Cajatambo (Lima)
La Microregión Cajatambo
Se encuentra ubicada al noreste del departamento de Lima, formando parte de la provincia de Cajatambo. Por el norte limita con el departamento de Ancash y al este con el departamento de Huánuco, a través del cual se enlaza con zonas tropicales de la selva.
La microregión ocupa el lugar colindante con la cordillera nevada del Huaylhuash, entre los 5,000 mts. y 2,400 mts. de altura y por ello una de las características de las nueve comunidades campesinas que alberga es que comparten diversos pisos ecológicos, desde la quebrada del valle interandino hasta el páramo o puna, de tal suerte que tienen la posibilidad de obtener una importante variedad de cultivos.
Sus temperaturas oscilan entre 2 grados centígrados y 20 grados centígrados con precipitaciones promedio de 500 mm. anuales, de las cuales entre enero y abril se producen 335 mm. (67%) y entre octubre y diciembre 129.5 mm. (26%), generándose un agudo déficit de agua de mayo a setiembre.
a. Las comunidades campesinas en el contexto local
Las comunidades campesinas cuyo asentamiento poblacional se halla en el mismo poblado de Cajatambo tienen como antecedente la existencia a partir de comienzos del siglo XVII, de cuatro asentamientos de indígenas: Manyan-Marka, Plateros Esclavos de Jesús, Antayhuaraz y Tambo. Particularmente, la Cofradía de Plateros Esclavos de Jesús tenía el privilegio de no estar obligada al servicio personal en mitas o encomiendas, pues su finalidad era introducir la religión católica mediante la construcción de iglesias; la compra de ornamentos, imágenes, andas y la contribución al ornato de las iglesias. Para este fin la Corona Española la había dotado de ganado vacuno, ganado de cerda y lanar de Castilla. Esta función la realizaron en tres estancias o haciendas: Huancapampa (hoy Uramasa), Ambarrafo y San Francisco de Nupi.
Para el funcionamiento de esta Cofradía, con sus respectivos campos y obrajes, se reagruparon algunos ayllus, pero además se trajeron mitayos de la costa. Se conoce que sus miembros realizaron trabajos como la fundición de campanas y la construcción de iglesias como la Virgen del Carmen de Tambo, San Sebastián, Cruzpata, Virgen de la Peregrina, Señor del Triunfo, Santa Cruz y San Juan Bautista de Utcas, de las cuales sólo quedan algunos restos por la acción destructiva de los movimientos sísmicos. Parece obvio señalar que la institución de esta cofradía estuvo muy relacionada con la práctica colonial de extirpación de idolatrías.
Aún no se ha estudiado la evolución de estas comunidades o ayllus originarios a las comunidades actualmente existentes, sin embargo, podemos señalar que las tierras de la cofradía Plateros Esclavos de Jesús pasaron en su mayor parte a los mestizos de Antay, hoy María Magdalena y Manyan-Marca quedó en parte con los mestizos de Tambo, retornando el resto del ayllu al antiguo asentamiento de Uramasa en 1905.
De esta manera aparecen las nuevas comunidades de mestizos de Antay y Tambo formadas por criollos, hijos de españoles e indios, quienes luego se llamaron Mozos o Mistis en los albores de la independencia. Posteriormente, en las últimas décadas, los mozos de Antay adoptaron el nombre de la virgen patrona local María Magdalena y los mozos de Tambo el de La Florida.
Hacia los años veinte del presente siglo ya se fue delineando la actual conformación y la ubicación de las comunidades en el espacio del centro poblado y, desde luego, también en los campos de riego, secano y altura. Así, Antay, que comúnmente se denominó Antay-Indio, se ubicó en la parte alta del pueblo junto con el sector mestizo de Antay-Mozo o María Magdalena. En la parte baja quedaron íntegramente Tambo-La Carmelita o Tambo-Indio y Tambo-Mozo o La Florida. La comunidad de Astobamba, en este proceso lento de delimitación de tierras, quedó totalmente fuera del ámbito del centro poblado consolidando su propio asentamiento, parcelas y pastizales al sur de Cajatambo.
Al margen de estas comunidades ubicadas en el núcleo de Cajatambo y que sufrieron redimensionamientos o cambios de ubicación, el resto de comunidades de la microregión: Utcas, Cajamarquilla, Chucchi y Palpas se mantuvieron en sus lugares originarios como lo muestran los títulos que conservan desde la época colonial.
Un factor desfavorable para Cajatambo ha sido su débil inserción política y económica en los espacios regionales. Así, en la época republicana de acuerdo a los particulares proyectos de cada grupo gobernante fue pasando de un departamento a otro: desde la independencia en 1821 hasta 1849 perteneció a los departamentos de Huaylas y Junín; de allí hasta 1916 integró el departamento de Ancash por disposición del Presidente Castilla; y, finalmente, por ley del Presidente José Pardo quedó ubicada en el ámbito político de Lima. Estos cambios de demarcación en definitiva reflejan las dificultades que ha tenido esta provincia para compatibilizar sus características sociales y económicas dentro de ámbitos más dinámicos y con integración propia.
Factor adicional que merece atención para evaluar el posterior comportamiento político y económico de la provincia y la microregión es el lento pero eficaz proceso de traslado de las tierras comunales de riego en favor de los medianos propietarios de origen mestizo. Si consideramos que en el lugar no se concedieron encomiendas, indudablemente el proceso de apropiación de las tierras del valle fue muy intenso y agresivo, al punto que logró despojar a todas las organizaciones de sus mejores recursos. Vale añadir que si bien la ley prohibía la compra-venta de tierras comunales, la efectiva apropiación por parte de los comuneros de sus parcelas bajo riego favoreció la formación de un mercado de tierras bajo las modalidades de venta directa o de hipoteca destinada a la celebración de fiestas religiosas de carácter obligatorio.
b) Población
Hoy día, según proyecciones realizadas a partir del censo de 1981, la población micregional se estima en 6,983 personas, de las cuales las 9 comunidades campesinas integran 3,370 (48.3%).
Se encuentra ubicada al noreste del departamento de Lima, formando parte de la provincia de Cajatambo. Por el norte limita con el departamento de Ancash y al este con el departamento de Huánuco, a través del cual se enlaza con zonas tropicales de la selva.
La microregión ocupa el lugar colindante con la cordillera nevada del Huaylhuash, entre los 5,000 mts. y 2,400 mts. de altura y por ello una de las características de las nueve comunidades campesinas que alberga es que comparten diversos pisos ecológicos, desde la quebrada del valle interandino hasta el páramo o puna, de tal suerte que tienen la posibilidad de obtener una importante variedad de cultivos.
Sus temperaturas oscilan entre 2 grados centígrados y 20 grados centígrados con precipitaciones promedio de 500 mm. anuales, de las cuales entre enero y abril se producen 335 mm. (67%) y entre octubre y diciembre 129.5 mm. (26%), generándose un agudo déficit de agua de mayo a setiembre.
a. Las comunidades campesinas en el contexto local
Las comunidades campesinas cuyo asentamiento poblacional se halla en el mismo poblado de Cajatambo tienen como antecedente la existencia a partir de comienzos del siglo XVII, de cuatro asentamientos de indígenas: Manyan-Marka, Plateros Esclavos de Jesús, Antayhuaraz y Tambo. Particularmente, la Cofradía de Plateros Esclavos de Jesús tenía el privilegio de no estar obligada al servicio personal en mitas o encomiendas, pues su finalidad era introducir la religión católica mediante la construcción de iglesias; la compra de ornamentos, imágenes, andas y la contribución al ornato de las iglesias. Para este fin la Corona Española la había dotado de ganado vacuno, ganado de cerda y lanar de Castilla. Esta función la realizaron en tres estancias o haciendas: Huancapampa (hoy Uramasa), Ambarrafo y San Francisco de Nupi.
Para el funcionamiento de esta Cofradía, con sus respectivos campos y obrajes, se reagruparon algunos ayllus, pero además se trajeron mitayos de la costa. Se conoce que sus miembros realizaron trabajos como la fundición de campanas y la construcción de iglesias como la Virgen del Carmen de Tambo, San Sebastián, Cruzpata, Virgen de la Peregrina, Señor del Triunfo, Santa Cruz y San Juan Bautista de Utcas, de las cuales sólo quedan algunos restos por la acción destructiva de los movimientos sísmicos. Parece obvio señalar que la institución de esta cofradía estuvo muy relacionada con la práctica colonial de extirpación de idolatrías.
Aún no se ha estudiado la evolución de estas comunidades o ayllus originarios a las comunidades actualmente existentes, sin embargo, podemos señalar que las tierras de la cofradía Plateros Esclavos de Jesús pasaron en su mayor parte a los mestizos de Antay, hoy María Magdalena y Manyan-Marca quedó en parte con los mestizos de Tambo, retornando el resto del ayllu al antiguo asentamiento de Uramasa en 1905.
De esta manera aparecen las nuevas comunidades de mestizos de Antay y Tambo formadas por criollos, hijos de españoles e indios, quienes luego se llamaron Mozos o Mistis en los albores de la independencia. Posteriormente, en las últimas décadas, los mozos de Antay adoptaron el nombre de la virgen patrona local María Magdalena y los mozos de Tambo el de La Florida.
Hacia los años veinte del presente siglo ya se fue delineando la actual conformación y la ubicación de las comunidades en el espacio del centro poblado y, desde luego, también en los campos de riego, secano y altura. Así, Antay, que comúnmente se denominó Antay-Indio, se ubicó en la parte alta del pueblo junto con el sector mestizo de Antay-Mozo o María Magdalena. En la parte baja quedaron íntegramente Tambo-La Carmelita o Tambo-Indio y Tambo-Mozo o La Florida. La comunidad de Astobamba, en este proceso lento de delimitación de tierras, quedó totalmente fuera del ámbito del centro poblado consolidando su propio asentamiento, parcelas y pastizales al sur de Cajatambo.
Al margen de estas comunidades ubicadas en el núcleo de Cajatambo y que sufrieron redimensionamientos o cambios de ubicación, el resto de comunidades de la microregión: Utcas, Cajamarquilla, Chucchi y Palpas se mantuvieron en sus lugares originarios como lo muestran los títulos que conservan desde la época colonial.
Un factor desfavorable para Cajatambo ha sido su débil inserción política y económica en los espacios regionales. Así, en la época republicana de acuerdo a los particulares proyectos de cada grupo gobernante fue pasando de un departamento a otro: desde la independencia en 1821 hasta 1849 perteneció a los departamentos de Huaylas y Junín; de allí hasta 1916 integró el departamento de Ancash por disposición del Presidente Castilla; y, finalmente, por ley del Presidente José Pardo quedó ubicada en el ámbito político de Lima. Estos cambios de demarcación en definitiva reflejan las dificultades que ha tenido esta provincia para compatibilizar sus características sociales y económicas dentro de ámbitos más dinámicos y con integración propia.
Factor adicional que merece atención para evaluar el posterior comportamiento político y económico de la provincia y la microregión es el lento pero eficaz proceso de traslado de las tierras comunales de riego en favor de los medianos propietarios de origen mestizo. Si consideramos que en el lugar no se concedieron encomiendas, indudablemente el proceso de apropiación de las tierras del valle fue muy intenso y agresivo, al punto que logró despojar a todas las organizaciones de sus mejores recursos. Vale añadir que si bien la ley prohibía la compra-venta de tierras comunales, la efectiva apropiación por parte de los comuneros de sus parcelas bajo riego favoreció la formación de un mercado de tierras bajo las modalidades de venta directa o de hipoteca destinada a la celebración de fiestas religiosas de carácter obligatorio.
b) Población
Hoy día, según proyecciones realizadas a partir del censo de 1981, la población micregional se estima en 6,983 personas, de las cuales las 9 comunidades campesinas integran 3,370 (48.3%).
Los pobladores de las cinco primeras comunidades residen en la ciudad de Cajatambo, conjuntamente con unas 600 familias de pequeños y medianos productores agropecuarios independientes. Así, como asentamiento poblacional principal tenemos a la ciudad de Cajatambo, que a la vez políticamente es la capital provincial, aunque existen otros poblados menores que son lugar de residencia del resto de comunidades, es el caso de Utcas, Cajamarquilla, Chucchi y Palpas. Estos centros poblados menores se hallan entre los 10 Km. y 20 Km. de Cajatambo, muy cerca de la vía transversal que une dicha ciudad con la costa con un recorrido de 144 Km. Vale agregar que entre la capital nacional, Lima, y la sede microregional existen 348 Km. que, por lo abrupto de su primer tramo (entre Cajatambo y la carretera Panamericana), tardan un promedio de 12 horas en recorrerse.
La distribución de la población asentada en las comunidades por grupos de edad muestra algunos datos importantes:
- La población infantil entre 1 y 14 años, representa el 40.8% de la población comunal total.
- La población en edad activa, entre 15 y 64 años, representa el 54.8% de la población total, y el estrato de más alto potencial laboral, es decir, aquel que va de los 15 a 39 años representa apenas el 26.2% de la población.
- La población anciana, mayor de 64 años, es sólo el 4.4% de la población total, lo que indica, por una parte, una alta tasa de fecundidad (que hace que el número relativo de menores sea tan alto) y, por otra, un promedio de vida relativamente bajo.
Haciendo un paralelo entre los porcentajes (por estratos) de residentes y migrantes, encontramos que en general dichas columnas son complementarias, conformando entre sí una pirámide de base amplia. Sin embargo, lo particular deriva del hecho que la población con mayor potencial de trabajo, es decir aquella entre los 15 y 39 años, se encuentran en sus 4/5 partes fuera de la comunidad. Esta situación determina que las comunidades afronten serios problemas para satisfacer sus requerimientos de mano de obra, cubriéndose tal déficit con la fuerza de trabajo de niños y ancianos.
La distribución de la población asentada en las comunidades por grupos de edad muestra algunos datos importantes:
- La población infantil entre 1 y 14 años, representa el 40.8% de la población comunal total.
- La población en edad activa, entre 15 y 64 años, representa el 54.8% de la población total, y el estrato de más alto potencial laboral, es decir, aquel que va de los 15 a 39 años representa apenas el 26.2% de la población.
- La población anciana, mayor de 64 años, es sólo el 4.4% de la población total, lo que indica, por una parte, una alta tasa de fecundidad (que hace que el número relativo de menores sea tan alto) y, por otra, un promedio de vida relativamente bajo.
Haciendo un paralelo entre los porcentajes (por estratos) de residentes y migrantes, encontramos que en general dichas columnas son complementarias, conformando entre sí una pirámide de base amplia. Sin embargo, lo particular deriva del hecho que la población con mayor potencial de trabajo, es decir aquella entre los 15 y 39 años, se encuentran en sus 4/5 partes fuera de la comunidad. Esta situación determina que las comunidades afronten serios problemas para satisfacer sus requerimientos de mano de obra, cubriéndose tal déficit con la fuerza de trabajo de niños y ancianos.
c) Recursos, infraestructura y producción agropecuaria
Las comunidades campesinas de Cajatambo, en forma similar que muchas otras de la sierra del Perú, realizan la explotación simultánea de diferentes zonas de producción, complementando el trabajo agropecuario de carácter familiar con algunas labores colectivas. En este sentido, tenemos que las partes bajas con riego son de explotación exclusiva de comuneros en forma familiar, las intermedias con poca agua o sin ella se trabajan por reparto comunal pero con beneficio particular, y las zonas altas de pastos son aprovechadas familiar o comunalmente, bajo forma de granjas o "canchas" comunales.
Estimaciones propias nos permiten señalar que en promedio las comunidades de la zona tienen en terreno bajo riego un 8% de sus tierras, de secano o dependiente de lluvias el 20%, pastos naturales de altura el 32% y en terrenos desnudos o de cobertura arbórea un 40%.
Al respecto hay que destacar algunos hechos importantes:
a) La existencia de un alto porcentaje de tierras sin capacidad productiva.
b) La posesión de un significativo potencial ganadero expresado en los pastos naturales que abarcan casi la tercera parte de sus territorios.
c) La reducida dimensión de sus áreas bajo riego, las cuales en definitiva son las que prioritariamente contribuyen a sustentar la producción de alimentos. A pesar que una quinta parte de tierras son de secano, tal área no cumple un rol relevante pues, por el uso rotativo que se les asigna, con períodos de descanso de aproximadamente 8 años, su disponibilidad se reduce significativamente.
En lo que respecta a la tierra y la producción agropecuaria es necesario tomar en cuenta que en Cajatambo el problema de la tierra está estrechamente ligado al problema del agua. En general, el valle en toda su área cultivable está pobremente irrigado, por cuanto el río Cuchichaca tiene una dotación de agua dependiente de las lluvias, que en la zona se caracterizan por su irregularidad e insuficiencia. Este hecho determina que las comunidades deban irrigar sus parcelas más productivas por medio de estanques que recogen filtraciones y pequeñas corrientes procedentes de los nevados.
Estas obras de infraestructura de riego son muy limitadas y artesanales, determinando que la potencialidad productiva de las tierras no sea elevada. A largo plazo la solución planteada por los campesinos es la construcción de un canal de 17 Km. de longitud que derivaría las aguas de la laguna Viconga -al pie de la Cordillera del Huaylhuash- al valle.
La carencia de obras de infraestructura de riego es muy similar a la de obras de electrificación, lo cual explica el incipiente desarrollo de la manufactura local. A este déficit notable de infraestructura de riego y energía se debe añadir el gran deterioro de las vías de transporte, que impide un acceso fluido al mercado de la costa.
Bajo este contexto de condiciones desfavorables, por la accidentada geografía de la microregión y la escasez de obras de infraestructura productiva, resulta importante analizar cuál es el nivel de recursos con que cuenta la unidad familiar para la subsistencia. En primer lugar, veamos el recurso tierra bajo sus modalidades de riego y secano.
Como se puede apreciar el promedio familiar de tierras bajo riego es de una hectárea y media y en secano apenas de un tercio de hectárea o lo que se denomina en la zona "una yugada". Dichos promedios generales son similares a los que observan otras comunidades tradicionales de la sierra peruana. Estos datos muestran la existencia de marcados rasgos de diferenciación en la posesión de tierras entre comunidades. Resalta que las comunidades ubicadas en el perímetro de la ciudad de Cajatambo tienen menos tierras que aquellas que se encuentran hacia el sur-oeste.
Las comunidades campesinas de Cajatambo, en forma similar que muchas otras de la sierra del Perú, realizan la explotación simultánea de diferentes zonas de producción, complementando el trabajo agropecuario de carácter familiar con algunas labores colectivas. En este sentido, tenemos que las partes bajas con riego son de explotación exclusiva de comuneros en forma familiar, las intermedias con poca agua o sin ella se trabajan por reparto comunal pero con beneficio particular, y las zonas altas de pastos son aprovechadas familiar o comunalmente, bajo forma de granjas o "canchas" comunales.
Estimaciones propias nos permiten señalar que en promedio las comunidades de la zona tienen en terreno bajo riego un 8% de sus tierras, de secano o dependiente de lluvias el 20%, pastos naturales de altura el 32% y en terrenos desnudos o de cobertura arbórea un 40%.
Al respecto hay que destacar algunos hechos importantes:
a) La existencia de un alto porcentaje de tierras sin capacidad productiva.
b) La posesión de un significativo potencial ganadero expresado en los pastos naturales que abarcan casi la tercera parte de sus territorios.
c) La reducida dimensión de sus áreas bajo riego, las cuales en definitiva son las que prioritariamente contribuyen a sustentar la producción de alimentos. A pesar que una quinta parte de tierras son de secano, tal área no cumple un rol relevante pues, por el uso rotativo que se les asigna, con períodos de descanso de aproximadamente 8 años, su disponibilidad se reduce significativamente.
En lo que respecta a la tierra y la producción agropecuaria es necesario tomar en cuenta que en Cajatambo el problema de la tierra está estrechamente ligado al problema del agua. En general, el valle en toda su área cultivable está pobremente irrigado, por cuanto el río Cuchichaca tiene una dotación de agua dependiente de las lluvias, que en la zona se caracterizan por su irregularidad e insuficiencia. Este hecho determina que las comunidades deban irrigar sus parcelas más productivas por medio de estanques que recogen filtraciones y pequeñas corrientes procedentes de los nevados.
Estas obras de infraestructura de riego son muy limitadas y artesanales, determinando que la potencialidad productiva de las tierras no sea elevada. A largo plazo la solución planteada por los campesinos es la construcción de un canal de 17 Km. de longitud que derivaría las aguas de la laguna Viconga -al pie de la Cordillera del Huaylhuash- al valle.
La carencia de obras de infraestructura de riego es muy similar a la de obras de electrificación, lo cual explica el incipiente desarrollo de la manufactura local. A este déficit notable de infraestructura de riego y energía se debe añadir el gran deterioro de las vías de transporte, que impide un acceso fluido al mercado de la costa.
Bajo este contexto de condiciones desfavorables, por la accidentada geografía de la microregión y la escasez de obras de infraestructura productiva, resulta importante analizar cuál es el nivel de recursos con que cuenta la unidad familiar para la subsistencia. En primer lugar, veamos el recurso tierra bajo sus modalidades de riego y secano.
Como se puede apreciar el promedio familiar de tierras bajo riego es de una hectárea y media y en secano apenas de un tercio de hectárea o lo que se denomina en la zona "una yugada". Dichos promedios generales son similares a los que observan otras comunidades tradicionales de la sierra peruana. Estos datos muestran la existencia de marcados rasgos de diferenciación en la posesión de tierras entre comunidades. Resalta que las comunidades ubicadas en el perímetro de la ciudad de Cajatambo tienen menos tierras que aquellas que se encuentran hacia el sur-oeste.
Particularmente, Antay y La Florida, que en superficie comunal total tienen las mayores cifras, son las que en plano familiar presentan menores áreas de tierras habilitadas. Habría que añadir que a pesar de la pequeña extensión de tierras que poseen las familias, algunas de ellas llegan a cultivar 8 ó 9 productos. Sin embargo, la alfalfa y el maíz cubren entre ambos el 54% de las tierras de riego; y la papa, si bien sólo cubre el 11% de las áreas de riego, en secano alcanza el 56% de las áreas trabajadas.
La producción ganadera es la otra gran ocupación del campesinado local. Para su desarrollo se aprovechan los pastos naturales de altura que, por estar a libre disposición de la comunidad, permiten que la crianza no implique otros costos que la mano de obra. Las familias usan con este mismo fin los terrenos de temporada o secano (donde también crece pasto natural en sus épocas de descanso), los "rastrojos" o restos agrícolas de las cosechas y también pequeños sectores de alfalfa cultivados en los terrenos bajo riego.
Los datos nos permiten precisar que el promedio de vacunos es de 5.9 cabezas por familia, aunque el 26.6% de dichas familias no posee este tipo de animales. El promedio de ovinos es de 17.3 cabezas por familia, con un 35.5% de familias que no cuenta con animales de esta especie. Es posible, además, afirmar que no existe especialización ganadera, combinándose ambos tipos de crianza.
De este cuadro también se desprende que existen tipos divergentes de comunidades en lo que se refiere a potencialidad de explotación ganadera:
a) Algunas comunidades, como Astobamba que duplican e incluso triplican -en vacunos y ovinos, respectivamente- los promedios microregionales, con reducidos porcentajes de comuneros que no tienen hatos familiares, y,
b) Otras comunidades, como La Florida que no llegan a la mitad o tercera parte del promedio general vacunos y ovinos respectivamente, con cifras cercanas al 50% de comuneros que no poseen ninguna cabeza de ganado.
La producción ganadera es la otra gran ocupación del campesinado local. Para su desarrollo se aprovechan los pastos naturales de altura que, por estar a libre disposición de la comunidad, permiten que la crianza no implique otros costos que la mano de obra. Las familias usan con este mismo fin los terrenos de temporada o secano (donde también crece pasto natural en sus épocas de descanso), los "rastrojos" o restos agrícolas de las cosechas y también pequeños sectores de alfalfa cultivados en los terrenos bajo riego.
Los datos nos permiten precisar que el promedio de vacunos es de 5.9 cabezas por familia, aunque el 26.6% de dichas familias no posee este tipo de animales. El promedio de ovinos es de 17.3 cabezas por familia, con un 35.5% de familias que no cuenta con animales de esta especie. Es posible, además, afirmar que no existe especialización ganadera, combinándose ambos tipos de crianza.
De este cuadro también se desprende que existen tipos divergentes de comunidades en lo que se refiere a potencialidad de explotación ganadera:
a) Algunas comunidades, como Astobamba que duplican e incluso triplican -en vacunos y ovinos, respectivamente- los promedios microregionales, con reducidos porcentajes de comuneros que no tienen hatos familiares, y,
b) Otras comunidades, como La Florida que no llegan a la mitad o tercera parte del promedio general vacunos y ovinos respectivamente, con cifras cercanas al 50% de comuneros que no poseen ninguna cabeza de ganado.
Estos datos referentes a la posesión de tierra y ganado son muy importantes pues nos van a delinear rasgos acerca de la estructura ocupacional de los comuneros. Así, las comunidades que se ubican fuera del centro urbano de Cajatambo (incluyendo Astobamba) muestran una clara tendencia a que sus integrantes se dediquen casi exclusivamente al trabajo familiar agropecuario, mientras que las comunidades enclavadas en el perímetro urbano -en función a la escasez de recursos- incluyen a sus miembros en actividades artesanales independientes y en la venta de fuerza de trabajo. Este último caso está muy bien representado por la comunidad campesina de La Florida, que con un promedio familiar de posesión de tierras de riego menor a un hectárea, apenas 2.5 vacunos y 5 ovinos, debe de incluir a sus miembros, en variadas ocupaciones a fin de complementar ingresos; así tenemos peones (35.1%), carpinteros y albañiles (23.6%), tejedores (11.8%), comerciantes y empleados (11.8%), panaderos (5.9%), cocineras (5.9%) y herreros (5.9%).
Sin embargo, anteriormente señalamos que en Cajatambo habitan unas 600 familias no adscritas a comunidades campesinas. Estas unidades son muy heterogéneas y van desde las propiedades de medianos ganaderos, que han logrado posesionarse de las escasas tierras del valle, hasta pequeños agricultores del nivel similar o menor que un comunero. En el primer grupo, que lo estimamos en 30 familias, el promedio de tierras bajo riego es de 14.1 Has.; la posesión familiar de ganado llega a las 73.2 cabezas, siendo de ellas 35 de raza mejorada y 38.2 de ganado criollo de altura; finalmente, también tienen en promedio 34 unidades de ovinos.
En el plano microregional este expectante nivel de posesión pone en evidencia marcadas diferencias en el capital, el ingreso y también en el acceso al mercado. De este sector de propietarios proceden las autoridades locales como representando un grupo de poder local.
Como señalamos inicialmente la producción local es limitada y los rendimientos bajos; situación que obedece a la escasa calidad de las tierras, las cuales a medida que aumentan en altitud disminuyen en potencialidad productiva, así como a la existencia de limitados recursos hídricos, bajo nivel de capitalización, tecnología poco adecuada a la zona y, en general, condiciones ecológicas desfavorables para las actividades productivas.
Así, en el ámbito de la producción agrícola -en terrenos que normalmente tienen entre 0.25 y 1 hectárea- los promedios de rendimiento por hectárea son de la siguiente magnitud:
- Papa ......................... 3,400 Kg. x Ha.
- Maíz ......................... 580 Kg. x Ha.
- Cebada ....................... 520 Kg. x Ha.
- Trigo ........................ 510 Kg. x Ha.
- Habas ........................ 600 Kg. x Ha.
- Olluco ....................... 760 Kg. x Ha.
Estos datos dan cuenta de la escasa productividad de la tierra, pues si tomamos como referencia sólo cuatro productos: papa, maíz, cebada y trigo, observaremos que en todos los casos los promedios nacionales son superiores en aproximadamente el 100%, cifra que en el caso de la papa es aún más elevada.
En la crianza de ganado, cada familia obtiene como producto un promedio de 1.38 vacunos y 2.94 ovinos por año, que fundamentalmente los destina a la venta para el mercado de la costa, a través de comerciantes que llegan hasta los lugares de producción.
Una consecuencia de que la producción pecuaria tenga como destino final la colocación de los animales vivos en el mercado de la costa, es que la industria local sea casi inexistente y, por tanto, también el aprovechamiento de subproductos como el cuero y la lana. Aunque es necesario mencionar que algunas familias con recursos productivos y capital han desarrollado un incipiente sector de transformación de la leche en queso, mantequilla y dulce (manjarblanco).
Este panorama de los recursos, la infraestructura y la producción misma queremos finalizarlo indicando su impacto en el ingreso familiar. Este indicador podría darnos indicios acerca de los factores que condicionan la migración hacia las ciudades de la costa.
El ingreso promedio estimado es de 60.1 dólares americanos mensuales. Como primera observación debemos de anotar que es bastante menor (50%) que el ingreso promedio que obtienen las familias del sector moderno de la agricultura, el cual, según estimaciones del CEDEP,asciende hasta los $90 dólares americanos como promedio mensual (CEDEP 1984: XI).
Entre las comunidades del área encontramos una fuerte diferenciación. Son ilustrativos los casos extremos de La Florida donde el promedio apenas llega a $38.2 y el de Astobamba que asciende a $103.5.
Sin embargo, anteriormente señalamos que en Cajatambo habitan unas 600 familias no adscritas a comunidades campesinas. Estas unidades son muy heterogéneas y van desde las propiedades de medianos ganaderos, que han logrado posesionarse de las escasas tierras del valle, hasta pequeños agricultores del nivel similar o menor que un comunero. En el primer grupo, que lo estimamos en 30 familias, el promedio de tierras bajo riego es de 14.1 Has.; la posesión familiar de ganado llega a las 73.2 cabezas, siendo de ellas 35 de raza mejorada y 38.2 de ganado criollo de altura; finalmente, también tienen en promedio 34 unidades de ovinos.
En el plano microregional este expectante nivel de posesión pone en evidencia marcadas diferencias en el capital, el ingreso y también en el acceso al mercado. De este sector de propietarios proceden las autoridades locales como representando un grupo de poder local.
Como señalamos inicialmente la producción local es limitada y los rendimientos bajos; situación que obedece a la escasa calidad de las tierras, las cuales a medida que aumentan en altitud disminuyen en potencialidad productiva, así como a la existencia de limitados recursos hídricos, bajo nivel de capitalización, tecnología poco adecuada a la zona y, en general, condiciones ecológicas desfavorables para las actividades productivas.
Así, en el ámbito de la producción agrícola -en terrenos que normalmente tienen entre 0.25 y 1 hectárea- los promedios de rendimiento por hectárea son de la siguiente magnitud:
- Papa ......................... 3,400 Kg. x Ha.
- Maíz ......................... 580 Kg. x Ha.
- Cebada ....................... 520 Kg. x Ha.
- Trigo ........................ 510 Kg. x Ha.
- Habas ........................ 600 Kg. x Ha.
- Olluco ....................... 760 Kg. x Ha.
Estos datos dan cuenta de la escasa productividad de la tierra, pues si tomamos como referencia sólo cuatro productos: papa, maíz, cebada y trigo, observaremos que en todos los casos los promedios nacionales son superiores en aproximadamente el 100%, cifra que en el caso de la papa es aún más elevada.
En la crianza de ganado, cada familia obtiene como producto un promedio de 1.38 vacunos y 2.94 ovinos por año, que fundamentalmente los destina a la venta para el mercado de la costa, a través de comerciantes que llegan hasta los lugares de producción.
Una consecuencia de que la producción pecuaria tenga como destino final la colocación de los animales vivos en el mercado de la costa, es que la industria local sea casi inexistente y, por tanto, también el aprovechamiento de subproductos como el cuero y la lana. Aunque es necesario mencionar que algunas familias con recursos productivos y capital han desarrollado un incipiente sector de transformación de la leche en queso, mantequilla y dulce (manjarblanco).
Este panorama de los recursos, la infraestructura y la producción misma queremos finalizarlo indicando su impacto en el ingreso familiar. Este indicador podría darnos indicios acerca de los factores que condicionan la migración hacia las ciudades de la costa.
El ingreso promedio estimado es de 60.1 dólares americanos mensuales. Como primera observación debemos de anotar que es bastante menor (50%) que el ingreso promedio que obtienen las familias del sector moderno de la agricultura, el cual, según estimaciones del CEDEP,asciende hasta los $90 dólares americanos como promedio mensual (CEDEP 1984: XI).
Entre las comunidades del área encontramos una fuerte diferenciación. Son ilustrativos los casos extremos de La Florida donde el promedio apenas llega a $38.2 y el de Astobamba que asciende a $103.5.
Observamos que un alto ingreso relativo (Astobamba, Chucchi, Antay) está asociado a la venta de ganado para el mercado de la costa. Alternativamente, un bajo ingreso estaría asociado a la no posesión de tierra y ganado, lo cual determina la venta de fuerza de trabajo.
Es importante destacar que en las comunidades ubicadas en el perímetro de la influencia de Cajatambo -sede provincial, el ingreso tiende a ser menor que en aquellas comunidades que se encuentran más apartadas. Al interior de las comunidades también encontramos una notable diferenciación que se acentúa más en organizaciones con poca fuerza asociativa y conducción- el caso de aquellas de Cajatambo -ciudad- en las cuales los pastos y tierras de riego tienden a ser de usufructo privado, muchas veces en beneficio de arrendatarios ajenos a la comunidad.
d) Los servicios sociales
Aún cuando solamente nos ocuparemos de los servicios de educación y salud, es necesario señalar que ambos son deficitarios y en muchos casos motivo expreso del traslado de campesinos -sobre todo jóvenes- a las ciudades costeras mejor equipadas. Hay que indicar al respecto, que el servicio educativo formal es particularmente apreciado en la zona como vehículo de movilidad social.
Esta alta valoración asignada a la educación tiene relación directa con el bajo nivel educativo que tienen los jefes de familia. Así, encontramos que el 6% de jefes de familia es analfabeto y el 47.4% sólo tiene educación primaria incompleta. Este estrato agrupa a un conjunto de personas que a pesar de haber concurrido alguna vez a la escuela, funcionalmente también son analfabetas, pues por falta de práctica han perdido los conocimientos recibidos a través de la educación formal.
Al momento, los servicios educativos en la ciudad de Cajatambo están constituidos por tres pequeñas escuelas: una de educación inicial, una primaria y una secundaria. Las comunidades de Utcas y Cajamarquilla tienen escuela primaria y secundaria desde hace diez años, Astobamba, Chucchi y Palpas sólo cuentan con escuelas primarias para una población escolar que no excede los 100 educandos.
Estas escuelas tiene como problema principal su precaria edificación, levantada con los escasos recursos con que cuenta cada localidad. A ello habría que añadir otros factores que limitan la calidad de la educación en la microregión, así tenemos:
a) La deficiente formación académica de los educadores, los cuales consiguen ingresar a la carrera docente luego de concluir la secundaria mediante influencias burocráticas o políticas. Este problema incluso tiende a acentuarse en aquellos colegios más apartados de Cajatambo (Utcas, Cajamarquilla), los cuales gozan de menor prestigio.
b) Poca continuidad en la asistencia a las escuelas, fenómeno que es producto de la eventual pero recurrente necesidad de fuerza de trabajo no asalariada al interior de la familia.
Sin embargo, un factor que estimula vigorosamente la salida de los jóvenes hacia ciudades de la costa es la necesidad de lograr una calificación profesional o técnica más allá de la escuela secundaria. La inexistencia de este servicio en la provincia y su demanda, entre niños y jóvenes como una necesidad vital, condicionan que año a año el contingente migratorio con este fin se haya incrementado.
Bajo menor presión que el servicio educativo, también se encuentra la demanda de los servicios de salud, aunque el ejercicio de la medicina tradicional tiende a neutralizar el efecto negativo que pudiera tener la carencia de dicha atención. Al respecto, cabe indicar que para todo el ámbito provincial, que incluye tres microregiones, existe tan sólo una Posta Médica a cargo de un médico, una obstetriz, una enfermera y dos promotores de salud.
En conclusión, queremos remarcar que la educación y la salud, son tan sólo dos aspectos que reflejan la situación precaria de los poblados andinos y que se incorporan como factores condicionantes de la migración interna a las ciudades costeras.
Es importante destacar que en las comunidades ubicadas en el perímetro de la influencia de Cajatambo -sede provincial, el ingreso tiende a ser menor que en aquellas comunidades que se encuentran más apartadas. Al interior de las comunidades también encontramos una notable diferenciación que se acentúa más en organizaciones con poca fuerza asociativa y conducción- el caso de aquellas de Cajatambo -ciudad- en las cuales los pastos y tierras de riego tienden a ser de usufructo privado, muchas veces en beneficio de arrendatarios ajenos a la comunidad.
d) Los servicios sociales
Aún cuando solamente nos ocuparemos de los servicios de educación y salud, es necesario señalar que ambos son deficitarios y en muchos casos motivo expreso del traslado de campesinos -sobre todo jóvenes- a las ciudades costeras mejor equipadas. Hay que indicar al respecto, que el servicio educativo formal es particularmente apreciado en la zona como vehículo de movilidad social.
Esta alta valoración asignada a la educación tiene relación directa con el bajo nivel educativo que tienen los jefes de familia. Así, encontramos que el 6% de jefes de familia es analfabeto y el 47.4% sólo tiene educación primaria incompleta. Este estrato agrupa a un conjunto de personas que a pesar de haber concurrido alguna vez a la escuela, funcionalmente también son analfabetas, pues por falta de práctica han perdido los conocimientos recibidos a través de la educación formal.
Al momento, los servicios educativos en la ciudad de Cajatambo están constituidos por tres pequeñas escuelas: una de educación inicial, una primaria y una secundaria. Las comunidades de Utcas y Cajamarquilla tienen escuela primaria y secundaria desde hace diez años, Astobamba, Chucchi y Palpas sólo cuentan con escuelas primarias para una población escolar que no excede los 100 educandos.
Estas escuelas tiene como problema principal su precaria edificación, levantada con los escasos recursos con que cuenta cada localidad. A ello habría que añadir otros factores que limitan la calidad de la educación en la microregión, así tenemos:
a) La deficiente formación académica de los educadores, los cuales consiguen ingresar a la carrera docente luego de concluir la secundaria mediante influencias burocráticas o políticas. Este problema incluso tiende a acentuarse en aquellos colegios más apartados de Cajatambo (Utcas, Cajamarquilla), los cuales gozan de menor prestigio.
b) Poca continuidad en la asistencia a las escuelas, fenómeno que es producto de la eventual pero recurrente necesidad de fuerza de trabajo no asalariada al interior de la familia.
Sin embargo, un factor que estimula vigorosamente la salida de los jóvenes hacia ciudades de la costa es la necesidad de lograr una calificación profesional o técnica más allá de la escuela secundaria. La inexistencia de este servicio en la provincia y su demanda, entre niños y jóvenes como una necesidad vital, condicionan que año a año el contingente migratorio con este fin se haya incrementado.
Bajo menor presión que el servicio educativo, también se encuentra la demanda de los servicios de salud, aunque el ejercicio de la medicina tradicional tiende a neutralizar el efecto negativo que pudiera tener la carencia de dicha atención. Al respecto, cabe indicar que para todo el ámbito provincial, que incluye tres microregiones, existe tan sólo una Posta Médica a cargo de un médico, una obstetriz, una enfermera y dos promotores de salud.
En conclusión, queremos remarcar que la educación y la salud, son tan sólo dos aspectos que reflejan la situación precaria de los poblados andinos y que se incorporan como factores condicionantes de la migración interna a las ciudades costeras.
(Fuente: ENTRE EL CAMPO Y LA CIUDAD: estrategias migratorias frente a la crisis autor ENRIQUE RODRÍGUEZ DOIG. CEDEP-Centro de Estudios para el Desarrollo y la Participación. Lima-1994. En: BIBLIOTECA VIRTUAL - SALA DE LECTURA. CONSEJO LATINOAMERICANO DE CIENCIAS SOCIALES (CLACSO))
Enlaces : Distrito Cajatambo
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