pero seguirá manteniendo su autoridad.
El conjunto musical que acompaña la danza es una banda típica de pitos, bombo y tambor.
Existe hasta hoy una danza llamada qara ch’unchu (ch’unchu pobre), o wayri ch’unchu que se baila en la fiesta de la Virgen del Rosario, en fiestas campesinas y en la peregrinación al santuario del Señor de Quyllur Rit’y. En esta danza también se representa al habitante de la selva y es bailada generalmente por la población indígena, mientras que la danza del qhapaq ch’unchu está vinculada al culto mestizo a la Virgen del Carmen. Hace algunos años que los qhapaq ch’unchu de Paucartambo asisten a la fiesta del señor de Quyllur Rit’y; anteriormente solamente lo hacían los grupos de qara ch’unchu o wayri ch’unchu que provienen de las comunidades campesinas (Poole: 1988, 106).
Los danzantes que bailan en Paucartambo deben asistir también a la peregrinación al santuario del Señor de Quyllur Rit’y. Aunque no es obligatorio para cada danzante cumplir con esta exigencia, sí lo es para la comparsa de los qhapaq qulla. Para ir a Quyllur Rit’y tienen un cargo distinto que aquél para la fiesta de la Virgen del Carmen. Los danzantes explican su presencia en la fiesta de Quyllur Rit’y argumentando que un representante de Paucartambo estuvo presente en el momento de la milagrosa aparición del Señor de Quyllur Rit’y (40). Así, ellos, como representantes de la región del Antisuyu, deben asistir al santuario. Afirman que tienen que estar presentes para que se pueda alzar el anda para la primera procesión.
Estos personajes son protagonistas de los relatos que cuentan acerca de la llegada de la Virgen del Carmen al pueblo y del ritual de la guerrilla que representan junto con los qhapaq qulla. Por esta razón tienen la misma obligatoriedad ritual que los qhapaq qulla. Según la tradición oral, si los qhapaq ch’unchu no están presentes en la fiesta, la virgen empalidece y se augura un mal año. Además, los qhapaq ch’unchu se consideran y son reconocidos como los guardianes de la virgen y como sus danzantes preferidos.
Es por eso que tienen el privilegio y la obligación de acompañarla de cerca durante las procesiones por el pueblo. De la misma manera acompañan al prioste durante el ceraapaycuy el día de la entrada.
La importancia de los qhapaq ch’unchu y su cercanía a la Virgen del Carmen se contradice con uno de lo relatos, que cuenta que los ch’unchu atacaron la imagen de la virgen cuyo cuerpo fue encontrado luego en el río Madre de Dios y llevado a Paucartambo.
Es interesante señalar que uno de los danzantes de la comparsa de los qhapaq ch’unchu me dijo que esta versión no era cierta, sino aquella que dice que la cabeza de la virgen fue encontrada en el barrio de Kallispuquio; esto lo habría oído de su abuelo, quien también fue qhapaq ch’unchu. La existencia de distintas versiones sobre la llegada de la Virgen del Carmen al pueblo expresa de manera oral la complejidad de los personajes representados en las comparsas y algunas de las oposiciones rituales que éstos plantean.
La danza del qhapaq ch’unchu está integrada por jóvenes entre 19 y 31 años(41); que deben ser paucartambinos o hijos de paucartambinos. Se observa una significativa vinculación familiar entre los danzantes. Uno de los informantes tenía un hermano y tres primos en el grupo. Su abuelo materno había recibido el cargo de caporal de su padre.
El tío y primo de este informante también habían integrado la danza, y el segundo era, incluso, caporal de la danza de los qhapaq ch’unchu que se baila en la fiesta de la Virgen del Carmen, realizada por los paucartambinos residentes en Lima.
Qhapaq Qulla: según la tradición, los personajes de esta danza representan al comerciante del altiplano (Qullasuyu) que llegaba a Paucartambo (Antisuyu) en los días de fiesta para intercambiar sus productos. Qhapaq significa «rico» y qulla es el nombre con el que se conoce a los habitantes de la región del Qullasuyu. En los cantos que los danzantes interpretan en quechua se hace alusión a estos temas; en ellos los qulla cuentan sobre los sacrificios que hacen para llegar al pueblo a saludar a la Virgen del Carmen, sobre la tristeza de tener que despedirse al final de la fiesta, y piden estar con vida para volver al siguiente año(42).
Los personajes que integran la comparsa son: un alcalde (jefe del grupo), una imilla(43) (la mujer del alcalde qulla), varios danzantes o qulla agrupados en dos filas, un llamero que camina solo jalando una llama a la que se llama ch’aska macho y que va cargada de productos de la región del altiplano, y uno o más niños llamados chanako.
Los danzantes se ubican en la fila según la antigüedad que tengan en la comparsa. La mayoría de los danzantes son hombres adultos; no todos son residentes en Paucartambo, pero se exige que hayan nacido en el pueblo. El grupo musical que los acompaña está conformado por un acordeón, quenas, un violín y un bombo(44).
Los qhapaq qulla aparecen en los mitos de llegada de la virgen al pueblo y participan en la guerrilla. Este hecho obliga a la danza a estar presente en la fiesta otorgándole una importancia ritual muy grande. Además, los qhapaq qulla junto con los qhapaq negro son las únicas dos comparsas que tienen cantos para la virgen, por lo que la acompañan de cerca en el templo y en las procesiones. Cuando la virgen es puesta en el altar durante los días de fiesta se colocan dos pequeños muñecos, uno de cada lado, que representan a un qhapaq qulla, y a un qhapaq negro. Estos muñecos acompañan y adornan a la virgen.
Los danzantes de qhapaq qulla de Paucartambo tienen la obligación de asistir también a la festividad del señor de Quyllur Rit’y que se realiza cada año una semana antes de Corpus Christi en el nevado del Ausangate en la provincia cuzqueña de Quispicanchis, que limita con la de Paucartambo. Asistir tres años seguidos a la peregrinación al Santuario del Señor de Quyllur Rit’y, es incluso una condición para ser aceptado en la comparsa y poder bailar en los días de la fiesta de la Virgen del Carmen.
El bautizo de un nuevo integrante consiste en cogerlo de los brazos y piernas, alzándolo boca abajo. Luego el caporal de la comparsa le da tres latigazos en el trasero sobre el que los demás danzantes han echado cerveza. El sentido que tiene pisar el trasero del danzante que se está bautizando hace alusión a la marca de llamas y alpacas. En esta danza existen una serie de elementos que recrean la manera de moverse, de jugar y de silbar de las llamas. Hay, incluso, mudanzas en la coreografía que hacen alusión directa a estos animales. Los danzantes afirman que imitan a las llamas porque sus personajes representan al altiplano, donde estos animales viven. Por lo tanto, en la danza no solamente se representan personajes determinados, sino todo un universo de cosas y valores relacionado a ellos, que en este caso tiene como denominador común la región del Qullasuyu.
Qhapaq Negro: en la danza de los qhapaq negro se rememora a los antiguos esclavos negros que, según la tradición oral, fueron traídos de la costa y de Bolivia a la región de Paucartambo a trabajar en las minas de oro y plata. Se dice que los esclavos trajeron su devoción hac
ia la Virgen del Carmen de Lima donde aprendieron a adorarla. En los cantos de los qhapaq negro que son interpretados en quechua y en español, se hace referencia a su sufrimiento como esclavos y a su devoción por la Virgen del Carmen.
El hecho de compartir con los qhapaq qulla el privilegio de cantarle a la virgen hace que ambas comparsas se consideren cercanas a la virgen. Lo mismo sucede con la danza de los qhapaq ch’unchu, cuya cercanía a la virgen se debe a que son sus guardianes. Estas tres comparsas son consideradas las más importantes de la fiesta y se dice que estuvieron presentes desde sus inicios. En los distintos relatos que se cuentan acerca del origen de la devoción a la Virgen del Carmen los personajes de estas tres comparsas aparecen de una u otra manera como protagonistas. Hay referencias de una danza llamada waqcha negro que parece ser la misma danza, pero bailada por gente de menos recursos económicos (Villasante: 1980, 92). No se sabe si ambas danzas coexistieron o si una derivó en la otra. La versión que se conoce en la actualidad se baila desde hace 20 años; apareció con ocasión de la festividad del Inti Raymi, cuando un grupo de paucartambinos recrearon colectivamente esta danza que presentaron con el nombre de qhapaq negro. Al margen de la cronología real de ambas versiones, éstas deben ser concebidas en términos del proceso de mestización sobre el cual se ha discutido en la sección anterior. Se cuenta que la danza de los negros se reinició en los años ’70 con el Señor Raúl Aranibal (residente actualmente en Cuzco) como caporal y con la colaboración del señor David Villasante, quien asesoró a ésta y a otras comparsas para recuperar la música, la coreografía y el vestuario que en muchos casos se habían ido olvidando. Resulta especialmente notorio el interés que la comparsa de los qhapaq negro pone en presentarse como una comparsa cuya historia puede remontarse a los inicios de la fiesta. Esto y la preocupación por darse un lugar en los relatos de origen vinculados al culto de la imagen de la Virgen del Carmen y por asumir cada vez mayores responsabilidades rituales han convertido a esta comparsa en una de las más importantes de la fiesta.
Los qhapaq negro junto con los contradanza son comparsas que en su mayoría están integradas por paucartambinos o hijos de paucartambinos residentes fuera del pueblo, generalmente en Cuzco. En su mayoría son profesionales, empleados y comerciantes. El ingreso a estas comparsas es muy selectivo y existen listas de espera de personas que desean integrarlas, los que tienen que esperar varios años antes de poder ingresar. El primer requisito para el ingreso a la comparsa de los qhapaq negro es ser de ascendencia paucartambina. Además, hay que estar recomendado por algún miembro de la comparsa, es necesario acompañarla durante algunos años para demostrar fidelidad y cariño a la danza, así como una plena conciencia de lo que significa bailar para la virgen. Existe un consejo de los mayores (danzantes que bailan más de 15 años, aunque ya se hayan retirado), encargado de dar el visto bueno a cada nuevo integrante. Solamente la persona que ha pasado el cargo tiene derecho a integrar la danza automáticamente si lo desea; a lo que se llama derecho de fundadoría. La comparsa es muy exigente con la calidad del disfraz y los danzantes deben estar en la capacidad de renovarlo periódicamente y enriquecerlo para que siempre luzca bien, lo cual se convierte en un requisito económico para ingresar al grupo.
La comparsa está integrada por el caporal o rey negro, dos filas paralelas de soldados negros encabezadas por sus respectivos capitanes, y uno o dos niños. Los danzantes entonan sus cantos y un grupo de acordeón, violín, quena, arpa y un bombo (y en ocasiones con batería) hace el acompañamiento musical. El caporal de los qhapaq negro usa una matraca para marcar los cambios de una tonada musical a otra.
Saqra: En quechua saqra significa diablo, sin embargo, esta palabra tiene una connotación diferente que la palabra supay y que se entiende en el sentido de malvado y peligroso. El saqra, por el contrario, es un diablo travieso, tentador, personificado por diferentes animales: murciélago, chancho, perro, gato o gallo entre otros. Los saqra mantienen un juego de poder con la virgen, porque la tientan a ella y a la gente que asiste a la fiesta, pero al mismo tiempo no son capaces de mirarla de frente. Es por eso que cuando ella recorre en procesión el pueblo, los saqra, subidos en los techos, balcones y postes, se retuercen y se cubren la cara a su paso; los saqra tampoco pueden entrar a la iglesia con la máscara puesta. Sin embargo, al mismo tiempo, tienen la protección de la virgen porque durante los días de fiesta ella los libra de cualquier accidente. Según la tradición oral, los saqra llegaron al pueblo a terminar de construir el puente Carlos III, después de que muchos obreros habían caído al río.
La comparsa está integrada por Lucifer -caporal del grupo-, una china saqra o Luzbel -mujer acompañante del caporal- y dos filas de soldados diablos encabezadas por dos capitanes. También participan niños y niñas diablos a los que se les llama mascotas.
La música que acompaña a los saqra se interpreta con violines, quenas, un arpa, un acordeón y un bombo (eventualmente una batería y un güiro).
Los saqra también participan en la guerrilla. Cuando los qhapaq qulla mueren, éstos pasan con su nina carro (carro de fuego) para llevarse a los muertos al infierno. Ellos son los que «terminan la labor de los qhapaq ch’unchu». Este hecho les otorga una significativa importancia ritual, que los obliga a estar presentes en la fiesta, exigiendo a sus integrantes a hacer una junta en caso que no hubiera un karguyuq. La coreografía de los saqra es, además, una de las más complejas y largas de todas.
Por lo general, este grupo está integrado por estudiantes, profesores o empleados, que viven en Paucartambo o en Cuzco. He podido observar ciertas tensiones entre el grupo de los residentes en Paucartambo y el de los residentes en Cuzco, que se han hecho especialmente evidentes en el momento de elegir autoridades al interior de la comparsa. La residencia en Cuzco parece haberse convertido en una cualidad más valorada que, por ejemplo, los años de pertenecía al grupo, lo cual es interpretado por algunos como una falta de respeto a la autoridad. Este conflicto entre paucartambinos y no paucartambinos existe también en otras comparsas y puede observarse también entre las comparsas mismas. En este sentido, por ejemplo, las comparsas de los contradanza y los qhapaq negro son criticadas por otros grupos en el sentido que participan en ella personas que no tienen vínculos de parentesco con Paucartambo.
Contradanza: la tradición se refiere a la contradanza como una danza agrícola en la cual el caporal de la comparsa introduce a los demás danzantes en las tareas del campo.
Pero también se dice que en ella se hace una burla de la danza de salón bailada por las élites españolas en tiempos de la Colonia. Los danzantes refieren que de allí viene el nombre de contra-danza. Con la misma lógica se explica la presencia de un personaje como el machu que es el caporal de la comparsa. El machu tiene una apariencia grotesca, caracterizada por el uso de una máscara de yeso con una nariz muy larga y bigotes grandes, mientras que los contradanza llevan máscaras de malla metálica con expresiones muy serias y de rasgos europeos. Acompaña a la comparsa un conjunto conformado por un violín, un acordeón, quenas y un bombo (eventualmente los acompaña una batería y un güiro).
En la actualidad, la totalidad de sus integrantes son jóvenes y adultos residentes en Cuzco o en otras ciudades del país, dedicados a actividades profesionales o empresariales. Al igual que los qhapaq negro, cuentan con solvencia económica y reconocimiento social. Muchos de ellos son nacidos en Paucartambo o hijos de paucartambinos, pero se ha aceptado el ingreso de muchos miembros que no tienen más lazos con el pueblo que el ser amigos de algunos danzantes. Sus reuniones durante el año se realizan en Cuzco, lo que explica que se hagan comentarios en el sentido que «la contradanza se ha ido al Cuzco», lo cual corresponde a una crítica velada por parte de aquellas comparsas integradas, en su mayoría, por residentes en Paucartambo. Se critica también que los contradanza sean tan selectivos en la aceptación de nuevos miembros, impidiendo la participación de jóvenes del pueblo o nacidos allí pero de menores recursos económicos o sociales. En 1991, los contradanza ganaron el primer puesto en el festival del Inti Raymi, obteniendo la Espiga de Oro.
Posteriormente manifestaron que habían participado en el festival para conquistar el respeto que se merecen por parte de las demás comparsas de Paucartambo. El trofeo sería entregado al Consejo del Municipio de la misma manera que lo han hecho otras comparsas del pueblo que han sido premiadas en el pasado.
Si bien la contradanza no está vinculada a ningún relato acerca del origen de la fiesta, ni participa en la guerrilla, su prestigio está basado en el hecho de haber sido ganadora del primer puesto en Concurso Departamental de Danzas Folclóricas en 1968 y, posteriormente, en el festival del Inti Raymi en 1991. Además se valoran la riqueza del vestuario, la complejidad de la coreografía y el status social de los danzantes que la integran.
El prestigio de los contradanza también se debe a que es la primera comparsa que ha logrado adquirir un local propio en el pueblo y la primera que se ha institucionalizado convirtiéndose en una Asociación con personería jurídica e inscrita en el Instituto Nacional de Cultura (1989). Su prestigio y el vínculo de sus integrantes con los sectores acomodados de la ciudad del Cuzco asegura la estabilidad de la comparsa en el sentido que siempre hay personas solventes interesadas en pasar el cargo de la danza. En la actualidad, los contradanza cuentan con una lista de espera de karguyuq que aseguran la participación de la comparsa por los próximos cinco años. Aunque la presencia de la contradanza en la fiesta no es imprescindible en términos rituales, como si lo es la de los qhapaq ch’unchu, el prestigio social y la vistosidad de la danza aseguran su permanencia y lugar en la fiesta.
Majeño: danza en la que se representa a los antiguos arrieros, que durante la República comerciaban con vinos, aguardientes y otros productos del valle de Majes en Arequipa.
Los personajes que la integran son el patrón o caporal (que dirige la danza) una dama que acompaña al caporal y un grupo de majeños que bailan en dos filas paralelas encabezadas por dos capitanes. También participan dos maqt’a, que hacen las veces de personal de servicio. El día de la entrada, los majeños aparecen en el pueblo a caballo y llevando botellas de licor en la mano. Algunos burros cargados con barriles de alcohol acompañan al grupo. Los majeños bailan su coreografía al son de tonadas interpretadas por una banda de metales, aunque antiguamente se bailaba con un conjunto típico de pitos, tambor y bombo.
Esta danza no tiene el protagonismo de aquellas que participan en la guerrilla. Su importancia se debe al prestigio que ostenta desde tiempos anteriores, ya que se dice que antiguamente la danza estuvo integrada por los hacendados y hoy en día por los hijos de éstos y comerciantes que revivieron la danza después de un período en el cual había dejado de aparecer(45). Los propios danzantes dicen de esta danza que es la más alegre, ya que es la única en la cual sus danzantes bailan con el público, divertiéndolo en los días del kacharpari.
Si bien la comparsa de los majeños no cuenta con estatutos escritos como sucede en otras, muestra bastante solidez por el tip
o de gente que la conforma (descendientes de un grupo de familias, adultos con cierta solvencia económica), por el tiempo que este grupo ya está bailando y por el prestigio que aún mantiene en el pueblo.
Personas adultas que residen en el pueblo y que bailan en otras danzas me manifestaron que ven como una meta el integrar la danza de los majeños. Esta comparsa ha establecido entre sus integrantes la obligación de asumir los gastos de la fiesta en caso que no hubiera una persona dispuesta a pasar el cargo. Para ello, se elige un comité integrado por dos danzantes del grupo elegidos para la ocasión que asumen las responsabilidades del cargo. De esta manera, la comparsa de los majeño busca conquistar independencia de los karguyuq para presentarse en la fiesta de manera continua. Es por eso que se ha mandado a hacer una segunda demanda para que cada uno de los dos danzantes que asuman la responsabilidad de los gastos pueda llevarse una demanda a la casa(46).
Mestiza Qullacha: esta es la única danza mixta en la que intervienen parejas de jóvenes, generalmente solteros. Quyacha se traduce como «reinita», «soberanita». En la coreografía y en el vestuario, esta danza es muy parecida a la contradanza antes descrita y se considera que también está vinculada a la agricultura. La coreografía tiene una mudanza que se llama wayllash, cuyos movimientos se derivan de la danza campesina del mismo nombre y que está relacionada al culto de la Pachamama y a la propiciación de relaciones amorosas entre jóvenes.
La danza está integrada por parejas de mujeres y hombres llamados qoyacha y wayna, respectivamente. La coreografía obliga la presencia de un grupo de cuatro parejas llamado cuadrilla. En la actualidad bailan dos cuadrillas, es decir, 16 danzantes.
Los danzantes se forman en dos filas, una de hombres y otra de mujeres, cada una de las cuales está encabezada por un capitán y una capitana (llamados también caporales).
El conjunto musical que acompaña la danza esta compuesto por acordeón, violines, quenas y bombo (eventualmente se incluye una batería y un güiro) También en la música hay similitudes con la contradanza.
La comparsa de la mestiza qullacha tiene un reglamento muy exigente, especialmente en lo concerniente a la moral. Los danzantes deben tener un comportamiento impecable, sobre todo las mujeres. El hecho que se ponga especial énfasis en este aspecto está vinculado a que antiguamente la danza era mal vista y los padres no dejaban participar a sus hijas. Algunos informantes manifestaron que la danza estaba integrada por mujeres de estratos bajos y por sirvientas, hasta que dejó de bailarse por un tiempo. Posteriormente, un grupo de paucartambinos encabezados por la señora Marina Villasante, retomó la danza con motivo del Inti Raymi en 1980. La señora Marina Villasante, era maestra del colegio Pérez Armendariz, y organizó a un grupo de alumnos para interpretar esta danza, y con ayuda del señor Lino Villasante reconstruyeron la coreografía. En el festival del Inti Raymi, los mestiza qullacha de Paucartambo fueron ganadores de la «Espiga de Oro». Este hecho dio prestigio a la comparsa y desde entonces es considerada una danza «cotizada». La comparsa ha estado en Arequipa (Festidanza 1973), en Puno, y en Ambato, Ecuador. Además se ha ido perfeccionando la coreografía y mejorando el vestuario. La participación en eventos externos a la propia fiesta, sin embargo, no es común entre el resto de comparsas.
Algunos grupos incluso critican que las danzas se bailen en contextos no estrechamente vinculados a la devoción por la virgen.
En la actualidad la, comparsa está integrada por mujeres paucartambinas residentes en Cuzco, empleadas y estudiantes, y jóvenes hombres de la misma condición. La comparsa ya no sólo exige disciplina, sino que compromete a sus integrantes a mejorar el vestuario cada año. Es por eso que mujeres solteras, residentes en Paucartambo, que no cuentan con independencia económica no pueden solventar estos gastos y quedan excluidas de la danza. Prácticamente la totalidad de los danzantes de mestiza qullacha ya no residen en el pueblo; incluso, algunos de sus integrantes no tienen vinculación con Paucartambo, excepto la amistad con algún danzante del grupo. Esta situación ha sido motivo de muchas críticas, las mismas que se han hecho a los contradanza y a los qhapaq negro.
Chukchu: los chukchu o palúdicos representan a los peones que iban de Paucartambo a la selva a trabajar en las haciendas donde contraían el paludismo. Según palabras de un informante, esta danza refleja la «realidad histórica del paucartambino pobre que iba a trabajar en la extracción de caucho en las haciendas de Q’usñipata con sueños de progreso». En la actualidad, en la danza del chukchu también se representan otras enfermedades como el cáncer o el SIDA.
Los chukchu se relacionan con el público atacándolo con sacos rellenos con trapos viejos, aserrín o harina, y pintándolos con un líquido amarillo que ellos mismos preparan, haciendo el ademán de querer contagiarlos. Integran el grupo un patrón de hacienda palúdico, que es el jefe de la danza; peones chukchu; un médico; una enfermera; un enfermero y un maqt’a enfermo. La música del chukchu es interpretada por una banda típica de pitos, tambor y bombo.
Este grupo de danza no está tan bien constituido como los anteriormente descritos.
Su participación es más o menos improvisada. Por el vestuario y la simpleza de la coreografía no es una danza que requiera de mayor organización. Por lo general, la integran jóvenes, estudiantes de colegio y gente de menores recursos. Estos mismos hechos hacen difícil que siempre cuenten con una persona dispuesta o con dinero para pasar el cargo de la danza; por eso muchas veces la danza no llega a presentarse en la fiesta. Villasante (1980, 172-173), que presenta una lista con los nombres de danzantes de cada comparsa, sólo incluye una lista incompleta de la danza del chukchu, lo cual se debe al carácter circunstancial de esta danza.
Siklla: danza que se conoce también con el nombre de los «doctorcitos». Hasta la década de los ’4
0 la danza se llamó wayra, pero en ese año otro grupo de personas la retomó con el nuevo nombre de siklla. Según versión de un informante, la danza del wayra dejó de bailarse en la segunda mitad de los años ’30. Años después, debido a que el prioste de la fiesta contrató a una banda de otro pueblo, en vez de solicitar, como era costumbre, a la banda de artesanos de Paucartambo, éstos decidieron participar en la fiesta de ese año presentando una danza. Fue entonces que hicieron aparecer la danza del siklla o de los doctorcitos(47) que ese año se bailó con música de conga que estaba de moda en esa época. Según mi informante, la banda de artesanos que también salía a tocar a otros sitios, debió haber visto esta danza fuera del pueblo, iniciándola en esa oportunidad en Paucartambo. Tanto en las danzas del wayra como en la del siklla se representa a los abogados y a autoridades locales considerados corruptos y abusivos, especialmente con la población indígena. La representación consiste en la realización de un juicio a los maqt’a que participan en esta comparsa(48). El juicio es en quechua y castellano y tiene un tono satírico. Las danzas del wayra y del siklla se diferencian en el traje; los wayra usan una chaqueta oscura y pantalones de color con adornos bordados, similar al machu de los contradanza. Los siklla usan un frac negro y un sombrero negro alto. La existencia de dos versiones de esta danza parece corresponder al patrón de transformación de las danzas en versiones «más mestizas» o paucartambinizadas.
En la actualidad, la comparsa de los siklla está integrada por personas de menores recursos, por lo general residentes en Paucartambo y la danza no siempre cuenta con un karguyuq. Debido a esta circunstancia, la participación de la comparsa no está siempre garantizada. El vestuario no es muy elaborado y la coreografía se ha simplificado, respetando el argumento central de la danza. No hay pasos fijos y se deja espacio a la improvisación; sobre todo en la representación del juicio. Si bien los danzantes cumplen con una serie de reglas de comportamiento tácitas, no cuentan con un grado de institucionalidad tan elevado como el de otras comparsas. Los personajes que integran esta comparsa son un fiscal (jefe de la danza), varios vocales, un alcalde, y los maqt’a.
El grupo musical que los acompaña está integrado por un violín, quenas, acordeón, arpa y bombo (eventualmente una batería y un güiro).
K’achampa: la tradición dice que se trata de una danza de origen Inca que representa a los jóvenes guerreros de ese entonces. Su coreografía expresa agilidad y tiene movimientos que aluden a la lucha y al triunfo guerrero. La comparsa de los k’achampa está integrada por un caporal (jefe de la danza), y dos capitanes que encabezan las dos filas de danzantes k’achampa. El conjunto musical que los acompaña es una banda típica de pitos, tambor y bombo.
Este grupo, al igual que el de la comparsa de los chukchu, está integrado por jóvenes y personas de pocos recursos, no siempre logra comprometer a un karguyuq, y no tiene una organización muy sólida. Por esta razón su participación está sujeta a las posibilidades económicas y al entusiasmo de los bailarines.
Waka-Waka: danza en la que se representa la fiesta taurina española. No se ejecuta una coreografía propiamente dicha sino que se recrea una corrida de toros; el día de la guerrilla, finalmente el toro es muerto. Según la tradición oral, una campesina y un campesino que habrían llegado a Paucartambo con su toro, habrían puesto en peligro a todo el pueblo, ya que el animal se habría escapado y habría empezado a atacar a todos los pobladores. Es entonces que la pareja de campesinos decide contratar a unos toreros para matar al toro. Por tal motivo se dice que la danza también representa al campesino, porque éste es el que está familiarizado con el toro.
Los personajes de la comparsas de los waka-waka son un toro (jefe de la danza), dos o más toreros, un laceador, dos banderilleros, un picador, varios maqt’a y una chola, supuestamente dueña del toro. La comparsa está integrada por gente joven residente en Cuzco y en Paucartambo. Su participación está sujeta al entusiasmo de éstos. Sin embargo, tiene cierto prestigio porque participa en la guerrilla. Parece que los danzantes han puesto cierto cuidado en mejorar sus trajes y el conjunto de pito y tambor (Villasante: 1980, 102) ha sido reemplazado por una banda de metales que tiene un reconocido prestigio. Además, en los últimos años se han ido agregando personajes típicos de la fiesta taurina española, y en la actualidad se quiere institucionalizar la danza: crear un estatuto, conseguir recursos para comprar vestuario, dar mayores facilidades a los danzantes y karguyuq. Estos cambios y esfuerzos son interpretados en el sentido de una mejora en la danza y de la búsqueda de una coherencia entre la vistosidad de la danza y su status ritual en la fiesta. El rol de los waka-waka en la guerrilla aumenta las exigencias con respecto a su presentación, que debe ser competitiva con respecto a las otras comparsas prestigiosas de la fiesta como los qhapaq ch’unchu y los qhapaq qulla, por ejemplo. Todos los cambios que las comparsas realizan expresan esta tensión entre el aspecto ritual y el aspecto social de las danzas, que constituyen dos dimensiones que se influyen mutuamente.
Auq’a Chileno: los personajes de esta danza representan a los soldados chilenos que invadieron el territorio peruano durante la Guerra del Pacífico (1879). Hay referencia de una danza más antigua llamada «waka suwa tusuq», que según algunos informantes antecede al auq’a chileno, y que representaba a los abigeos. De esta manera se habría establecido un paralelo entre abigeo y soldado chileno. Auq’a tiene la doble connotación de «enemigo» y de «guerrero».
En la comparsa participan un caporal llamado doctor o machu, acompañado de una dama, varios soldados que se ubican en dos filas paralelas, y un maqt’a. La música se interpreta en violín, dos quenas, arpa y bombo (eventualmente una batería y un güiro).
En la comparsa del auq’a chileno participa gente de menores recursos, residentes en Paucartambo, y su presencia en la fiesta está sujeta a la capacidad de convocatoria en cada ocasión. El año 1989, por ejemplo, los auq’a chileno no llegaron a participar en la fiesta y en 1990 no se supo hasta último momento si iban a salir o no. Tenían problemas con el karguyuq y con el conjunto de música. El día de la entrada hicieron su aparición cuando ya había empezado el cera apaycuy, ya que tuvieron que esperar que un conjunto de música de otra comparsa pudiera acompañarlos Panadero: danza en la que se hace una representación del trabajo relacionado a la preparación del pan en hornos de leña. Los panaderos reaparecieron en 1991. En ese año participaron en la danza jóvenes de ambos sexos residentes en Paucartambo, en su mayoría estudiantes de colegio. Hacía unos 15 años atrás- según recuerdan algunos informantes- que esta danza ya no se presentaba. En la actualidad ésta pertenece al grupo de aquéllas de menor prestigio social, cuya participación anual no está asegurada.
Los personajes de la comparsa son un panadero viejo, dueño del horno, una dama panadera, un panadero (aunque aquí pueden participar más de uno) llamado t’aqllaq que quiere decir preparador de bollos de masa, un wachuq, que es el que coloca el pan en orden, un qhaquq, el que frota la masa, un maestro, uno o más yanapaq, que son ayudantes del que amasa, y un maqt’a de servicio que carga las canastas de pan. En el texto de Villasante (1980) se menciona que los instrumentos que se tocaban para esta danza eran mandolinas y guitarras, ejecutadas por los mismos danzantes. En 1991 el grupo se presentó con el acompañamiento musical de un violín, dos quenas, y un acordeón.
Maqt’a: el maqt’a o joven campesino es un personaje que participa de manera individual. A diferencia de los personajes de las comparsas de danzantes, el maqt’a es un personaje libre que no se encuentra sujeto a ninguna autoridad. En la fiesta participan varios maqt’a, alguno se relacionan con las distintas comparsas para acompañarlas realizando tareas de servicio -servir la comida a los danzantes, músicos e invitados o realizar encargos- y abriendo paso a los danzantes cuando éstos real
izan sus coreografías. Otros maqt’a se mantienen independientes recorriendo las calles y haciendo bromas con la gente del pueblo; hablan en quechua y falsete, haciendo comentarios sobre acontecimientos o personalidades públicas de actualidad. A pesar de no formar una comparsa, existen algunas reglas tácitas que obligan a todos los maqt’a, por ejemplo, a usar el mismo vestuario y la misma máscara. El maqt’a es considerado un danzante de carácter libre e independiente, no sólo porque no está subordinado a alguna autoridad, sino porque no tiene cargo, ni grupo musical que lo acompañe. Esta es la razón que se da para explicar el fracaso que tuvo un primer intento, hecho en 1977, de agrupar a todos los maqt’a en una comparsa. Sin embargo, en 1991 se convocó a los jóvenes repitiendo el intento de juntar a los maqt’a y crear un reglamento que señale las normas de comportamiento durante la fiesta y las exigencias en cuanto al vestuario. Las razones principales para esta iniciativa han sido «cuidar el prestigio y las costumbres de la danza y del pueblo», así como «recuperar el respeto al maqt’a», argumentos que se pueden interpretar como el deseo de consolidar al personaje y de aumentar su reconocimiento ritual y social.
La persona responsable de esta iniciativa manifestó que en los últimos años se había observado que los maqt’a aparecían mal uniformados (con waqullu en vez de máscara de yeso, con sombrero en vez de chullo y con ojotas de llanta en vez de cuero), estaban sucios, se excedían en sus bromas, estaban hasta altas horas de la noche emborrachándose y, además, estaban participando jóvenes provenientes de las comunidades campesinas de la zona. Este último argumento parece ser uno de los más importantes, sobre todo porque la fiesta se considera de la gente del pueblo y no de los campesinos.
Para llevar a la práctica esta iniciativa, el responsable coordinó con el regidor de Espectáculos y Deportes del Municipio, quien lo autorizó a realizar esta actividad. Se convocó por televisión a todos los jóvenes interesados a inscribirse. El acuerdo con la municipalidad y con el puesto policial fue que sólo las personas inscritas, que recibirían un carnet con una foto y un sello, podrían bailar como maqt’a. De lo contrario sería decomisado el traje hasta el final de la fiesta.
Podían inscribirse todos aquellos que tuvieran uniforme y fueran paucartambinos o amigos de paucartambinos, excepto jóvenes del campo. Las comparsas que quisieran contar con la presencia de un maqt’a tendrían que solicitárselo a la instancia coordinadora del grupo de los maqt’a. Esto se haría con el fin de evitar los abusos de los demás danzantes contra los maqt’a. Según mi informante, los maqt’a están desprotegidos y expuestos a los maltratos de los demás danzantes porque están desorganizados y muchos de ellos (sobre todo los que vienen del campo) no cuentan con una buena formación. En este sentido, una organización sólida garantiza un respaldo más efectivo a los individuos que conforman una comparsa determinada,
fortaleciendo la identidad colectiva que la comparsa representa.
Ese primer año (1991) se abrió el cuaderno de actas y el plan fue elaborar estatutos que serían entregados por escrito a todos los maqt’a. Piensan también conseguir un karguyuq para el año 1992, y debido a eso se decidió mandar a hacer una demanda para poder entregársela. Además se tomaron los siguientes acuerdos en cuanto al vestuario y a la actuación en la fiesta: usar ojotas de cuero y no de llanta ya que aquéllas son las que se consideran las tradicionales y las que «producen un sonido característico y sacan chispas del suelo cuando se corre»; el día de la entrada se usarían camisas blancas; la entrada se haría a las diez de la mañana, en grupo, desde el cerro Colca(49), por donde bajarían los maqt’a llevando banderas del Perú y del Tahuantinsuyo. Luego se llegaría al templo y se saludaría a la virgen, se haría una visita al prioste y finalmente se iría a dar el alcance a los demás grupos de danzantes para apurarlos y ayudarlos en los preparativos para la entrada. Algunos dicen que así era la costumbre, sin embargo, los danzantes de las demás comparsas no pudieron confirmarlo. Lo que es importante reconocer aquí es que no importa la veracidad objetiva e histórica de esta afirmación. Lo que interesa es que los maqt’a buscan asignarse funciones rituales que justifiquen su presencia y aumenten su status en la fiesta. El éxito de este tarea consiste justamente en hacer que todo aquello que caracteriza al personaje o a la danza (vestuario, coreografía, roles festivos, organización) sea asumido como parte de la tradición paucartambina.
Además, los maqt’a propusieron tener una actuación más ordenada en la guerrilla. Esto quiere decir, colaborar con los qhapaq qulla, ya que los saqra colaboran con los qhapaq ch’unchu. La afinidad con los qhapaq qulla fue justificada con el hecho de que los maqt’a vienen de las comunidades, es decir, de las partes altas, igual que los qulla, y que por eso se asustaban de los ch’unchu y de los saqra, que vienen de las partes bajas.
Fuente: MÁSCARA, TRANSFORMACIÓN E IDENTIDAD EN LOS ANDES. LA FIESTA DE LA VIRGEN DEL CARMEN autor Gisela Cánepa Koch publicada en Biblioteca Digital Andina

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