Los mascareros de Paucartambo (Cusco)
La confección de máscaras está en manos de especialistas. Estos artesanos dominan simultáneamente otras artes conexas como la imaginería, la pintura, la escultura, el tallado en madera y la restauración. En la actualidad son tres los artesanos mascareros más importantes y reconocidos por los paucartambinos. Los hermanos Isaac y Eliseo Carbajal Ponce que viven en Paucartambo, y Don Santiago Rojas Alvarez. Don Santiago es mucho mayor que los hermanos Carbajal y reside en la ciudad del Cuzco donde tiene un pequeño taller en el barrio de artesanos del Cuzco (San Blas).
Desde hace dos años se está empezando a reconocer el trabajo que está haciendo un joven residente en Paucartambo, llamado Yuri Ordoñez, alumno de Eliseo Carbajal, aunque el prestigio en Paucartambo aún lo mantienen los hermanos Carbajal.
Es posible descubrir también una dinámica competitiva entre los artesanos mascareros. En los días de fiesta se realiza una feria y concurso artesanal organizado por la municipalidad y, hasta 1991, por Foptur, en los que participan los mascareros paucartambinos. Existe, por lo tanto, una instancia institucional que promueve la competencia y establece distinciones entre los artesanos. Pero también tiene influencia la preferencia de los mismos danzantes que compran las máscaras, así como el lugar en el cual residen los artesanos ya que de eso depende el mercado al que acceden. Lo que es notorio en esta competencia es la preocupación de los mascareros por identificarse como artesanos netamente paucartambinos. En ese sentido tienen que lograr establecer una relación de mutua pertenencia entre el estilo de sus máscaras y la identidad paucartambina; ningún danzante compraría una máscara que no considere realmente paucartambina. Parte de este proceso de legitimización es lograr el reconocimiento institucional adquirido en la participación en el concurso mencionado(13). Otro ámbito en el que la condición de mestizo paucartambino de los artesanos mascareros es reconocida es el de los textos de Villasante sobre la tradición e historia del pueblo.
Desde hace dos años se está empezando a reconocer el trabajo que está haciendo un joven residente en Paucartambo, llamado Yuri Ordoñez, alumno de Eliseo Carbajal, aunque el prestigio en Paucartambo aún lo mantienen los hermanos Carbajal.
Es posible descubrir también una dinámica competitiva entre los artesanos mascareros. En los días de fiesta se realiza una feria y concurso artesanal organizado por la municipalidad y, hasta 1991, por Foptur, en los que participan los mascareros paucartambinos. Existe, por lo tanto, una instancia institucional que promueve la competencia y establece distinciones entre los artesanos. Pero también tiene influencia la preferencia de los mismos danzantes que compran las máscaras, así como el lugar en el cual residen los artesanos ya que de eso depende el mercado al que acceden. Lo que es notorio en esta competencia es la preocupación de los mascareros por identificarse como artesanos netamente paucartambinos. En ese sentido tienen que lograr establecer una relación de mutua pertenencia entre el estilo de sus máscaras y la identidad paucartambina; ningún danzante compraría una máscara que no considere realmente paucartambina. Parte de este proceso de legitimización es lograr el reconocimiento institucional adquirido en la participación en el concurso mencionado(13). Otro ámbito en el que la condición de mestizo paucartambino de los artesanos mascareros es reconocida es el de los textos de Villasante sobre la tradición e historia del pueblo.
Villasante (1981) dedica parte de su libro a los artistas paucartambinos, donde presenta una breve biografía de los que considera los mascareros más importantes. Esto demuestra el reconocimiento que la tradición les otorga a los mascareros como protagonistas en la creación de la identidad paucartambina.
En cuanto a los esfuerzos de los mascareros por identificarse como integrantes y protagonistas de la tradición paucartambina tienen importancia sus sueños y anécdotas vinculados a la confección de las máscaras y a la creación de algunos personajes. Don Santiago, por ejemplo, cuenta que la primera máscara de saqra que él confeccionó estuvo inspirada en una máscara que se le había aparecido en un sueño, en el que ésta le oprimía el pecho y no lo dejaba respirar. Después de una angustiosa lucha logró quitársela de encima y la pudo ver, logrando luego confeccionar una igual. De esta manera habría iniciado un nuevo estilo de máscaras de saqra, que son las que se conocen hoy.
Este breve relato nos da una serie de elementos interesantes acerca de la creación, innovación y apropiación de las máscaras de la tradición paucartambina. Lo primero que salta a la vista es la presentación de la máscara como un objeto animado independiente y enfrentado al artesano mascarero. Por lo tanto, la máscara existe por sí misma y el artista solamente aparece como intermediario entre ésta y la tradición a la que ésta pertenece. La máscara se impone al artista y su realización se convierte en un acto de liberación. Don Santiago descubre la máscara cuando logra quitársela del pecho donde ésta lo oprimía. La creación de un nuevo tipo de máscaras de saqra se legitima en el sentido de que tiene su origen en la lucha por la sobrevivencia. Don Santiago, como intermediario, logra apropiarse de esta máscara y ponerla al servicio de la danzas y de la fiesta de la Virgen del Carmen. Es de interés resaltar el hecho que los sueños constituyen para los paucartambinos un espacio privilegiado para el diálogo con la virgen. Es a través de ellos que la virgen comunica sus deseos, enojos y cariños a sus devotos. En este sentido, los sueños son espacios de intermediación entre lo sagrado y lo profano, otorgando, en el caso que nos ocupa, un origen sobrenatural a las creaciones de Don Santiago. Es así que se resalta más el rol intermediador, que el rol creativo del artista. Como creaciones sagradas, las máscaras son también atemporales. Por lo tanto no son simples creaciones históricas y perecibles, sino expresiones esenciales de la tradición paucartambina.
La lucha entre máscara y artesano tiene un contenido transformador: la opresión y dificultad de respirar se convierten en conocimiento cuando el rostro de la máscara le es revelado a Don Santiago. Este conocimiento lo libera y le da el poder para apropiarse de la máscara y recrearla para la tradición festiva, pero dando inicio a un nuevo estilo de máscaras de saqra. Tomando en cuenta el rol intermediador del artesano, la apropiación de la máscara se traduce en términos de su integración al universo artístico y festivo paucartambino. Es así que la innovación artística no es entendida en el sentido de una ruptura, sino como la apropiación y transformación de lo nuevo en favor del fortalecimiento de la tradición. En ese sentido, la innovación y el cambio a nivel de las máscaras tiene una valoración positiva que corresponde a la misma lógica competitiva y al poder transformador que caracteriza el funcionamiento de las danzas, así como a los relatos acerca del origen de la fiesta.
La aceptación de un mascarero y de sus obras se consolida cuando éste participa, además, en las danzas, ya que la participación en una comparsa garantiza la fidelidad y el conocimiento de la tradición. Esto lo autoriza a realizar innovaciones en las máscaras que él mismo va a usar. Por otro lado, la aceptación de una máscara nueva pasa por su incorporación a una danza. Al respecto resulta interesante mencionar el relato de uno de los mascareros, según el cual éste fue aceptado en una de las comparsas porque había confeccionado una máscara de saqra que representaba una figura nueva. Esta habría impactado tanto a los danzantes que lo invitaron a participar en la danza para que la máscara pudiera lucirse. A partir de ese momento, el mascarero habría consolidado su prestigio como tal y conquistado su aceptación en una comparsa. Sobre lo que quiero llamar la atención aquí es que en este relato se descubre nuevamente la condición de la máscara como un objeto que otorga poder, característica a la que ya he aludido en el relato de Don Santiago y que desarrollaré en las secciones posteriores.
Santiago Rojas Alvarez: nació el 30 de diciembre de 1918 en una familia de artesanos en el pueblo de Paucartambo. Su padre, Juan Rojas Huamán, fue un reconocido tornero de Paucartambo, y su hermano, don Abraham Rojas Alvarez, fue tallador de madera, imaginero y mascarero, con quien don Santiago se inició como artesano. Dos tíos de Don Santiago fueron importantes pintores: Epifanio y Nicolás Alvarez Yábar. Don Santiago es considerado carpintero, escultor, pintor, imaginero y mascarero. Sus obras escultóricas más importantes son «Corazón de Jesús» (Paucartambo), «Patrón Santiago» (Chacán, Arequipa y Cotabambas), «San Marcos» (Chumbivilcas), «San Miguel Arcángel» (Lima) (Villasante: 1981, 91) y la «Virgen del Carmen» (Lima; encargada por la hermandad de la Virgen del Carmen de los migrantes paucartambinos residentes en Lima). Además de máscaras, don Santiago confecciona imágenes de vírgenes y santos, que son utilizados en las demandas que llevan los karguyuq de las danzas. Colecciones de danzantes, máscaras y miniaturas de escenas costumbristas hechas por don Santiago se encuentran en el Instituto Americano de Arte del Cuzco y en el Smithsonian Institute en Washington. Varios artículos sobre su obra han sido publicados en las revistas Geomundo (Vol. 4 Nº 5, mayo de 1980), Horizon (Junio 1979), Multiple Visions Museum of International Folk Art (1982), Mensajes (Nº 26, 1984, Consejo de Cuzco), Revista del Instituto Americano de Arte (Vol. 2, Nº 2, 1943) y en dos libros de Alfonsina Barrionuevo Cuzco Mágico y Artistas Populares del Perú. Don Santiago guarda toda esta documentación, así como fotografías de los premios que ha recibido en el pasado, como parte de su historia de vida y los muestra cuando es visitado y entrevistado como pruebas de su condición de artista paucartambino reconocido como tal en y fuera del pueblo. El último premio que ha ganado es el de «Gran Maestro de la Artesanía Peruana 1966», categoría imaginería, otorgado por CONAP (Confederación Nacional de Artesanos del Perú), IDESI (Asociación Nacional de Institutos de Desarrollo del Sector Informal) y el Ministerio de Industria, Turismo, Integración y Negocios Internacionales.
Se inició en el trabajo artesanal, primero, como restaurador en las iglesias rurales de la zona. Luego empezó con sus creaciones de máscaras e imaginería en las que representa escenas de la tradición folklórica de Paucartambo. En 1942 llevó sus trabajos a Cuzco donde ganó el primer premio de un concurso organizado por el Instituto Americano de Arte (Gutiérrez: 1943)(14). Desde entonces llevaba su trabajo a Cuzco. En 1956 trasladó su taller definitivamente a esa ciudad donde reside hasta la actualidad.
En cuanto a los esfuerzos de los mascareros por identificarse como integrantes y protagonistas de la tradición paucartambina tienen importancia sus sueños y anécdotas vinculados a la confección de las máscaras y a la creación de algunos personajes. Don Santiago, por ejemplo, cuenta que la primera máscara de saqra que él confeccionó estuvo inspirada en una máscara que se le había aparecido en un sueño, en el que ésta le oprimía el pecho y no lo dejaba respirar. Después de una angustiosa lucha logró quitársela de encima y la pudo ver, logrando luego confeccionar una igual. De esta manera habría iniciado un nuevo estilo de máscaras de saqra, que son las que se conocen hoy.
Este breve relato nos da una serie de elementos interesantes acerca de la creación, innovación y apropiación de las máscaras de la tradición paucartambina. Lo primero que salta a la vista es la presentación de la máscara como un objeto animado independiente y enfrentado al artesano mascarero. Por lo tanto, la máscara existe por sí misma y el artista solamente aparece como intermediario entre ésta y la tradición a la que ésta pertenece. La máscara se impone al artista y su realización se convierte en un acto de liberación. Don Santiago descubre la máscara cuando logra quitársela del pecho donde ésta lo oprimía. La creación de un nuevo tipo de máscaras de saqra se legitima en el sentido de que tiene su origen en la lucha por la sobrevivencia. Don Santiago, como intermediario, logra apropiarse de esta máscara y ponerla al servicio de la danzas y de la fiesta de la Virgen del Carmen. Es de interés resaltar el hecho que los sueños constituyen para los paucartambinos un espacio privilegiado para el diálogo con la virgen. Es a través de ellos que la virgen comunica sus deseos, enojos y cariños a sus devotos. En este sentido, los sueños son espacios de intermediación entre lo sagrado y lo profano, otorgando, en el caso que nos ocupa, un origen sobrenatural a las creaciones de Don Santiago. Es así que se resalta más el rol intermediador, que el rol creativo del artista. Como creaciones sagradas, las máscaras son también atemporales. Por lo tanto no son simples creaciones históricas y perecibles, sino expresiones esenciales de la tradición paucartambina.
La lucha entre máscara y artesano tiene un contenido transformador: la opresión y dificultad de respirar se convierten en conocimiento cuando el rostro de la máscara le es revelado a Don Santiago. Este conocimiento lo libera y le da el poder para apropiarse de la máscara y recrearla para la tradición festiva, pero dando inicio a un nuevo estilo de máscaras de saqra. Tomando en cuenta el rol intermediador del artesano, la apropiación de la máscara se traduce en términos de su integración al universo artístico y festivo paucartambino. Es así que la innovación artística no es entendida en el sentido de una ruptura, sino como la apropiación y transformación de lo nuevo en favor del fortalecimiento de la tradición. En ese sentido, la innovación y el cambio a nivel de las máscaras tiene una valoración positiva que corresponde a la misma lógica competitiva y al poder transformador que caracteriza el funcionamiento de las danzas, así como a los relatos acerca del origen de la fiesta.
La aceptación de un mascarero y de sus obras se consolida cuando éste participa, además, en las danzas, ya que la participación en una comparsa garantiza la fidelidad y el conocimiento de la tradición. Esto lo autoriza a realizar innovaciones en las máscaras que él mismo va a usar. Por otro lado, la aceptación de una máscara nueva pasa por su incorporación a una danza. Al respecto resulta interesante mencionar el relato de uno de los mascareros, según el cual éste fue aceptado en una de las comparsas porque había confeccionado una máscara de saqra que representaba una figura nueva. Esta habría impactado tanto a los danzantes que lo invitaron a participar en la danza para que la máscara pudiera lucirse. A partir de ese momento, el mascarero habría consolidado su prestigio como tal y conquistado su aceptación en una comparsa. Sobre lo que quiero llamar la atención aquí es que en este relato se descubre nuevamente la condición de la máscara como un objeto que otorga poder, característica a la que ya he aludido en el relato de Don Santiago y que desarrollaré en las secciones posteriores.
Santiago Rojas Alvarez: nació el 30 de diciembre de 1918 en una familia de artesanos en el pueblo de Paucartambo. Su padre, Juan Rojas Huamán, fue un reconocido tornero de Paucartambo, y su hermano, don Abraham Rojas Alvarez, fue tallador de madera, imaginero y mascarero, con quien don Santiago se inició como artesano. Dos tíos de Don Santiago fueron importantes pintores: Epifanio y Nicolás Alvarez Yábar. Don Santiago es considerado carpintero, escultor, pintor, imaginero y mascarero. Sus obras escultóricas más importantes son «Corazón de Jesús» (Paucartambo), «Patrón Santiago» (Chacán, Arequipa y Cotabambas), «San Marcos» (Chumbivilcas), «San Miguel Arcángel» (Lima) (Villasante: 1981, 91) y la «Virgen del Carmen» (Lima; encargada por la hermandad de la Virgen del Carmen de los migrantes paucartambinos residentes en Lima). Además de máscaras, don Santiago confecciona imágenes de vírgenes y santos, que son utilizados en las demandas que llevan los karguyuq de las danzas. Colecciones de danzantes, máscaras y miniaturas de escenas costumbristas hechas por don Santiago se encuentran en el Instituto Americano de Arte del Cuzco y en el Smithsonian Institute en Washington. Varios artículos sobre su obra han sido publicados en las revistas Geomundo (Vol. 4 Nº 5, mayo de 1980), Horizon (Junio 1979), Multiple Visions Museum of International Folk Art (1982), Mensajes (Nº 26, 1984, Consejo de Cuzco), Revista del Instituto Americano de Arte (Vol. 2, Nº 2, 1943) y en dos libros de Alfonsina Barrionuevo Cuzco Mágico y Artistas Populares del Perú. Don Santiago guarda toda esta documentación, así como fotografías de los premios que ha recibido en el pasado, como parte de su historia de vida y los muestra cuando es visitado y entrevistado como pruebas de su condición de artista paucartambino reconocido como tal en y fuera del pueblo. El último premio que ha ganado es el de «Gran Maestro de la Artesanía Peruana 1966», categoría imaginería, otorgado por CONAP (Confederación Nacional de Artesanos del Perú), IDESI (Asociación Nacional de Institutos de Desarrollo del Sector Informal) y el Ministerio de Industria, Turismo, Integración y Negocios Internacionales.
Se inició en el trabajo artesanal, primero, como restaurador en las iglesias rurales de la zona. Luego empezó con sus creaciones de máscaras e imaginería en las que representa escenas de la tradición folklórica de Paucartambo. En 1942 llevó sus trabajos a Cuzco donde ganó el primer premio de un concurso organizado por el Instituto Americano de Arte (Gutiérrez: 1943)(14). Desde entonces llevaba su trabajo a Cuzco. En 1956 trasladó su taller definitivamente a esa ciudad donde reside hasta la actualidad.
Participó casi en todas las danzas, escogiendo siempre los personajes más jocosos y movidos. Confeccionó máscaras para muchas danzas que reaparecieron en la época que él trabajó en Paucartambo: de saqra, de majeño, de siklla. Afirma que en esa época casi no había gente que hiciera las máscaras. Por ese motivo dice que las máscaras actuales tienen mucho de su inspiración. Las máscaras de Don Santiago tienen un estilo especial, reflejado en el aspecto escultórico y en los colores que le da a las máscaras, que las diferencian de aquéllas utilizadas en otros pueblos.
Don Santiago afirma que él es el innovador de las máscaras de diablos, desarrollando la variedad de animales que hoy se representan, así como de todas las máscaras de Paucartambo; y así es reconocido también por mucha gente. Además relató que una viejita le dio una máscara de saqra antigua hecha de cuero. De ese modelo fue que él empezó a hacer máscaras de saqra de paño de sombrero.
Don Santiago afirma que él es el innovador de las máscaras de diablos, desarrollando la variedad de animales que hoy se representan, así como de todas las máscaras de Paucartambo; y así es reconocido también por mucha gente. Además relató que una viejita le dio una máscara de saqra antigua hecha de cuero. De ese modelo fue que él empezó a hacer máscaras de saqra de paño de sombrero.
Posteriormente empezó a hacer máscaras de saqra imitando las caras de distintos animales, con el argumento que cuando la gente se vuelve loca se pone como un animal, y que por ese motivo había una relación entre el saqra y los animales.
Actualmente, en su taller en Cuzco produce máscaras para los danzantes de Paucartambo que residen en Cuzco o Lima, así como para danzantes de otros pueblos cuzqueños, Pisaq, Calca, Colla y Quillabamba. Solamente trabaja por pedidos, porque en la actualidad él está solo en el taller. Antes lo ayudaba su mujer y sus hijos que también aprendieron. Pero él solo no puede producir en grandes cantidades.
Don Santiago tiene mucho prestigio. Los danzantes de contradanza de San Jerónimo, por ejemplo, se mandan a hacer las máscaras donde él porque «don Santiago sabe hacerlas y hace las más vistosas»(15). En la misma calle en la que don Santiago tiene su taller, hay otras tiendas en las que se venden máscaras que incluso son algo más baratas. Pero las de don Santiago son consideradas más artísticas y el poder comprarlas da prestigio.
Don Santiago, a diferencia de los mascareros residentes en Paucartambo, que sólo confeccionan y venden máscaras de las danzas paucartambinas, conoce las variantes de máscaras de otros lugares, como San Jerónimo, por ejemplo (Mendoza-Walker: 1993b). Para él esto es importante porque recibe pedidos para otros pueblos, cuya tradición debe conocer. Su residencia en Cuzco, por lo tanto, le da una dimensión más regional a su trabajo.
Don Santiago fue maestro de Antonio Carvajal Ponce, hermano mayor de Isaac y Eliseo Carvajal, otros dos mascareros residentes en Paucartambo, cuando aún vivía en el pueblo y enseñaba en el Centro Artesanal de Paucartambo. Por eso ha sido una gran influencia entre los artesanos mascareros de Paucartambo. El cuenta que en el Centro Artesanal dejó muchos moldes de modelos que el había tallado, lo que podría explicar el predominio de su estilo en las máscaras paucartambinas.
Yuri Ordóñez: tiene 18 años de edad(16) y estudió un año en el Centro Artesanal de Paucartambo, donde aprendió el moldeado de las máscaras. Fue alumno de Eliseo Carbajal. Luego, por cuenta propia, siguió desarrollando el arte de las máscaras, la pintura y la imaginería. En 1990 ganó el primer premio en la exposición artesanal organizada por la Municipalidad de Paucartambo. Si bien dice que ha introducido algunas innovaciones en las máscaras de saqra, perfeccionando el aspecto escultórico, no ha logrado romper el estereotipo paucartambino. Hasta el momento sólo vende sus máscaras en Paucartambo y para pedidos de algunas personas que compran máscaras pequeñas para comercializarlas fuera. Piensa salir a Pisaq y a otros sitios para ampliar su mercado, ya que la demanda en Paucartambo es muy limitada(17). Como los demás mascareros, también Ordóñez restaura máscaras. He podido observar que está adquiriendo prestigio como mascarero en el pueblo, sobre todo entre la gente más joven.
Actualmente, en su taller en Cuzco produce máscaras para los danzantes de Paucartambo que residen en Cuzco o Lima, así como para danzantes de otros pueblos cuzqueños, Pisaq, Calca, Colla y Quillabamba. Solamente trabaja por pedidos, porque en la actualidad él está solo en el taller. Antes lo ayudaba su mujer y sus hijos que también aprendieron. Pero él solo no puede producir en grandes cantidades.
Don Santiago tiene mucho prestigio. Los danzantes de contradanza de San Jerónimo, por ejemplo, se mandan a hacer las máscaras donde él porque «don Santiago sabe hacerlas y hace las más vistosas»(15). En la misma calle en la que don Santiago tiene su taller, hay otras tiendas en las que se venden máscaras que incluso son algo más baratas. Pero las de don Santiago son consideradas más artísticas y el poder comprarlas da prestigio.
Don Santiago, a diferencia de los mascareros residentes en Paucartambo, que sólo confeccionan y venden máscaras de las danzas paucartambinas, conoce las variantes de máscaras de otros lugares, como San Jerónimo, por ejemplo (Mendoza-Walker: 1993b). Para él esto es importante porque recibe pedidos para otros pueblos, cuya tradición debe conocer. Su residencia en Cuzco, por lo tanto, le da una dimensión más regional a su trabajo.
Don Santiago fue maestro de Antonio Carvajal Ponce, hermano mayor de Isaac y Eliseo Carvajal, otros dos mascareros residentes en Paucartambo, cuando aún vivía en el pueblo y enseñaba en el Centro Artesanal de Paucartambo. Por eso ha sido una gran influencia entre los artesanos mascareros de Paucartambo. El cuenta que en el Centro Artesanal dejó muchos moldes de modelos que el había tallado, lo que podría explicar el predominio de su estilo en las máscaras paucartambinas.
Yuri Ordóñez: tiene 18 años de edad(16) y estudió un año en el Centro Artesanal de Paucartambo, donde aprendió el moldeado de las máscaras. Fue alumno de Eliseo Carbajal. Luego, por cuenta propia, siguió desarrollando el arte de las máscaras, la pintura y la imaginería. En 1990 ganó el primer premio en la exposición artesanal organizada por la Municipalidad de Paucartambo. Si bien dice que ha introducido algunas innovaciones en las máscaras de saqra, perfeccionando el aspecto escultórico, no ha logrado romper el estereotipo paucartambino. Hasta el momento sólo vende sus máscaras en Paucartambo y para pedidos de algunas personas que compran máscaras pequeñas para comercializarlas fuera. Piensa salir a Pisaq y a otros sitios para ampliar su mercado, ya que la demanda en Paucartambo es muy limitada(17). Como los demás mascareros, también Ordóñez restaura máscaras. He podido observar que está adquiriendo prestigio como mascarero en el pueblo, sobre todo entre la gente más joven.
Sin embargo, aún no confecciona máscaras de malla metálica. Al igual que los demás mascareros entrevistados, opina que puede expresar mejor su talento en las máscaras de saqra porque ésas requieren de mayor concentración y trabajo.
Isaac Carbajal Ponce: nació el 11 de abril de 1953 en el pueblo de Paucartambo.
Trabaja en la artesanía desde los 11 años de edad. Es considerado tallador, imaginero, mascarero y pintor. Ha participado en la restauración de tallados en la iglesia de San Sebastián (Lima) y en la de San Antonio (Cuzco). En 1989 ganó el segundo premio del concurso de máscaras organizado por la revista CARETAS. En 1989 inició las pinturas murales alusivas a las tradiciones de Paucartambo que se encuentran en el local de la comparsa de los contradanza en Paucartambo. Participa en la comparsa de los saqra en la cual es primer capitán. Su especialidad son las máscaras de saqra. También él, al igual que don Santiago, se otorga el título de creador de las máscaras de saqra que se conocen en la actualidad.
Isaac trabaja junto con su hermano Eliseo en su taller. Ambos son reconocidos como los mascareros del pueblo. Confeccionan máscaras para los danzantes de Paucartambo, para los migrantes en Lima y para las comunidades campesinas y distritos de la región: Chayabamba, Colquepata, Pisaq, Calca, Urubamba, Juliaca, Sicuani y Q’usñipata. Trabajan a pedido, pero también preparan algunas máscaras para venderlas durante los días de fiesta en el pueblo.
Eliseo Carbajal Ponce: nacido el 20 de junio de 1950 en el pueblo de Paucartambo.
Trabaja en la artesanía desde los 11 años de edad. Es considerado tallador, imaginero, mascarero y pintor. Ha participado en la restauración de tallados en la iglesia de San Sebastián (Lima) y en la de San Antonio (Cuzco). En 1989 ganó el segundo premio del concurso de máscaras organizado por la revista CARETAS. En 1989 inició las pinturas murales alusivas a las tradiciones de Paucartambo que se encuentran en el local de la comparsa de los contradanza en Paucartambo. Participa en la comparsa de los saqra en la cual es primer capitán. Su especialidad son las máscaras de saqra. También él, al igual que don Santiago, se otorga el título de creador de las máscaras de saqra que se conocen en la actualidad.
Isaac trabaja junto con su hermano Eliseo en su taller. Ambos son reconocidos como los mascareros del pueblo. Confeccionan máscaras para los danzantes de Paucartambo, para los migrantes en Lima y para las comunidades campesinas y distritos de la región: Chayabamba, Colquepata, Pisaq, Calca, Urubamba, Juliaca, Sicuani y Q’usñipata. Trabajan a pedido, pero también preparan algunas máscaras para venderlas durante los días de fiesta en el pueblo.
Eliseo Carbajal Ponce: nacido el 20 de junio de 1950 en el pueblo de Paucartambo.
Es considerado imaginero, mascarero, escultor y pintor. Se dedica a la enseñanza de escultura e imaginería en el Centro Artesanal de Paucartambo. Ha participado en la restauración de tallados en madera del Seminario San Antonio de Abad (Cuzco). Eliseo y su mujer tienen una pequeña bodega donde venden las máscaras durante los días de fiesta.
Eliseo e Isaac cuentan que se dedicaron al trabajo artístico a raíz de la muerte del hermano mayor. Esta versión, contada por ambos hermanos en momentos distintos e independientes, será reproducida más adelante ya que considero que esta historia es fundamental para entender algunos aspectos centrales de la relación de las máscaras con la tradición paucartambina. Por otro lado, es significativa porque de alguna manera ambos hermanos son en la actualidad los mascareros reconocidos residentes en Paucartambo y, por lo tanto, los representantes y responsables de la herencia de una tradición artística y cultural. En este sentido, ellos se diferencian tajantemente de algunos artesanos paucartambinos residentes en Cuzco que confeccionan máscaras para un mercado extranjero y con exigencias de tipo ornamental.
Nemesio Villasante.- don Nemesio Villasante es paucartambino, pero reside en Cuzco y en la actualidad está formando el «Taller Villasante» junto con sus hijos. Las máscaras que él ha desarrollado están confeccionadas sobre la base de papel, se venden en las tiendas de artesanías del Cuzco y de Lima. En su mayoría son compradas por turistas extranjeros. Estas están inspiradas en los personajes paucartambinos, principalmente los saqra, pero se diferencian por los adornos y los colores. Alrededor de la fisonomía que representan se ha agregado una aureola que abarca en muchos casos toda la circunferencia de la máscara. Este adorno está pintado con flores pequeñas de colores. En cuanto a los colores se usan muchos tonos pastel y ya no se insiste en los rojos y amarillos de los saqra tradicionales. Además se confeccionan máscaras de todos los tamaños. La diferencia entre don Nemesio y los demás mascareros mencionados es que el primero no confecciona ya máscaras para danzantes. Si bien sus máscaras han tenido mucha acogida entre los turistas, éstas no se usan en las danzas de la Virgen del Carmen. Lo más importante de resaltar en este punto es que existe una técnica y una estética aceptada para las máscaras de las danzas de Paucartambo que deben ser respetados como parte de la disciplina que exige la danza. Otras máscaras no son aceptadas para bailar, ya que no corresponden al estereotipo. Este aspecto del uso de las máscaras será discutido más adelante. En palabras de uno de nuestros informantes se distingue pues a los mascareros que son «fieles» de aquéllos que no lo son.
Doña Fernanda Martínez Follana: en cuanto a las personas que tejen waqullu, entrevistamos a doña Fernanda Martínez Follana que tiene una bodega en el pueblo de Paucartambo y se dedica a la confección de waqullu, tanto para la danza de los qhapaq qulla como para la de los ukukos (danza campesina de la fiesta del Señor de Quyllur Rit’y). Ella teje no sólo para los de Paucartambo, sino también para los campesinos de las comunidades y para la gente de otros pueblos de la provincia. Dice que es la única en Paucartambo que teje waqullu y que la gente la busca a ella porque teje los más bonitos. A través de la valoración estética de su trabajo se reconoce el conocimiento que tiene doña Fernanda de la tradición de los qhapaq qulla.
Doña Fernanda confecciona waqullu para los qhapaq qulla y los ukuko, quiere decir que los teje tanto para consumo interno del pueblo, como para gente que viene de otros lugares de la provincia a comprarle. En el caso de doña Fernanda, ella los confecciona por pedidos, mientras que existen comerciantes que tejen o compran waqullu para venderlos en los mercado y ferias a los que van. Este sistema de pedidos implica un mínimo de conocimiento entre artesano y cliente. De lo contrario, el cliente debe adelantar parte o la totalidad de lo que cuesta el waqullu.
Producción y comercialización de las máscaras
La producción de máscaras para las danzas de Paucartambo está en manos de especialistas. Si bien en el caso de la confección del waqullu esto no es tan evidente, no debemos olvidar que el hecho de conocer los colores y formas del waqullu, y de dominar la técnica para crear un producto afín con las necesidades y exigencias estéticas y culturales de los danzantes implica ya un mínimo de especialización. A esto se suma el hecho de que un buen waqullu no se encuentra en cualquier tienda, sino que hay que mandarlo a confeccionar con anticipación.
Los danzantes que en la mayoría de los casos no tienen la capacidad económica de renovar su vestuario cada año, van en busca de los mascareros para que restauren sus máscaras. Los danzantes mandan a hacer o a arreglar las máscaras unas semanas o días antes de la fiesta, lo cual constituye parte del ambiente festivo. No se puede decir que los artesanos mascareros tengan un ingreso significativo por el arreglo de las máscaras (son muy pocas las nuevas que se venden cada año) porque para los conocidos se hacen precios especiales e incluso no se les cobra(18).
Es más bien el creciente interés que los campesinos tienen en las danzas de Paucartambo y consecuentemente en comprar las máscaras lo que tiene que ser tomado en cuenta para discutir la naturaleza de la producción de éstas en Paucartambo.
Eliseo e Isaac cuentan que se dedicaron al trabajo artístico a raíz de la muerte del hermano mayor. Esta versión, contada por ambos hermanos en momentos distintos e independientes, será reproducida más adelante ya que considero que esta historia es fundamental para entender algunos aspectos centrales de la relación de las máscaras con la tradición paucartambina. Por otro lado, es significativa porque de alguna manera ambos hermanos son en la actualidad los mascareros reconocidos residentes en Paucartambo y, por lo tanto, los representantes y responsables de la herencia de una tradición artística y cultural. En este sentido, ellos se diferencian tajantemente de algunos artesanos paucartambinos residentes en Cuzco que confeccionan máscaras para un mercado extranjero y con exigencias de tipo ornamental.
Nemesio Villasante.- don Nemesio Villasante es paucartambino, pero reside en Cuzco y en la actualidad está formando el «Taller Villasante» junto con sus hijos. Las máscaras que él ha desarrollado están confeccionadas sobre la base de papel, se venden en las tiendas de artesanías del Cuzco y de Lima. En su mayoría son compradas por turistas extranjeros. Estas están inspiradas en los personajes paucartambinos, principalmente los saqra, pero se diferencian por los adornos y los colores. Alrededor de la fisonomía que representan se ha agregado una aureola que abarca en muchos casos toda la circunferencia de la máscara. Este adorno está pintado con flores pequeñas de colores. En cuanto a los colores se usan muchos tonos pastel y ya no se insiste en los rojos y amarillos de los saqra tradicionales. Además se confeccionan máscaras de todos los tamaños. La diferencia entre don Nemesio y los demás mascareros mencionados es que el primero no confecciona ya máscaras para danzantes. Si bien sus máscaras han tenido mucha acogida entre los turistas, éstas no se usan en las danzas de la Virgen del Carmen. Lo más importante de resaltar en este punto es que existe una técnica y una estética aceptada para las máscaras de las danzas de Paucartambo que deben ser respetados como parte de la disciplina que exige la danza. Otras máscaras no son aceptadas para bailar, ya que no corresponden al estereotipo. Este aspecto del uso de las máscaras será discutido más adelante. En palabras de uno de nuestros informantes se distingue pues a los mascareros que son «fieles» de aquéllos que no lo son.
Doña Fernanda Martínez Follana: en cuanto a las personas que tejen waqullu, entrevistamos a doña Fernanda Martínez Follana que tiene una bodega en el pueblo de Paucartambo y se dedica a la confección de waqullu, tanto para la danza de los qhapaq qulla como para la de los ukukos (danza campesina de la fiesta del Señor de Quyllur Rit’y). Ella teje no sólo para los de Paucartambo, sino también para los campesinos de las comunidades y para la gente de otros pueblos de la provincia. Dice que es la única en Paucartambo que teje waqullu y que la gente la busca a ella porque teje los más bonitos. A través de la valoración estética de su trabajo se reconoce el conocimiento que tiene doña Fernanda de la tradición de los qhapaq qulla.
Doña Fernanda confecciona waqullu para los qhapaq qulla y los ukuko, quiere decir que los teje tanto para consumo interno del pueblo, como para gente que viene de otros lugares de la provincia a comprarle. En el caso de doña Fernanda, ella los confecciona por pedidos, mientras que existen comerciantes que tejen o compran waqullu para venderlos en los mercado y ferias a los que van. Este sistema de pedidos implica un mínimo de conocimiento entre artesano y cliente. De lo contrario, el cliente debe adelantar parte o la totalidad de lo que cuesta el waqullu.
Producción y comercialización de las máscaras
La producción de máscaras para las danzas de Paucartambo está en manos de especialistas. Si bien en el caso de la confección del waqullu esto no es tan evidente, no debemos olvidar que el hecho de conocer los colores y formas del waqullu, y de dominar la técnica para crear un producto afín con las necesidades y exigencias estéticas y culturales de los danzantes implica ya un mínimo de especialización. A esto se suma el hecho de que un buen waqullu no se encuentra en cualquier tienda, sino que hay que mandarlo a confeccionar con anticipación.
Los danzantes que en la mayoría de los casos no tienen la capacidad económica de renovar su vestuario cada año, van en busca de los mascareros para que restauren sus máscaras. Los danzantes mandan a hacer o a arreglar las máscaras unas semanas o días antes de la fiesta, lo cual constituye parte del ambiente festivo. No se puede decir que los artesanos mascareros tengan un ingreso significativo por el arreglo de las máscaras (son muy pocas las nuevas que se venden cada año) porque para los conocidos se hacen precios especiales e incluso no se les cobra(18).
Es más bien el creciente interés que los campesinos tienen en las danzas de Paucartambo y consecuentemente en comprar las máscaras lo que tiene que ser tomado en cuenta para discutir la naturaleza de la producción de éstas en Paucartambo.
A diferencia de Pisaq, donde la producción de máscaras y otros productos artesanales está en pleno auge debido a la cercanía del pueblo a la ciudad del Cuzco a la que llegan muchos turistas, Paucartambo se encuentra aislado y sujeto a un circuito comercial distinto en el que participan campesinos y comerciantes de Puno y Sicuani que tienen otro tipo y volumen de demandas de productos artesanales. En Paucartambo la producción de máscaras está destinada principalmente para las danzas que se bailan en la fiesta del pueblo y para las fiestas de las comunidades campesinas, anexos y distritos de la región (provincia de Calca, Paucartambo y Quispicanchis). La celebración de la fiesta de la Virgen del Carmen en Lima ha abierto un nuevo, aunque pequeño mercado para las máscaras paucartambinas. Danzantes paucartambinos en Lima me manifestaron que ni en Lima, ni en el Valle del Mantaro(19), podían encontrar las máscaras que correspondían a sus danzas paucartambinas. Por esa razón tenían que recurrir a familiares y a amigos que residen en Paucartambo para encargar ahí la confección de las máscaras.
La producción es limitada y está sujeta a los pedidos que se hagan con anticipación, principalmente porque los artesanos no cuentan con el capital necesario, y no está asegurada la circulación constante de éste, para producir una cantidad que pueda ofrecerse en el mercado. La producción y venta de máscaras se encuentra dentro de un circuito cerrado en el cual intervienen lazos sociales. El mismo hecho de confeccionar máscaras a pedido, y lo mismo sucede con la producción de waqullu de Paucartambo, implica el conocimiento mutuo entre mascarero y cliente. A este aspecto se suma el factor de precios diferenciados según el cliente. Cuando se trata de amigos o compadres los precios tienen una rebaja. En el otro extremo, cuando son personas ajenas al pueblo o turistas los que compran, los precios son más altos; incluso, si un desconocido hace algún pedido es más difícil que el artesano lo acepte, especialmente cuando ya tiene pedidos de personas conocidas. En caso que los precios se mantengan iguales para ambos clientes, el mascarero diferenciará la máscara en cuanto a la calidad del trabajo. Le venderá a un extraño una máscara del mismo precio, pero de una calidad inferior. El hecho de hacer diferencias en el precio es otro elemento que no permite definir la máscara como simple mercancía.
La producción y venta de máscaras de Paucartambo se caracteriza, entonces por una producción limitada, condicionada por los pedidos hechos por clientes con los cuales los artesanos mantienen un mínimo de relación social, y sujeta a precios diferenciados. Por otro lado, como he ido mencionando, la creación artística depende en gran medida de las exigencias estéticas y culturales de la tradición paucartambina. Si bien se trata de una actividad especializada, ésta no es realizada con exclusividad ya que no aseguran ingresos económicos significativos. Por esto mismo tampoco existen grandes talleres de confección de máscaras. La producción de éstas es una actividad realizada por contadas personas que han monopolizado la condición de artesano mascarero y que como tal se define más en términos culturales que económicos.
Muchas personas saben hacer máscaras en el pueblo (existe el Centro Artesanal de Paucartambo) pero sólo tres son reconocidas por los paucartambinos como mascareros.
Estas características condicionan la producción de máscaras a un ciclo determinado por el tiempo festivo, y no por criterios de mercado. La producción de máscaras se concentra en los meses de febrero hasta agosto que corresponden a los meses en los que se realizan la mayor cantidad de fiestas en la región y que coincide con los meses de descanso dentro del ciclo agrícola. Dentro de este período, la fecha de la fiesta de la Virgen del Carmen es el tiempo de mayor demanda. En esto juega un papel el creciente interés de los campesinos por llevar las danzas paucartambinas a sus comunidades.
Si la confección de las máscaras por artesanos mascareros paucartambinos coincide con un estilo que las identifica como propias de las danzas de Paucartambo, entonces la producción y consumo de estas máscaras por danzantes de otros pueblos relativiza su condición de representantes de una identidad local(20). Más aún, si los campesinos de las comunidades de la región compran las máscaras paucartambinas, entonces la diferenciación entre indios y mestizos como criterio para la delimitación de la identidad mestiza paucartambina, se ve afectada. Por lo tanto, el estereotipo de máscaras paucartambinas debe ser actualizado constantemente, debido a lo cual está expuesto, al igual que los demás elementos que conforman la tradición paucartambina, a la dinámica competitiva y a la lógica de transformación ritual.
La producción es limitada y está sujeta a los pedidos que se hagan con anticipación, principalmente porque los artesanos no cuentan con el capital necesario, y no está asegurada la circulación constante de éste, para producir una cantidad que pueda ofrecerse en el mercado. La producción y venta de máscaras se encuentra dentro de un circuito cerrado en el cual intervienen lazos sociales. El mismo hecho de confeccionar máscaras a pedido, y lo mismo sucede con la producción de waqullu de Paucartambo, implica el conocimiento mutuo entre mascarero y cliente. A este aspecto se suma el factor de precios diferenciados según el cliente. Cuando se trata de amigos o compadres los precios tienen una rebaja. En el otro extremo, cuando son personas ajenas al pueblo o turistas los que compran, los precios son más altos; incluso, si un desconocido hace algún pedido es más difícil que el artesano lo acepte, especialmente cuando ya tiene pedidos de personas conocidas. En caso que los precios se mantengan iguales para ambos clientes, el mascarero diferenciará la máscara en cuanto a la calidad del trabajo. Le venderá a un extraño una máscara del mismo precio, pero de una calidad inferior. El hecho de hacer diferencias en el precio es otro elemento que no permite definir la máscara como simple mercancía.
La producción y venta de máscaras de Paucartambo se caracteriza, entonces por una producción limitada, condicionada por los pedidos hechos por clientes con los cuales los artesanos mantienen un mínimo de relación social, y sujeta a precios diferenciados. Por otro lado, como he ido mencionando, la creación artística depende en gran medida de las exigencias estéticas y culturales de la tradición paucartambina. Si bien se trata de una actividad especializada, ésta no es realizada con exclusividad ya que no aseguran ingresos económicos significativos. Por esto mismo tampoco existen grandes talleres de confección de máscaras. La producción de éstas es una actividad realizada por contadas personas que han monopolizado la condición de artesano mascarero y que como tal se define más en términos culturales que económicos.
Muchas personas saben hacer máscaras en el pueblo (existe el Centro Artesanal de Paucartambo) pero sólo tres son reconocidas por los paucartambinos como mascareros.
Estas características condicionan la producción de máscaras a un ciclo determinado por el tiempo festivo, y no por criterios de mercado. La producción de máscaras se concentra en los meses de febrero hasta agosto que corresponden a los meses en los que se realizan la mayor cantidad de fiestas en la región y que coincide con los meses de descanso dentro del ciclo agrícola. Dentro de este período, la fecha de la fiesta de la Virgen del Carmen es el tiempo de mayor demanda. En esto juega un papel el creciente interés de los campesinos por llevar las danzas paucartambinas a sus comunidades.
Si la confección de las máscaras por artesanos mascareros paucartambinos coincide con un estilo que las identifica como propias de las danzas de Paucartambo, entonces la producción y consumo de estas máscaras por danzantes de otros pueblos relativiza su condición de representantes de una identidad local(20). Más aún, si los campesinos de las comunidades de la región compran las máscaras paucartambinas, entonces la diferenciación entre indios y mestizos como criterio para la delimitación de la identidad mestiza paucartambina, se ve afectada. Por lo tanto, el estereotipo de máscaras paucartambinas debe ser actualizado constantemente, debido a lo cual está expuesto, al igual que los demás elementos que conforman la tradición paucartambina, a la dinámica competitiva y a la lógica de transformación ritual.
Fuente: MÁSCARA, TRANSFORMACIÓN E IDENTIDAD EN LOS ANDES LA FIESTA DE LA VIRGEN DEL CARMEN autor Gisela Cánepa Koch, publicado en Biblioteca Digital Andina
1 comentario:
Eliseo Carbajal Ponce un ícono del arte y la tradición paucartambina, Fallecido el 22 de enero de 2005.
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