Lucila Justina Sarcines Reyes - "Lucha Reyes"
Nuestra recordada Lucha Reyes nació en el Rímac el 19 de julio de 1936 y desde muy joven trabajó para mantener a sus hermanos. Lucha nunca estudió música pero tenía un talento innato que la llevó a interpretar hermosos temas. Lucha Reyes, conocida como la Morena de Oro del Perú, empezó su carrera imitando a la cubana Celia Cruz nada menos que en la Peña Ferrando. Posteriormente tuvo la ocasión de grabar sus primeros discos con inolvidables canciones como “Una carta al cielo”, “Mal abrigo” y “Aunque me odies”. La cantante murió a los 37 años de edad, en la plenitud de su carrera artística, pero antes de abandonar este mundo le encargó al compositor Pedro Pacheco el tema “Mi última canción”. Lucha Reyes falleció víctima de diabetes y tuberculosis en la víspera del Día de la Canción Criolla.
(Fuente: RPP Noticias - Especial Día de la Canción Criolla)
(Fuente: RPP Noticias - Especial Día de la Canción Criolla)
Lucila Sarcines Reyes, más conocida como Lucha Reyes, nació en 1936 en el Rímac y a los 6 meses ya era huérfana de padre. Poco después se tuvo que volver una experta vendiendo periódicos y cantando en las calles para ayudar a su madre en el sustento de sus 15 hermanos. Luego, se mudaron a Barrios Altos, a un callejón de la calle Mercedarias, famoso por acoger a lo más granado de los cantantes y guitarristas criollos. Ese fue su primer y definitivo acercamiento a la música, que luego le daría fama. Después de soportar 8 años en un convento, logra salir y concretar uno de sus mayores sueños: cantar en un programa radial. Este éxito se opaca cuando recibe los resultados de un examen médico: tenía tuberculosis. Era la primera llamada de alerta. Tras recuperarse, vuelve al canto con la famosa "Peña Ferrando". Ya eran los años '70 y la sociedad limeña mostraba una apertura por influencia de la radio, la televisión, los movimientos migratorios y el gobierno del general Velasco. Por ello, Lucha Reyes logra grabar un disco que incluía la canción que le otorgaría la eternidad: "Regresa". Sin embargo, su agitada vida hace que recaiga. Esta vez presentaba complicaciones cardiacas. Lucha Reyes falleció el 31 de octubre de 1973 cuando se dirigía a la Sociedad de Actores para celebrar el Día de la Canción Criolla.
Una simple biografía dirá que nació en el Rímac, en el barrio de Aromito, que tuvo 15 hermanos, que creció vendiendo loterías y mendigando y que casi muere carbonizada cuando se incendió su casa en los Barracones del Callao. Luego sería recogida por monjas franciscanas en el convento del Buen Retiro. Para el propio Adrianzén, "era la niña más pobre del mundo. Tan es así, que el primer valse que canta es "Abandonada", la historia de niña que mendiga por la ciudad y busca amor ("Vagaba sola por las calles, harapienta/ tenía el rostro demacrado por la crueldad").
Carente de toda técnica vocal, estudio musical o sofisticación artística, la voz de Lucha Reyes, prístina, se abrió paso en un mundo sin ecualizadores, en el que la música peruana se encontraba en apogeo o redescubrimiento gracias al velasquismo. Fue estrella en el circuito jaranero (que empezaba en el Karamanduka, pasaba por El Sentir de los Barrios, y cuyo trampolín era la Peña Ferrando -donde imitaba a Celia Cruz y a Lucha Reyes, una cantante mexicana homónima de comienzos de siglo), y luego alcanzó la fama grabando long plays que animarían hasta hoy los amores más desdichados de los bares de Barrios Altos y Cercado ("Aunque me odies", "Malabrigo", "Una carta al cielo"), y las polladas y anticuchadas de quienes aún se animan a reivindicar la limeñidad, si es que esto existe.
De "La Morena de Oro" no se sabe a ciencia cierta cuántos hijos tuvo ni cuántas parejas sentimentales, ni por qué no hizo nada por detener su muerte. Se sabe, sí, que se entregó a un destino que presentía (antes de fallecer mandó componer "Mi Última Canción" a Pedro Pacheco) dejando como testimonio de lucha su límpida voz de desgarro, que empató perfecto tanto con los criollos cholos-chinos-negros de la Lima proletaria de barriada, como con quienes redimían el valse peruano a través de Chabuca Granda (genio en las antípodas).
Cierto es también que "Regresa" es el non plus ultra de la lamentación nacional, y que figuras como la Reyes no volvieron a aparecer. Ella murió, como todo mito, joven (apenas 37 años), diabética, con una tuberculosis mal curada. Su fama apenas le duró 3 años, pero su leyenda obtuvo proporciones. La Edith Piaff peruana, para Michel Gómez, para otros la Billie Holiday, murió, como punto final de un guión imposible pero perfecto, en la víspera del Día de la Canción Criolla. Casi, como diciendo que nunca más se entendería una cosa sin la otra.
Carente de toda técnica vocal, estudio musical o sofisticación artística, la voz de Lucha Reyes, prístina, se abrió paso en un mundo sin ecualizadores, en el que la música peruana se encontraba en apogeo o redescubrimiento gracias al velasquismo. Fue estrella en el circuito jaranero (que empezaba en el Karamanduka, pasaba por El Sentir de los Barrios, y cuyo trampolín era la Peña Ferrando -donde imitaba a Celia Cruz y a Lucha Reyes, una cantante mexicana homónima de comienzos de siglo), y luego alcanzó la fama grabando long plays que animarían hasta hoy los amores más desdichados de los bares de Barrios Altos y Cercado ("Aunque me odies", "Malabrigo", "Una carta al cielo"), y las polladas y anticuchadas de quienes aún se animan a reivindicar la limeñidad, si es que esto existe.
De "La Morena de Oro" no se sabe a ciencia cierta cuántos hijos tuvo ni cuántas parejas sentimentales, ni por qué no hizo nada por detener su muerte. Se sabe, sí, que se entregó a un destino que presentía (antes de fallecer mandó componer "Mi Última Canción" a Pedro Pacheco) dejando como testimonio de lucha su límpida voz de desgarro, que empató perfecto tanto con los criollos cholos-chinos-negros de la Lima proletaria de barriada, como con quienes redimían el valse peruano a través de Chabuca Granda (genio en las antípodas).
Cierto es también que "Regresa" es el non plus ultra de la lamentación nacional, y que figuras como la Reyes no volvieron a aparecer. Ella murió, como todo mito, joven (apenas 37 años), diabética, con una tuberculosis mal curada. Su fama apenas le duró 3 años, pero su leyenda obtuvo proporciones. La Edith Piaff peruana, para Michel Gómez, para otros la Billie Holiday, murió, como punto final de un guión imposible pero perfecto, en la víspera del Día de la Canción Criolla. Casi, como diciendo que nunca más se entendería una cosa sin la otra.
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